lunes, 1 de septiembre de 2025

CUANDO EUROPA HINCÓ LA RODILLA

 ¿Hacia dónde camina Europa? Esa Europa de los veintisiete. Esa Europa que decidió unir países, territorios y gobiernos bajo un fin: crear un ente próspero y fuerte. La Europa del bienestar. La Europa fuerte que nos haría más fuertes. La Europa que sería quien de afrontar retos y superar cuantas dificultades se presentaran.

Esa Europa que sin pretender restar una coma de aquellos valores que sí representa; me apena, entristece e indigna cuando observo su incapacidad y titubeos a la hora de tomar decisiones trascendentales en el contexto internacional y mostrar un mínimo de esa autoridad que se le supone, o suponía. Retos que cuando se presenten sería capaz de alzar la voz, mantener una posición clara y contundente sobre todo ante situaciones que sonrojan al común de los ciudadanos. Esa Europa que hoy no hace sino mostrar una debilidad que nos lleva a pensar que tal vez no es lo que se pensaba y esperaba y que puede ser más apariencia que realidad.

           Sirvan dos ejemplos para ilustrar la reflexión.

 Llevamos demasiado tiempo asistiendo al desastre en Oriente Medio, donde un vil asesino y terrorista y quien le secunda y por ello merece el mismo calificativo campa a sus anchas sin que nadie le pare los pies e impida seguir con su agenda delictiva y destructiva. Un judío que lejos de recordar lo que su pueblo sufrió, lo reproduce con la vileza que vemos cada día. Estar amparado por un personaje con tupé rubio (otro delincuente, al fin y al cabo) no puede hacer que se mantenga esa equidistancia por parte de la comunidad internacional, y mucho menos por los veintisiete.

¿Dónde está Europa? Haciendo filigranas, transitando por el laberinto que sube y baja sin saber dónde parar ni que traje poner.

Será que es más débil de lo que cabría esperar. O simplemente que en el contexto internacional es más bien poca cosa, además de ser demasiado dependiente sin haber sabido trazar a lo largo de su existencia el camino para dejar de serlo.

Me satisface, al menos, ver que España es el país de esos veintisiete que tiene la idea más clara, decidida y civilizada al respecto.

No es posible asistir de manera impasible a este desastre. No hay nada: ni compromisos comerciales del tipo que sea ni otros que hagan agachar la cabeza y mirar al suelo por ser vos quien sois cuando vos sois un vil nazi asesino.

 Cambiando de escenario y no de preocupación: Se me fue el alma al suelo (suele decirse) cuando asistí a la reunión de mi presidenta: Úrsula Von der Leyen con el Sr. del tupé. Ese personaje que cualquier búfalo de su territorio tiene más neuronas, tras viajar a Escocia, a una finca del personaje a entregar, que no negociar, la claudicación de la que parecía poderosa Europa ante un sujeto, tan mediocre como botarate y peligroso, en vez de ponerlo en su sitio como entiendo debiera tener entidad para hacer. Aunque visto lo visto, tal vez no la tenga.

¿Cómo es posible que este personaje teñido hasta en sus ideas ponga al mundo patas arriba incluido su EE. UU. y no se le ponga freno y sea conducido a ese Guantánamo que tanto le agrada?

Resulta demasiado triste pensar que solo quepa la esperanza que dentro de su casa impere el suficiente sentido común y arrojo y sean capaces de anularlo, porque fuera todo apunta que no hay lo que debería haber.

Y que no sea demasiado tarde, donde la involución sea irreversible.

                                                                  D. Robles

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