Analizando la situación con cierta
serenidad es espectacular asistir a la evolución de tal “guisa,” que sumada a otras vicisitudes del día a día me lleva a
preguntarme en qué país vivimos.
Si por el hecho de pertenecer a la base
social más común y por tanto alejada de
las élites económicas, es decir, de gobierno, debemos aceptar y asumir todo
aquello que se presenta en términos de legalidad.
“Culpable de un delito no es quien lo
comete sino quien establece las condiciones para que este se produzca” esto
decía Víctor Hugo, hace ya unos años, a
la vez que escribía una gran obra, “Los Miserables”
Interpretado y adaptado al caso y por supuesto nunca expresado en un contexto
universal ¿qué ocurriría si alguien ve rebasada su alta y demostrada paciencia
y un día adopta una actitud menos pacífica? ¿cuánto tiempo esperaríamos a
escuchar la versión oficial de los hechos y que muy bien podríamos adelantar? A
la vez que seguro, ni una palabra de las
causas que hayan provocado tal escenario, porque quien asuma el compromiso de
trasladarlo es muy probable que tuviese algo que ver en el trazado de los
hechos.
Pongo un ejemplo. Si un ciudadano entra
en un banco y provoca un robo, se le captura, aplica la ley y paga por ello,
algo completamente lógico y razonable, sin embargo si es el banco quien roba a
ese ciudadano, ¿ocurre lo mismo? ¿es la ley igual para todos? ¿podemos afirmar
vivir en un estado de derecho? Son muchas las preguntas que surgen al respecto
y de difícil razonamiento.
Lo que sí resulta de fácil observación
es que, si hay algún resquicio que abra la posibilidad a que el expoliado pueda tener razón y ejercerla, se elabora un
decreto, se publica en el BOE para su aplicación inmediata y le damos legalidad
a algo que pudiera no tenerla, o como se dice, cubrir un vacío legal y en esta
tesitura nos encontramos con términos como “la quita”, por cierto, lo más parecido a la realidad
que escuché, eso es lo que parece que está ocurriendo, les quitan y que
viene a decir algo parecido a, es legal que les quiten, está contemplado en la
ley.
Nos trasladan discursos amedrentadores a
cerca de lo que supone que quiebre un banco y la obligación que tenemos todos
de sostenerlos. No importa que estén quebrando tantas y tantas familias, que
haya tantas y tantas que se quedan sin un techo, el problema es si quiebra un
banco, dicho sea de paso, causantes principales de la debacle que vivimos.
Escuché al Presidente del Gobierno decir
que los miles de millones que se dieron a la banca no se podrán recuperar,
¡menuda noticia! Como que no lo sabíamos de antemano, pero para qué utilizar
estos recursos y otros en proteger a las
familias aludidas, pequeñas empresas que han sucumbido estos años en
gran medida por el ahogo financiero a que fueron sometidas, autónomos, y un
largo etc. Esto después de decir hace no mucho tiempo que a los bancos ni un €
de dinero público ¿lo recuerdan? Pues no, hay que proteger al banco, no
vaya a ser que ocurra un cataclismo. A
ustedes ¿les preocupa mucho que quiebre
uno? Voy a decirles algo, por mi pueden
quebrar 7, y lo digo con la convicción
de que no pasa absolutamente nada, la sociedad en general está quebrando y no
se mueve un lagarto. Garantizar los depósitos de ahorradores, eso sí es algo
que debiera salvaguardar el estado.
¿Realmente vivimos en un estado de
derecho o tendremos que plantearnos de una vez empezar a pensar en trabajar en serio para enderezar el
Estado?
Las preferencias del status actual
sabemos cuáles son y donde nos conducen
a todos.
D.
Robles
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