Sentado en el quicio de la puerta,
como cantaría Víctor Manuel, siento cómo pasan por delante de ella los trovadores
del momento entonando los cantares que anuncian el camino que conduce al
destino inmediato.
No se detienen a conocer la impresión
que me produce. Tal vez sea prisa, tal vez no tenga interés, tal vez y más
probable, las dos. Así que, sigo escuchando los cantares, sentado en el mismo
lugar, sintiendo la impotencia que conduce a la resignación de tener que sufrir
las consecuencias del devenir más inmediato.
En el contexto internacional, empieza
el reinado Trump con todo lo que se aventura y puede suponer un energúmeno
descerebrado a los mandos de la nave americana. Es necesario mantener la
expectación sobre sus decisiones. Nos guste más o menos nos afecta a todos.
Sus andanadas apriorísticas si se
convierten en efectivas, temblarán los Andes, los Alpes, y el Himalaya.
No parece estar sólo en la aventura. El amigo
Putin, contribuirá a provocar el terremoto.
Putin y los suyos, que nos acaban de
deslumbrar anunciándonos que pegar a una mujer no será delito siempre que sea
una vez al año. Fíjense bien: día 31 de diciembre sopapo que va. Día 1 de enero
sopapo que viene. No hay problema, son
hechos que corresponden a años diferentes.
Cuando un gobierno y un parlamento
aprueban normas de este calado, ¿qué se puede esperar de tan dignos mandatarios?
Está bastante contrastada la injerencia del Cáucaso en las elecciones
americanas, y no es difícil adivinar que no será gratuito. El magnate del tupe
ya da muestras de cercanía enfrentando un hipotético enemigo común al otro lado
de Siberia.
China por un lado amenaza la hegemonía bilateral y tanto Trump como Putin
no están por la labor de facilitarlo. Hay que añadir a la fiesta al invitado
coreano: ¿Qué papel jugará Kim Jong-un
en este tablero?
¿Veremos a los comunistas chinos
ejercer de liberales y a los liberales americanos de aburridos proteccionistas?
El mundo patas arriba.
En clave doméstica podemos aplicar el binomio anterior en los términos que
corresponde a los dos partidos mayoritarios, aunque lo sean algo menos. El matrimonio
de conveniencia que vivimos entre el PP y una parte del PSOE, no vayan a pensar
que se mantiene porque de repente unos se vuelven dialogantes y a los otros les
entró la vena de responsabilidad de estado.
En el fondo del asunto está buscar
la forma de arrinconar a los dos invitados de última hora hasta provocar su
desaparición. Hay que convencernos a todos de lo importantes que son ellos,
para buscar en ese futuro próximo quedarse solos de nuevo, para seguir campando
a sus anchas en la relación y control bipolar.
Es a grandes rasgos lo más sabroso que degusto de esta tarta.
No hay que hacer grandes
esfuerzos para ver que aquí la gente pinta poco (como siempre), lo importante es el control del escenario, los recursos, el poder y en definitiva el dinero.
Si cruzamos los Pirineos veremos como Europa sigue ausente de la escena y
haciendo buena la tradición que le concede el título de enano político. Sin
resolver sus líos internos con el mayúsculo del momento que emerge desde la
isla. Una Europa que iba hacia un lugar y camina hacia el opuesto. Aquella
Europa social que se evapora en favor de otra netamente inhumana y dominada por
los lobos vs lobbies.
Todo parece atado y bien atado.
La revolución social en favor y defensa de
la gente corriente, ¿es imposible?
Depende.
D. Robles
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