viernes, 22 de noviembre de 2024

CERMI Y DEMOCRACIA

 

Para quien pueda no saber que significa la denominación CERMI, lo explico: es una organización que representa a las distintas sensibilidades de la discapacidad. Hay un CERMI de carácter estatal y otros de ámbito autonómico. Una organización sin ánimo de lucro y orientada a la defensa de los derechos de las personas con discapacidad, o al menos, es lo que se espera de ella.

Me consta que gestionar esta diversidad es harto complicado dado que se ve en la tesitura de defender, según de qué hablemos, una cosa y la contraria a la vez, que como es fácil de comprender resulta muy complejo; pero en este momento no voy a detenerme en este apartado dado que hay otro que me llama poderosamente la atención y es el motivo de este artículo de opinión.

 Estamos en España. Un Estado con un sistema democrático consolidado donde la representación viene motivada por la igualdad de la ciudadanía ante su sistema de participación, es decir, una persona un voto, y la suma de estos votos da el resultado que corresponda. Podríamos hablar de otros sistemas como puede ser un sistema proporcional, etc.

Pues bien, hay organizaciones como la referida que, repito, es una organización sin ánimo de lucro y del ámbito social: nada de política, nada de económica y que pareciera, al menos en algún caso, que las ansias de control de esta en la toma de decisiones u otras la lleva a ser, bajo mi criterio, una anomalía democrática en un sistema democrático, o tal vez mejor, no democrática y explico el por qué.

El CERMI gallego, al que me quiero referir hoy tiene un sistema de representación muy particular.

Veamos: Es una organización que fue constituida en su momento por cuatro entidades, las cuales se erigen en fundadoras. Hasta aquí todo correcto. Estas se dotan y por extensión a la organización de un sistema de representación en su órgano máximo decisorio (la asamblea general) de 5 votos cada una. Independientemente de su masa crítica, etc.  El hecho de ser fundadora, cinco votos.

A la misma se pueden incorporar otras entidades que lo soliciten y cumplan unos requisitos de representación territorial y número de asociados concreto. Esto también puedo decir que correcto.

En el transcurso del tiempo esto último se va produciendo hasta llegar a la actualidad a un número de 13 entidades miembro: cuatro fundadoras y nueve entre ordinarios y adheridos. Y es aquí donde me detengo y destaco esa anomalía democrática u otra cosa, porque hablar de democracia en este caso me resulta un tanto inapropiado.

Dicen sus estatutos que la suma de los votos de estos últimos no puede superar el número de 8 votos.

 Pues bien, sean ocho miembros o diecinueve, la suma de los votos de todos ellos no puede superar la cifra de ocho votos, es decir, estamos ante una organización que le dice a una parte de su composición: tú no tienes derecho a voto.

 Bien sean ordinarios, bien adheridos, deben ponerse de acuerdo para ver que votan entre todos porque individualmente alguno no puede votar, se queda fuera del tablero.  El CERMI se lo impide, o prohíbe, como queramos verlo. De tal manera que si a unos les parece bien A y a otros B ¿Cuál ha de ser el resultado y sentido de voto del grupo?

¿Debemos pues, considerar normal y aceptable tal despropósito?

Bien podemos concluir que es una organización diseñada para que el resultado de una votación si se produce dé como resultado el acuerdo de tres de los socios fundadores. El resto no cuentan.

 En fechas bastante recientes se planteó estudiar y considerar esta anomalía dado que varias organizaciones pertenecientes al CERMI en Galicia así lo venían demandando. Hubo reuniones. Se dedicaron horas de trabajo. El resultado final no lo voy a comentar hoy. Tal vez porque me hace sentir vergüenza.

Y llegado aquí pregunto: ¿Pueden y deben las administraciones públicas, garantes y sustentadoras de estas organizaciones admitir y consentir estas variables?

¿Deberían estar más vigilantes y exigir un poco de higiene democrática?

 Otro día, más.  

                                                                                                                               D. Robles

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