España es un país tan prolífico
abriendo debates como torpe a la hora de cerrarlos. Debates que se elevan al
terreno de la polémica, salen de la discusión sosegada y acaban en la
crispación del no entendimiento.
La educación es uno de esos. Un debate que en España se
tendría que haber cerrado hace décadas, sigue vivo y todo apunta que seguirá.
Pilar fundamental para el desarrollo de cualquier
sociedad.
Naciones Unidas, el trece de diciembre de 2006 promulgó la
Convención de los derechos de las personas con discapacidad.
En el apartado educativo dice con absoluta claridad cuál ha
de ser el itinerario que ha de seguir el sistema en los países miembro que se adhieren a la
misma para favorecer la educación inclusiva y hacer evolucionar la segregación
que favorece la especial: aquella que se imparte en centros específicos y para
un alumnado muy concreto (recordemos que la adhesión es vinculante).
España suscribe la Convención en marzo del 2008. Foto muy atractiva
mediáticamente cuyo resultado inmediato puedo traducirlo en la forma siguiente:
Muchas señorías que salieron en aquella foto no sabían qué acababan de
suscribir, y el resto, al día siguiente se olvidaron qué habían hecho.
Pues bien, llegados a este punto, el CERMI estatal denuncia
ante Naciones Unidas el olvido del compromiso (conviene también recordar que la
LOMCE, no sólo no cumple la instrucción de la Convención sino que la vulnera).
El Gobierno actual activa el mecanismo para avanzar hacia el
horizonte trazado y ¿qué ocurre?
Desde el propio sector de la discapacidad, una parte se
levanta en barricadas cuan si un holocausto accediese a la antesala de su casa.
Hay que decir que la escuela es el primer paso que damos en
la vida en el campo de la socialización. Nadie puede estar por ello excluido de
este derecho fundamental: el derecho a la educación, y una educación inclusiva en
entornos normalizados y espacios comunes.
En la actualidad conviven dos modelos educativos diferentes que buscan esa respuesta a las necesidades educativas especiales (NEE): la escuela ordinaria y la escuela especial.
La Convención pone en valor la diversidad con muy buen criterio y sentido, y dice que la
educación ha de darse en una escuela ordinaria por razones más que obvias.
La especial por su condición de especificidad no permite que
el alumnado infantil y juvenil conviva en un mismo entorno, sino que, como su
nombre indica, es específica.
No hay duda que esta opción es segregadora por cuanto no
permite la confluencia de todos los niños y niñas.
Llevo muchos días escuchando a defensores de esta opción
decir que la EE es inclusiva y no dejo de preguntarme cómo es posible que sea
inclusivo lo que separa. Si separa segrega. Lo que incluye une. ¿Es posible
vivir tal contradicción y defender tales postulados?
Al parecer sí.
Ahora bien, cada persona es libre de defender aquello que crea. Otra cosa
diferente es pretender justificar y defender sus contradicciones.
La Escuela Especial no incluye, segrega, afirmo, motivo por
el cual debe desaparecer y todo ese alumnado ser integrado en la escuela
normalizada con los recursos necesarios que den respuesta a sus necesidades. Y
aquí podría extenderme en el mantra que avisa de aquellos casos cuya
dificultad……… Tal vez sea otra discusión para otro momento. Aquí se haría
excesivamente largo.
Espero y confío que este debate abierto, gobierne quien
gobierne a partir del veintiocho de abril, sea capaz de cerrarlo en la forma
que hay que hacer: aboliendo la educación especial e integrando a toda la
población en la escuela ordinaria.
Sabemos que el Gobierno actual está en esa orientación. Si tiene
la responsabilidad de seguir gobernando estaremos atentos para que no flaquee y
mucho menos que pueda ceder a las presiones de la segregación. La apuesta por
la inclusión es enormemente superior aunque no creo que este sea un caso de
tamaño.
Respeto aquellos padres que teniendo algún hijo con una
necesidad específica decidan aislarlo de la población común, pero no puedo
compartirlo.
Debate apasionante, con mucho recorrido pero un solo camino:
LA INCLUSIÓN.
D. Robles