domingo, 5 de mayo de 2019

EL PODER DE LA DES-INFORMACIÓN


Recientemente tuve la oportunidad de leer un libro que me resultó altamente interesante. David Jiménez, director de El Mundo durante un corto periodo de tiempo escribe “EL DIRECTOR”. Un relato donde, con nombres y apellidos nos dice aquello que más o menos podemos intuir, pero que a partir de aquí podemos constatar: la perversión de un sistema corrupto manejado por el poder mediático, político y económico, y cómo se retroalimenta.
Cómo nos hacen creer lo que interesa y cómo consiguen que nos creemos (de crear) una opinión que en más ocasiones que menos no se ajusta a la certeza de la realidad.

Cobra valor el mensaje de un afamado periodista cuando afirmó que a la gente no hay que contarle lo que pasa sino lo que interesa que sepa.
O también: “las noticias y la verdad no son siempre lo mismo” (Walter Lippaman – 1922)

Hace una semana se celebraron unas elecciones generales con un resultado muy claro, donde la ciudadanía castigó el ruido, la falsedad y los anuncios apocalípticos.
En breve acudiremos de nuevo a las urnas y pareciera que no aprendieran nada (los medios), porque siguen en su particular mensajería de oportunidad e intención.

Santiago de Compostela, capital de Galicia es un buen escenario para rodar esta película.

La misión de un medio ha de ser informar. Y opinar en  aquel apartado destinado a tal efecto, pero no opinar a través de la información distorsionando el mensaje para que el lector u oyente perciba lo que interesa.
No creo que sea misión de un medio tener su candidato y poner en valor hasta lo que no tiene mientras se silencia las debilidades u otras consideraciones que le restarían méritos.
No creo que sea misión de un medio hablar de alguien en función de lo que pague. Es decir: si paga se habla bien y si no paga “leña” hasta que pase por caja.
No creo que sea misión de un medio criminalizar a un candidato para poner en valor  otro, o simplemente porque no es de su cuerda.
No creo que sea misión de un medio silenciar noticias no favorables, por el simple hecho de tener origen en quien le está pasando un canon (David lo explica muy bien). Eso se llama simplemente estar comprados, o vendidos, como queramos llamarlo. Todo, menos serio.
Penoso escenario sobre el que se mueven algunos medios que nos debe hacer concluir que no es fiable cuanto dicen y mucho menos guiarnos por sus titulares maliciosos, intencionados y carentes de rigor.

Un medio informa cuando nos cuenta lo que pasa, no lo hace cuando secciona la información, la retuerce hasta el punto de trasmitir lo que no es y trata de influir en el público para alcanzar sus intereses que no son precisamente los de su audiencia.
Un medio debe informar de lo bueno y lo malo, de lo positivo y lo otro. No es serio cuando se limita a convertir todo en negativo y silencia lo que pudiera ser favorable a quien tiene “vetado”. Si algún medio decide vetar a alguien, es su libertad, pero que lo haga en el amplio sentido del término, no de forma parcial.

El Alcalde de Santiago puede representar un claro ejemplo de esa perversión mediática, y por qué no decirlo, persecución, según de quien hablemos. ¿Qué les parece que algún medio no publique una foto del Alcalde como si no existiera, incluso recortando aquellas en las que pudiera aparecer en compañía de otras personas?
¿Es posible que durante cuatro años lo haya hecho todo mal?  PUES NO.
¿Su equipo habrá cometido algún error? Seguro.
¿Por qué entonces todo está tan mal? ¿Por qué hay gente que lo afirma, sin conocer?, ¿Simplemente porque lo dice no sé bien que medio?

Voy a poner un ejemplo al respecto. Mucho se habló del “desastre turístico” del equipo de Gobierno Compostelano. ¿Interesa que se piense que hubo poco menos que una obstrucción al desarrollo turístico? Pues bien, cuando se conocen los datos oficiales, es decir: DATOS, resulta que el trabajo realizado provocó un resultado completamente diferente al “catastrófico” anunciado. Es más, creo que muy aceptable. ¿Por qué no se dice esto? 
Les voy a dar algún dato: el aeropuerto de Santiago alcanzó la cifra de 2.723.296 pasajeros en 2018, 2.296.409 en 2015 y 2.464.330 en 2011.
El grado de ocupación por plaza de alojamiento: 64% en 2018, 57,4% en 2015 y 52,20 en 2011.
¿Hablamos de pernoctaciones? Pues bien: 2018 arrojó un balance de 1.338.724. En 2015 fueron 1.289.209 y 1.142.475 en 2011. Los datos son aburridos, pero estos ayudan a ilustrar lo que estoy diciendo. Valórenlo ustedes: tal vez no interese que lo conozca y sí que siga creyendo lo que interesa.

Ahora llega la campaña y todo el mundo a la yugular del alcalde - alguno más sibilino a las canillas - informando de una catástrofe pasada y no veamos lo que nos espera si revalida.
Muchas falsedades escuché a lo largo de estos años. Muchos mensajes no ciertos. Algo que me hizo muy escéptico al hilo de lo que aquí trasmito, y más.
Hay medios que ejercen más de altavoces mediáticos de una corriente que de lo que debiera ser su misión. Escriben en negrita y ponen en valor el vociferio para tensionar.  Con buena caligrafía por supuesto. Hay que ser creíbles.
¿Y si resulta que la ciudadanía se mueve en los términos que hizo el 28A y le dice a este seudopoder que así no?
Pues bien, sea como fuere: ASÍ NO.

                                                                   D. Robles


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