sábado, 17 de junio de 2017

EL PODER DE LA DES - INFORMACIÓN

Sube enteros mi perplejidad y también cabreo cada vez que, conociendo una noticia, un hecho, veo el tratamiento que se hace de ello por parte de medios de comunicación al conjunto de la ciudadanía.

Hay veces que puede resultar escandaloso. 
Sea a nivel local, sea autonómico o estatal, los medios transmiten la información en función de lo que interesa a su línea editorial sin el menor interés en hacer una radiografía de lo que está ocurriendo; siendo su deber. A lo que hay que añadir la dura cara que tienen algunos afirmando rigor. 
¿Se salva alguno? Tal vez en el terreno digital podemos encontrar alguna excepción. En el campo tradicional sobran dedos de una mano para contarlos.

Tratan de influir, de crear opinión y lamentablemente lo consiguen. Vivimos en una sociedad corrupta y corrompida y si alguien está dispuesto/a a cambiar el rumbo de las cosas le “acribillan” para que desista. Las raíces de la indecencia son profundas.  

En buena e interesada comunión: PODERES ASOCIADOS S.A., se encargan de convencer al rebaño de aquello que quieren asegurar. 
La expresión rebaño no la entiendan como sinónimo de borrego, aunque en muchos casos tendría aplicación literal, sino como concepto utilizado en sociología cuando se habla del rebaño y su líder.

En estos días se discutió en La Carrera de S. Gerónimo una moción de censura. No voy a valorar la misma puesto que en lugar de ser una sesión propositiva como debiera, que para eso ha de servir una moción, no pasó de ser un mitin en sede parlamentaria.
Voy más bien al motivo de mi reflexión: la comunicación que se elabora de la misma. 

Podemos encontrarnos con tres situaciones diferentes:
-Quien la haya seguido en directo y extrajo su conclusión. Seguro la más objetiva.
-Quien lo hizo a través de los medios y obtuvo la suya, y aquí según cual haya sido la referencia pudo encontrarse con tres o seis escenarios diferentes.
-También quien haya pasado de ella.
Cualquiera de las tres es lícita y respetable. El problema con que se encuentran dos ciudadanos que hayan generado una conclusión por medio diferente es que asisten a dos realidades distintas.

Si nos fijamos en las entrevistas, observaremos cómo entrevistadores/as sacan la palma o las uñas según a quien estén entrevistando. ¿Es esto ecuanimidad  y profesionalidad, o bien obedece a otra motivación y objetivo?

Llego a una  conclusión, entre otras: los medios de comunicación viven, en gran medida de la leche que da la vaca pública, es decir, los impuestos de todos nosotros, por lo que han de mantener acondicionado el establo y cuidar al proveedor no vaya a ser que se les compliquen las cosas y la vaca llegue al otoño de su producción. Les importa “un carajo” decir la verdad o no, informar o callar. Todo depende, y en este caso también cuenta el cuándo y cómo. 
Si uno tiene la tentación de no ser obediente y no pasar por caja, “leña al mono hasta que hable inglés” Esa es la objetividad de algunos medios.
El trabajo que debe suponer tener que tratar una foto para excluir de ella a un personaje cuyo medio no acepta que salga en ella, pongo como ejemplo de un largo etc. o buscando la más favorecedora en otros.
Ya sabemos que a más publicidad mejor trato y a menos más leña. A esto se le llama rigor.

En el ámbito local, si hacemos un muestreo por algunas localidades el caso puede rozar el esperpento, incluso ver como algún medio roza los límites del respeto y educación. ¡Hay que ver dónde se llega! Y lo que nos queda por ver.

En definitiva: si quieren estar informados, nunca se fíen en primera instancia de lo primero que vean en su medio habitual y busquen contrastar la información. Es posible. Llevarán grandes sorpresas y no vivirán tan intoxicados, a la vez que serán capaces de crear una opinión más real que aquella que nos dan servida.

Dicho todo esto, he de romper una lanza en favor de aquellos profesionales de los medios que de forma individual, sobre todo, hacen periodismo. Esos, gracias a los cuales la gente común conocemos hechos que de otro modo sería imposible. Esos que lejos de las líneas editoriales de los medios ejercen su profesión con compromiso y rigor. Esos a quienes no pudieron comprar, todavía, los poderes editoriales.

Confiemos en su pervivencia y que, poco a poco, la perversión del sistema abra paso a un cierto nivel de dignidad.
¿Será posible? Veremos

                                                                       D. Robles