jueves, 2 de enero de 2014

DE STREPTEASE Y EMOLUMENTOS

Resulta que, haciendo un ejercicio de transparencia y responsabilidad nuestros cargos públicos dicen obligarse a publicar sus haberes, ingresos y patrimonio, antes y después de ejercer un cargo.
Hay incluso quien habla de haber hecho un auténtico streptease  patrimonial.
Pregunto, ¿Sirve para algo tal  manifestación de desnudez?
En primer lugar, a mí no me importa en absoluto los haberes de los demás, ni me preocupa ni debe, entiendo; tampoco de los cargos públicos, máxime  cuando no sirve más allá de un gesto a la audiencia y tal vez  para alimentar un poquito esa curiosidad, tan hispana, de interés por el conocimiento de aquello que no le es propio.
A ver si nos damos cuenta, de una vez, que cuando una persona hace público su patrimonio, lo hace de aquello que ya lo es, al menos de todo cuanto el fisco o cualquier otro órgano regulador conocen o pueden. ¿Alguien se le ocurre pensar que cualquiera de estas personas que pone sus bienes al desnudo va a mostrar también lo que está bajo el albornoz, si lo hubiere?
¿Sirve esto para evitar las corruptelas tan comunes a los desnudos?
De vez en cuando hay quien sale en los medios anunciando medidas anticorrupción, libros blancos de buenas prácticas, etc. ¿Quién de ustedes cree que esto sirve para algo? El autor de este comentario afirma que no sirve para nada, sólo son gestos para aparentar que hacen pero en realidad es lo que coloquialmente  denominamos “tiros al aire”.
Si realmente hubiese interés en acabar con esas prácticas tan interesantes bastaría legislar de forma adecuada.  ¿Por qué no se hace? ¿Afectaría, entre otras cosas a la financiación, llamémosle no transparente, de sus organizaciones? Y de paso a ¿Alguno de sus ejecutivos?
Bastaría con una ley que condenase de forma clara, concreta y contundente tales prácticas, de manera que, a quien se le pegue algo de lo ajeno le correspondiera una pena tan interesante como lo pegado, a la vez que en tanto en cuanto no devolviese hasta el último céntimo estuviere privado de libertad. Si así fuera, tal vez hiciese reflexionar un poco antes de sucumbir a la tentación,  pero como los libros blancos habidos hasta la fecha permiten que quien se lucra de forma indebida, con una ligera estancia en habitat sombrío, en el mejor de los casos, cumple y después a disfrutar de lo logrado,  así estamos.
¿Nunca se pararon ustedes a pensar y les llama la atención por qué nadie da un paso en elaborar una norma contundente anticorruptelas? 
Entenderán por qué, quien suscribe, cuando escucha los anuncios de declaraciones patrimoniales, no les presta la menor atención.
Si hablamos de retribuciones, observo que la ciudadanía, en uso razonable de su cabreo demanda reducir en la mitad o más los honorarios de sus señorías, entre otras cosas. Me parece oportuno, en este apartado, reclamar un poco de calma y decir que no debemos sacar las cosas de contexto; me explico:
A mí no me preocupa que sus señorías tengan una retribución digna, puedo aceptar más o menos alta si su trabajo responde a las expectativas puestas en ellas y con ello se dieran por satisfechas.  No creamos que éste sea un problema real que tenemos como sociedad, ni tampoco va a influir de forma importante en la economía nacional, es más, pienso que deben tener una buena retribución, siempre y cuando se dediquen a aquello para lo que fueron elegidas.
El problema lo encontramos cuando al margen de esto ocurre lo que vemos con demasiada frecuencia, ancha es Castilla y como dijo alguno, “yo vine a la política a forrarme”. Esto es lo que resulta intolerable y donde hay que decir ¡basta ya!
  • Sí creo que hay que exigir reformas  en aquellos conceptos que suponen una serie de privilegios que no se justifican puesto que son ciudadanos como todos los demás. Cotizarán en función de sus ingresos y al terminar su actividad pública, que debiera ser temporal, vuelvan a su trabajo y sigan cotizando ¿O no?
  • No entiendo por qué una persona por ser parlamentaria o cargo público tiene una normativa jurídica diferente al resto de ciudadanía, no llegaron de Marte ni de un estadio sobrenatural ¿Qué es eso de bordear la justicia en base a un tal aforamiento?
  • Legislar ya y penalizar la difamación. Veo con demasiada frecuencia su práctica. Al resultar gratuita, su uso permite el dicho, "embarra que algo queda” y hay señorías expertas en barrizales.
En resumen, ni declaración de bienes, ni libros blancos o azules, sí a retribuciones dignas, también adelgazamiento importante de administraciones y cargos y para lo demás LEGISLACIÓN.
                                                                                      D. Robles

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