La ciudadanía europea, la del sur sobre todo, seguimos sufriendo las
consecuencias de la crisis, sus “inevitables” ajustes, y su salida: dicen. Salida
para quienes la provocaron y aprovechan para “engordar” y permanencia, y ahondamiento
en la misma si cabe para el común de los mortales.
En España, las multas por
incumplimiento del Gobierno y otros desajustes que hemos de pagar los de
siempre con más ajustes, para salvar también a los de siempre, no paran de
darnos alegrías. Por si alguien tenía dudas, la multa anunciada, y no en
diferido, llega después de las elecciones y no es casualidad, aunque hubiese dado lo mismo: ni
multas, ni engaños, ni saqueos, ni bandidaje, ni na - el piñón fijo no lo mueve
ni las balas.
Estos ajustes debiera asumirlos esa
parte de la población que aplaude y está de acuerdo, ¿no les parece?
La última alegría que llega desde
Bruselas nos sorprende en forma de hipoteca, que bien podemos asumir como una
multa más. Desde España teníamos una cierta fe en los tribunales europeos,
confiando que su autoridad en materia de justicia fuese ecuánime y condicionase
a los españoles a obrar en consecuencia y no en favor del poder, como suele ocurrir
con cierta facilidad.
Y aquí no se trata, quede claro, de valorar positivamente aquello que nos favorece
y en sentido contrario lo que no. Más bien debemos procurar utilizar el
raciocinio lógico.
Las cláusulas suelo, gracias al rigor
y valentía de algún juez español, todo hay que decirlo, y también la presión
social, iniciaron un recorrido para invertir el camino que supuso y supone este
abuso. Siempre es necesaria la sentencia de una instancia superior que siente
jurisprudencia para que después el camino sea más llano. Llegar ahí, exige tiempo y muchas
vueltas.
Todo el mundo (menos los bancos,
claro) conoce y reconoce que la cláusula techo y suelo es una práctica sumamente
abusiva, que se pone en circulación en base a la buena fe y confianza por parte
del comprador en una entidad como es el banco, y la mala fe de éste, aunque sí
ajustada a legalidad, que para eso mandan: ¿quién podía pensar que un banco nos
la estuviese liando parda?
Pues siendo así a día de hoy, se obliga a aquellos bancos que obtuvieron
de forma abusiva tal impuesto a que devuelvan a sus clientes el importe cobrado
en exceso desde mayo de 2013.
Me pregunto: si realmente es algo abusivo, impropio e improcedente, como
hoy está reconocido, ¿Cuál es la causa por la que no se obliga a retrotraer
cantidades desde el inicio del abuso?, ¿por qué sólo desde el 2013?
Pues bien, se esperaba una posición desde Bruselas ajustada a justicia y
sentido común, nunca en los términos que se produjo y menos en base a algún
argumento esgrimido que apunto.
Resulta que se ha de tener en consideración el quebranto que supone para la banca
española asumir la devolución de aquello que cobraron en exceso desde el inicio
del atropello (unos 7.500 millones se estima). ¿Se puede considerar este
razonamiento ajustado a derecho?
Ni quebranto ni historias para no dormir. Una de dos: o es un procedimiento
serio, ajustado a derecho y todos los etc., que queramos, en cuyo caso no hay
nada que objetar, o no. Y si es no, como
está reconocido, han de devolver lo que ingresaron de forma impropia hasta el
último céntimo, sin contar los intereses de mora que ellos sí nos habrían facturado.
“Fin del capítulo”
No importa el quebranto que supone a
millones de familias, no. Lo importante es el quebranto, (que tampoco veo por
ningún lado más allá de un argumento – justificación) que procura al poderoso Sr
del bombín.
Siete mil quinientos millones es un
quebranto para la banca española. ¿Ustedes lo ven así? Sinceramente yo no. Les
hemos dado 40.000 millones para tapar sus agujeros y vergüenzas de forma
directa, más lo que no sabemos, y nadie se preocupó del quebranto social que
produciría.
Digo bien: les hemos dado y nadie nos preguntó, pero sí nos obligaron.
Esto sí es ajustado a derecho, responsable y respetuoso con la gente.
Recuerdo cuando el Presidente del Gobierno nos dijo, antes de serlo, que
ni un euro de dinero público para la banca, para después anunciarnos cuando ya
era Presidente y les había dado esos 40.000 o lo que fuere y no sabemos todavía,
que lo daba por no recuperable. ¡Tan ancho!, pero aprovecho e insisto una vez
más: hace bien, sabe que le seguimos aplaudiendo.
En este juicico europeo, tengo la impresión que el lobby funcionó muy bien, pero
también que es una batalla más. La guerra no está terminada y hemos de seguir
luchando hasta el final. Más allá de aquello que pueda afectar a un caso u otro:
por un simple criterio de justicia.
D. Robles