Tres eran tres, las hijas de
Elena. Tres eran tres y ninguna era buena.
Así versaba aquella popular
serie de Jaime de Armiñán de los años 70.
Tres son tres, los que Armiñan
hoy dibujaría cabalgando sobre una bandera que asumen como propia y exclusiva.
Semana calentita la que dejamos
atrás, más por interés de sus señorías, y alguna que no lo es, que por los hechos propios a los que se
pretende dar relieve.
Hace unos años era el País Vasco
y ETA el foco de acción del Partido Popular. La baza a utilizar para atacar al
Partido Socialista.
Recordarán ustedes cuando se
vendía Navarra, cuando se cedía al chantaje de los terroristas y un largo etc.,
que hoy se reproduce bajo el epicentro
catalán.
Era una época en que se pasaba
de hablar de banda terrorista a Movimiento Vasco de Liberación Nacional cuando
llegaba al Gobierno el propio PP.
Etapa en que se acercaban presos
vascos para que estuviesen más cerca de la Audiencia Nacional, mientras que
era cesión a la banda si era el PSOE
quien hacía algún movimiento.
A la negociación se llamaba "explorar vías para acabar con la violencia". Cuando el PP excarceló etarras no se traicionaba a las víctimas, y un sin fin de ejemplos que ponen de manifiesto el ADN de unos y otros.
Hay que reconocer que en este
sentido el PSOE siempre fue más leal. Los hechos y datos lo avalan. El PP
siempre jugó muy sucio y sin escrúpulo alguno.
ETA se acabó, no hubo chantaje
ni tampoco se vendió Navarra, hasta donde sé, pero como vivimos en un país
donde no puede reinar la tranquilidad, emerge el conflicto catalán y ya estamos
enredados en el mismo sanedrín y con el mismo discurso.
El PP perdió el Gobierno por los hechos conocidos. Cuando la Justicia habló y lo hizo tan claro, se
acabaron las contemplaciones. Todo lo demás está bien para decorar la oratoria.
El PP regresa al pasado con
Pablo Casado y busca sacar tajada de la algarada. En este caso, a diferencia de
etapas anteriores, con la competencia y a la vez complacencia de otros dos
gallos en el mismo corral. Algo nuevo que no saben muy bien como gestionar para
situarse y llamar la atención.
Ahora está en venta la
unidad del Estado, una venta como la de Navarra, pero hay que azuzar a quien
está dispuesto a morder y tragar sapos si fuere necesario con tal de ondear una
bandera.
Lo hacen de la peor forma
posible, de forma barriobajera: mintiendo, insultando, encendiendo a la gente,
porque saben bien que les resulta fácil calentar a unos cuantos.
Antes era uno, después fueron dos
y ahora son tres. Tres son tres, los hijos de J. M. Aznar y quien sabe si
nacerá alguno más, porque a la gran algarada del domingo día diez no se subió
sólo C´S y VOX, también lo hizo otras formaciones del mismo espectro, aunque
haya quien a la vez que está quiere no estar y le den miedo las fotos.
La bandera española no fue la
única que ondeó.
Un popurrí que va situando las cosas y poniendo a todo el
mundo en su sitio por mucho esfuerzo que se haga en despistar.
Al fin de fiesta no podía faltar
el toque de la comunicación. Tres periodistas encargados de leer algo que
llamaron manifiesto pero que no pasó de ser un alegato de falsedades cuyo
objetivo es movilizar al personal de la mejor manera que saben: mintiendo,
asustando y provocando miedo.
¿Qué puede pasar a partir de
aquí? Ya veremos, pero ante unas hipotéticas elecciones generales todo va a depender
de la movilización o no del espectro de la izquierda. Si esta es alta el
resultado es claro. Si deciden quedar en casa el resultado también será claro.
Para ello la izquierda, no tiene
un adversario sólo en la derecha, lo tiene también en la propia izquierda con
los galimatías que organizan.
Veamos al PSOE con las viejas
glorias ayudando. El grupo de los llamados "Susanitos“ Pero esto requiere un
capítulo monográfico.
La movilización del domingo día
diez, más allá de las cifras de unos y otros, está claro que no respondió a las
expectativas que se habían puesto en ella. No hay más que leer la letra pequeña
de quienes la organizaron aunque se afanen en darle un valor que no tuvo.
Ahora las preguntas son varias y
diversas, pero, ¿será que la gente está harta de tanto barullo? ¿Será que la
gente se da cuenta de las mentiras que envuelven estos manifiestos?
En el conflicto catalán hay
líneas rojas que no se van a rebasar y eso es lo que hay que poner en valor, el
resto: ruído, barullo, barro.
Sólo cabe esperar que quien provoca tensión y fango termine en el fondo del mismo.
Sólo cabe esperar que quien provoca tensión y fango termine en el fondo del mismo.
D. Robles
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