jueves, 11 de abril de 2019

UNA ESCUELA ¿PARA TODOS?


España es un país tan prolífico abriendo debates como torpe a la hora de cerrarlos. Debates que se elevan al terreno de la polémica, salen de la discusión sosegada y acaban en la crispación del  no entendimiento.
La educación es uno de esos. Un debate que en España se tendría que haber cerrado hace décadas, sigue vivo y todo apunta que seguirá.

Pilar fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad. 

Naciones Unidas, el trece de diciembre de 2006 promulgó la Convención de los derechos de las personas con discapacidad.
En el apartado educativo dice con absoluta claridad cuál ha de ser el itinerario que ha de seguir el sistema  en los países miembro que se adhieren a la misma para favorecer la educación inclusiva y hacer evolucionar la segregación que favorece la especial: aquella que se imparte en centros específicos y para un alumnado muy concreto (recordemos que la adhesión es vinculante).

España suscribe la Convención en marzo del 2008. Foto muy atractiva mediáticamente cuyo resultado inmediato puedo traducirlo en la forma siguiente: Muchas señorías que salieron en aquella foto no sabían qué acababan de suscribir, y el resto, al día siguiente se olvidaron qué habían hecho.
Pues bien, llegados a este punto, el CERMI estatal denuncia ante Naciones Unidas el olvido del compromiso (conviene también recordar que la LOMCE, no sólo no cumple la instrucción de la Convención sino que la vulnera).

El Gobierno actual activa el mecanismo para avanzar hacia el horizonte trazado y ¿qué ocurre?
Desde el propio sector de la discapacidad, una parte se levanta en barricadas cuan si un holocausto accediese a la antesala de su casa.

Hay que decir que la escuela es el primer paso que damos en la vida en el campo de la socialización. Nadie puede estar por ello excluido de este derecho fundamental: el derecho a la educación, y una educación inclusiva en entornos normalizados y espacios comunes.

En la actualidad conviven dos modelos educativos diferentes que buscan esa respuesta a las necesidades educativas especiales (NEE): la escuela ordinaria y la escuela especial.

La Convención pone en valor la diversidad con muy buen criterio y sentido, y dice que la educación ha de darse en una escuela ordinaria por razones más que obvias.
La especial por su condición de especificidad no permite que el alumnado infantil y juvenil conviva en un mismo entorno, sino que, como su nombre indica, es específica.

No hay duda que esta opción es segregadora por cuanto no permite la confluencia de todos los niños y niñas.
Llevo muchos días escuchando a defensores de esta opción decir que la EE es inclusiva y no dejo de preguntarme cómo es posible que sea inclusivo lo que separa. Si separa segrega. Lo que incluye une. ¿Es posible vivir tal contradicción y defender tales postulados?
Al parecer sí.
Ahora bien, cada persona es libre de defender aquello que crea. Otra cosa diferente es pretender justificar y defender sus contradicciones.

La Escuela Especial no incluye, segrega, afirmo, motivo por el cual debe desaparecer y todo ese alumnado ser integrado en la escuela normalizada con los recursos necesarios que den respuesta a sus necesidades. Y aquí podría extenderme en el mantra que avisa de aquellos casos cuya dificultad……… Tal vez sea otra discusión para otro momento. Aquí se haría excesivamente largo.

Espero y confío que este debate abierto, gobierne quien gobierne a partir del veintiocho de abril, sea capaz de cerrarlo en la forma que hay que hacer: aboliendo la educación especial e integrando a toda la población en la escuela ordinaria.

Sabemos que el Gobierno actual está en esa orientación. Si tiene la responsabilidad de seguir gobernando estaremos atentos para que no flaquee y mucho menos que pueda ceder a las presiones de la segregación. La apuesta por la inclusión es enormemente superior aunque no creo que este sea un caso de tamaño.

Respeto aquellos padres que teniendo algún hijo con una necesidad específica decidan aislarlo de la población común, pero no puedo compartirlo.
Debate apasionante, con mucho recorrido pero un solo camino:
LA INCLUSIÓN.
                                                      D. Robles