Recientemente tuve la oportunidad de leer un libro que me
resultó altamente interesante. David Jiménez, director de El Mundo durante un
corto periodo de tiempo escribe “EL DIRECTOR”. Un relato donde, con nombres y
apellidos nos dice aquello que más o menos podemos intuir, pero que a partir de
aquí podemos constatar: la perversión de un sistema corrupto manejado por el
poder mediático, político y económico, y cómo se retroalimenta.
Cómo nos hacen creer lo que interesa y cómo consiguen que nos
creemos (de crear) una opinión que en más ocasiones que menos no se ajusta a la
certeza de la realidad.
Cobra valor el mensaje de un afamado periodista cuando afirmó
que a la gente no hay que contarle lo que pasa sino lo que interesa que sepa.
O también: “las noticias y la verdad no son siempre lo mismo”
(Walter Lippaman – 1922)
Hace una semana se celebraron unas elecciones generales con
un resultado muy claro, donde la ciudadanía castigó el ruido, la falsedad y los
anuncios apocalípticos.
En breve acudiremos de nuevo a las urnas y pareciera que no
aprendieran nada (los medios), porque siguen en su particular mensajería de
oportunidad e intención.
Santiago de Compostela, capital de Galicia es un buen escenario
para rodar esta película.
La misión de un medio ha de ser informar. Y opinar en aquel apartado destinado a tal efecto, pero
no opinar a través de la información distorsionando el mensaje para que el
lector u oyente perciba lo que interesa.
No creo que sea misión de un medio tener su candidato y poner
en valor hasta lo que no tiene mientras se silencia las debilidades u otras
consideraciones que le restarían méritos.
No creo que sea misión de un medio hablar de alguien en
función de lo que pague. Es decir: si paga se habla bien y si no paga “leña”
hasta que pase por caja.
No creo que sea misión de un medio criminalizar a un candidato
para poner en valor otro, o simplemente
porque no es de su cuerda.
No creo que sea misión de un medio silenciar noticias no
favorables, por el simple hecho de tener origen en quien le está pasando un
canon (David lo explica muy bien). Eso se llama simplemente estar comprados, o
vendidos, como queramos llamarlo. Todo, menos serio.
Penoso escenario sobre el que se mueven algunos medios que
nos debe hacer concluir que no es fiable cuanto dicen y mucho menos guiarnos
por sus titulares maliciosos, intencionados y carentes de rigor.
Un medio informa cuando nos cuenta lo que pasa, no lo hace
cuando secciona la información, la retuerce hasta el punto de trasmitir lo que
no es y trata de influir en el público para alcanzar sus intereses que no son precisamente
los de su audiencia.
Un medio debe informar de lo bueno y lo malo, de lo positivo
y lo otro. No es serio cuando se limita a convertir todo en negativo y silencia
lo que pudiera ser favorable a quien tiene “vetado”. Si algún medio decide
vetar a alguien, es su libertad, pero que lo haga en el amplio sentido del
término, no de forma parcial.
El Alcalde de Santiago puede representar un claro ejemplo de
esa perversión mediática, y por qué no decirlo, persecución, según de quien
hablemos. ¿Qué les parece que algún medio no publique una foto del Alcalde como
si no existiera, incluso recortando aquellas en las que pudiera aparecer en
compañía de otras personas?
¿Es posible que durante cuatro años lo haya hecho todo
mal? PUES NO.
¿Su equipo habrá cometido algún error? Seguro.
¿Por qué entonces todo está tan mal? ¿Por qué hay gente que lo
afirma, sin conocer?, ¿Simplemente porque lo dice no sé bien que medio?
Voy a poner un ejemplo al respecto. Mucho se habló del “desastre
turístico” del equipo de Gobierno Compostelano. ¿Interesa que se piense que
hubo poco menos que una obstrucción al desarrollo turístico? Pues bien, cuando
se conocen los datos oficiales, es decir: DATOS, resulta que el trabajo
realizado provocó un resultado completamente diferente al “catastrófico”
anunciado. Es más, creo que muy aceptable. ¿Por qué no se dice esto?
Les voy a dar algún dato: el aeropuerto de Santiago alcanzó
la cifra de 2.723.296 pasajeros en 2018, 2.296.409 en 2015 y 2.464.330 en 2011.
El grado de ocupación por plaza de alojamiento: 64% en 2018,
57,4% en 2015 y 52,20 en 2011.
¿Hablamos de pernoctaciones? Pues bien: 2018 arrojó un
balance de 1.338.724. En 2015 fueron
1.289.209 y 1.142.475 en 2011. Los datos
son aburridos, pero estos ayudan a ilustrar lo que estoy diciendo. Valórenlo
ustedes: tal vez no interese que lo conozca y sí que siga creyendo lo que
interesa.
Ahora llega la campaña y todo el mundo a la yugular del
alcalde - alguno más sibilino a las canillas - informando de una catástrofe pasada
y no veamos lo que nos espera si revalida.
Muchas falsedades escuché a lo largo de estos años. Muchos
mensajes no ciertos. Algo que me hizo muy escéptico al hilo de lo que aquí
trasmito, y más.
Hay medios que ejercen más de altavoces mediáticos de una
corriente que de lo que debiera ser su misión. Escriben en negrita y ponen en
valor el vociferio para tensionar. Con
buena caligrafía por supuesto. Hay que ser creíbles.
¿Y si resulta que la ciudadanía se mueve en los términos que
hizo el 28A y le dice a este seudopoder que así no?
Pues bien, sea como fuere: ASÍ NO.
D. Robles
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