Hace ya bastantes años se inició en nuestro país un proceso
de traspaso a la iniciativa privada de empresas y bienes públicos, no sé muy
bien, si por necesidad de liquidez o por otros menesteres a los que no voy a
aludir por considerar innecesario, dado que es probable que todos ustedes tengan
en mente. El caso es que, donde había entidades públicas que cumplían una función,
pongo como ejemplo dos de la máxima actualidad, Banca y Red Eléctrica, hoy no
sólo carecemos de ellas sino que todo apunta a que los titulares y beneficiados
de tal proceso son también quienes gobiernan; bien podemos decir que la
tortilla da la vuelta y de confirmarse es sencillamente terrorífico para el
conjunto de la sociedad.
Los agoreros de lo público, instalados en el discurso secular de la
eficiencia, siguen haciendo uso del manido argumento para justificar sus tesis
y convencernos a través de su red mediática de lo incontestable del
razonamiento. El siguiente paso, si nadie lo evita es la sanidad, después la
educación y a continuación ya quedará poco bajo gestión pública. Sólo se habrá
de poner bajo titularidad común aquello suceptible de ser, lo que conocemos
como rescatable, por ejemplo un banco en
apuros.
¿Cuál es el proceso? Es muy sencillo de comprender. Banco o equivalente
en apuros, el Gobierno interviene, lo comunica
a través de todos los medios; a
continuación se inicia la segunda fase, inyecta todo el dinero requerido para
su saneamiento y salvación (dinero de todos nosotros, no lo olviden), eso no suele
decirse del todo y una vez a punto,
tercera fase, ya está dispuesto para ser devuelto a su estado natural, es decir,
sector privado, a un precio muy inferior, por supuesto, al dedicado a su “cura”.
¿A quién? tal vez algún conocido o quien asuma el compromiso de colocar con el
tiempo en su consejo de administración a la mano benefactora. La causa de la
crisis no importa. Es la aplicación del dogma que dice: los beneficios deben
ser privados y las pérdidas (sea cual sea la causa) socializadas. Ejemplos
recientes, CAM, NOVAGALICIA BANCO, BANKIA. ¿Les suena? Todo ello, por supuesto,
bajo una estricta legalidad; ya saben, si hay algo que la Ley no nos permita hacer,
bien cambiamos la Ley, bien elaboramos una, vía Decreto. El fin justifica los
medios.
Si nos dicen que lo público se
gestiona tan mal y lo privado de forma tan eficaz no hay más que observar
nuestro alrededor y observar un poco para convencernos de tal axioma. ¡Vaya si
gestionan bien lo privado!
¿Alguien recuerda una compañía que se llama IBERIA? Era importante, tal
vez, lo que se conoce como un buque insignia; se privatizó, ahora no es ni
española, pronto desaparecerá como tal.
Pues bien, para quien como yo, sentimos la necesidad de no ser tan bien
gestionados, reivindico y demando tanto una Banca Pública como una Compañía Eléctrica
de la misma naturaleza, al igual que aquellos servicios indispensables en la
vida de la población. Estoy seguro que no es problema de gestión, si ésta no es
la adecuada sólo es consecuencia de que no hay interés en que sea la correcta.
¡Qué mejor forma de justificar la privatización de la Sanidad que ir
dejándola sin medios hasta que los usuarios comiencen a demandar otra cosa!
Medios, sean materiales, sean humanos. Lo que se dice, ir dejándola morir poco a poco, evitando el ruido, hasta que llegue el
momento de los buitres.
Esta es una de las perversiones de nuestros gobernantes, una de tantas,
se dejan los servicios sin medios, se
apoyan en la comunicación mediática afín para trasladar el mensaje que interese
y la ciudadanía sin percibir la maniobra
permite la consumación de los hechos.
Siguiendo con la Sanidad, es curioso ver quién está detrás de empresas que optan al pastel sanitario
madrileño. Entre algún cónyuge, hermanos, primos y demás familia, todo queda en
casa. Esta es la buena gestión de lo privado ¡vaya si lo es!
Por ello creo que debemos exigir no sólo el mantenimiento de lo que tenemos
sino también la recuperación de los habidos, tan necesarios como los comentados
para el conjunto de la población y el mantenimiento de la estructura social.
Por supuesto bien gestionados, por qué, porque es posible
D. Robles
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