¿Será posible algún día en este Santo País disfrutar de un
sistema educativo serio, inclusivo, pensado en clave de futuro y no sujeto a
los vaivenes partidarios?
No por mucho repetirlo es menos oportuno insistir en la importancia de la educación como pilar fundamental sobre el que se construye una sociedad.
El abanico que nos abren unos y otros nos permite ver con
cierta claridad la orientación de cada modelo y poder diferenciar a su vez el
tipo social a que nos conducirían.
Todo ello aderezado con sus respectivos discursos. Y aquí nos encontramos con casos tan ilustrativos que nos permite observar cómo unos tratan de vender su modelo desde la censura de otras opciones; mintiendo sin pudor, tratando de poner en valor aquello que vulnerarían si tuvieran la posibilidad de llevarlo a efecto.
Todo ello aderezado con sus respectivos discursos. Y aquí nos encontramos con casos tan ilustrativos que nos permite observar cómo unos tratan de vender su modelo desde la censura de otras opciones; mintiendo sin pudor, tratando de poner en valor aquello que vulnerarían si tuvieran la posibilidad de llevarlo a efecto.
Hablan con soltura en nombre de una libertad que contravienen
sin complejo.
La aparición en la escena política española de un grupúsculo de intolerantes agitadores y odiadores compulsivos, con efecto arrastre hacia quien, descolocado, no sabe encontrar su lugar, hace que, en el supuesto de tener más importancia de la que tienen, que ya es suficiente por lo que vamos viendo, corramos un serio riego de retroceder décadas en el terreno social si no tomamos en serio esta posibilidad.
Como estamos en un momento en el que la prioridad es la algarabía y el barullo para evitar que el Gobierno de turno pueda construir algo, hay que levantar barricadas y practicar la guerrilla desde cualquier esquina con el fin de asustar a la población. No importa que lo que se diga sea cierto o no, que usen imágenes falsas para fundamentar unos supuestos hechos que sirven para su fin. No importa, todo vale para agitar el vocerío y generar confusión; siempre hay quien lo asume y compra, y ya sabemos: a río revuelto….
El coro está bien afinado. Tanto más cuanto mayor es el interés del ruido.
Llevamos ya un tiempo escuchando despropósitos diversos, y
todo apunta a que no hay límite.
Hoy toca poner un pin, nada menos que un pin. Le llaman pin
parental. ¡Casi nada! Y lo presentan sin rubor defendiendo la tesis del adoctrinamiento.
Veamos: Poner en conocimiento de los niños la naturaleza que les es propia es indecoroso, en la escuela. Tal vez sea mejor método educativo YouTube. Educar en valores cívicos: aceptación de la diversidad, respeto, igualdad, etc., es adoctrinar.
Impartir materias como la Filosofía y enseñar a pensar de
forma crítica, es adoctrinar, por eso es mejor prescindir de ella. Ahora bien,
rezar el rosario, imponer el catecismo y religión con mismo rango que las
ciencias es educar en libertad.
Incluso se atreve a
hablar en estos términos quien elaboró la LOMCE .
Una Ley
mercantilista, clasista, excluyente y segregadora. Todo cuanto una ley
educativa rigurosa debe no contemplar.
Una Ley que no promueve ciudadanía libre. Que en lugar de enseñar a pensar prefiere enseñar a rezar.
Una Ley que no promueve ciudadanía libre. Que en lugar de enseñar a pensar prefiere enseñar a rezar.
Y tal vez es este el interés que hay detrás de todo el ruido: evitar
que la gente aprenda a pensar. Favorecer la obediencia y la sumisión a través
del temor. Una sociedad poco culta es más sumisa y resulta más fácil controlar.
Las opciones defendidas hoy por los revoltosos no es algo que pueda quedar al amparo de la supuesta elección y libertad de tal o cual padre o madre, es sencillamente intolerable.
Y cuando emergen dirigentes con estos tics y estos pins, por
el bien de la comunidad hay que procurar que según llegaron se puedan ir.
D. Robles