Europa, tierra de cultura milenaria. España, país de esa
Europa, culturalmente rica en arte, letras, patrimonio, gastronomía, tradiciones,
idiomas, etc.
No veo que preocupe la invasión que estamos sufriendo
de usos, costumbres y expresiones que amenazan sustituir las propias.
Importadas de una parte del mundo cuya cultura
se mueve entre el Country y Hollywood y su tradición culinaria entre la
hamburguesa artificial y la Coca-Cola.
Acabamos de salir del “Halloween” y nos sumergimos en el
“Black Friday”, nos espera el “Cyber Monday” y pronto celebraremos el día de
“Acción de Gracias”. Está tardando demasiado en llegar. Reconozco que me
preocupa: siento la necesidad de indultar a un pavo. Las rebajas están
evolucionando hacia las “Mid Season Sale”, etc.
En resumen: como disponemos de un repertorio léxico tan escaso; una
cultura y tradiciones tan limitadas, hemos de complementarlo con otro, y qué
mejor que aquel que llega del Misisipi. Procedería decir complementarlo y
enriquecerlo, pero como esto último es un auténtico disparate, mejor omitirlo.
¿Es necesaria esta evolución - sustitución? Rotundamente no.
¿A qué obedece pues esta manía de introducir costumbres foráneas y sus denominaciones?
Es bastante sencillo: a la estrategia consumista y puesta en
escena de la maquinaria que estimula tal proceder.
Los grandes operadores saben muy bien que el consumidor es
puramente emocional. Sustituye con facilidad su sentido racional por el emocional.
No ve más
que aquello que le ponen delante y le recuerdan con insistencia a todas horas, sin evaluar que
tal vez tenga trampa.
Colocan ante su emoción una colección de anzuelos
hacia los que va como pez ciego que llevan siete días sin comer. El famoso Black Friday, basado en grandes descuentos, nadie se fija
que, en casos, viene precedido de una subida de precios para luego aplicar esos grandes descuentos que no lo son.
Nuestra campaña navideña comienza en unos días, pero
decidimos anteponer “americanadas” a nuestra costumbre y tradición. Fijémonos
en Papá Noel. ¿No avanza y amenaza superar a nuestros Reyes Magos? Tiempo al
tiempo.
Si ha de ser así, que así sea, pero no dejo de observar con cierta
tristeza cómo se va enterrando con nuestra complicidad e indiferencia nuestra esencia, en favor de otra que más que invadirnos debiera copiarnos.
Largo será el Misisipi, pero nunca tan
grande como el Ebro o el Guadalquivir.
D. Robles
No hay comentarios:
Publicar un comentario