Después de tres décadas de regulación del mercado de la
leche, de convivir con las cuotas lácteas que limitaban la producción, el 1 de
abril toca poner fin al programa y con ello cambia drásticamente el panorama
lácteo.
El precio que percibe, o tal vez habrá que decir percibía un
productor por litro de leche, 30 cts. en
Galicia pongo por ejemplo, 33 de media en España y 36 en Europa: aquí salta por
los aires.
Ese precio, que hay que decir que lo marca quien compra como
también marca el de aquellos productos que vende, hace que la gente del campo ,
sin voz ni voto, no le quede otra opción
que trabajar para el inglés.
Es conocido que el coste de producción es equivalente en unos
casos y hasta superior en otros al de beneficio, lo que obliga a estos
trabajadores del campo y productores de nuestro alimento diario, no lo
olvidemos, a hacer muchos números para subsistir.
Esto como es natural, a los “sabuesos” del mercado les
preocupa lo que una patata y como parece que esos 30 cts. es un precio muy
elevado, a partir de este 1 de abril se desata la locura y se proponen, 28, 27,
y hasta 21 cts. por litro, bajo amenaza de retirar la recogida. Si hoy muchos
productores llegan a fin de mes con un beneficio de + - 600€ al mes: por debajo
del salario mínimo por un trabajo como este ¿Qué cabe esperar?
Una comunidad como Galicia, con amplia experiencia y
trayectoria de campo (produce el 40% de la leche de España) se ve abocada a
afrontar una situación, que tal vez no resulte exagerado tildar de delictiva.
¿Qué hacen las autoridades? Entiendo que lo habitual: decir
una cosa, hacer lo que interesa y al final plegar velas ante la presión
de las multinacionales del sector.
Entre tanto, la leche seguirá siendo utilizada como gancho
comercial en grandes superficies. Y nosotros, los consumidores, cayendo en
estas estrategias sin una mínima reflexión, ajenos a lo que supone nuestra
miopía social o como queramos verlo.
Vivimos al margen de tales improperios sin darnos cuenta lo
que puede suponer estos movimientos, no sólo para los afectados de forma directa sino
también para el conjunto de la sociedad.
La gente del campo merece respeto, apoyo y un poco de
complicidad por parte de todos. Y aquí, cuando digo campo quiero hacerlo
extensivo a ese universo que provee nuestra dispensa.
Seamos conscientes que sin ellos no comemos, y a partir de
aquí que alguien me pueda decir que un litro de leche si cuesta 1€ es muy caro, da
pie a una reflexión. Después, podemos tomar 4 cafés diarios, “con leche” a
1.20€ de media. No entiendan mal, no se me ocurre pensar que no se tome café,
al contrario, es una sana costumbre muy nuestra: el café da mucho juego. Sirva
sólo como ejemplo de la forma que tenemos de establecer valores y prioridades.
Nuestro frigorífico tiene contenido gracias, en muchos casos,
al trabajo de quien no puede disfrutar un fin de semana en Lanzarote y para
más inri víctima de abusos por parte de los controladores del mercado.
¿Cómo se puede apoyar? Primero tomando conciencia de esa
necesidad, segundo huyendo de la presión del marketing comercial de los grandes
distribuidores y rechazando prácticas abusivas.
Hay una más que entiendo muy eficaz si se llevase a cabo:
¿Alguna vez se plantearon adquirir los productos directamente al productor a un
precio justo?
Donde digo justo quiero decir: bien para el productor y
también para el consumidor.
¿Será posible? Esperemos acontecimientos.
Sí, ya sé: control de calidad, manejo adecuado y un largo
etc. de peros. ¿Podemos afirmar que los productos en origen carecen de dichos
mecanismos? Les puedo asegurar que a quien escribe estas líneas le preocupa
bastante más el motivo de este artículo que esto último.
Productores, cooperativas, etc. están suficientemente
cualificados y equipados para ello. En nuestro país hay un buen abanico de
opciones.
¿Alguien puede asegurar que los otros procedimientos de
control son mejores?
No sería la primera vez que de un tetra brik sale algo más
que leche y otras en que el blanco elemento está estropeado. ¿Hecho puntual,
casual, excepcional? No tengo duda.
¿Se puede llevar a efecto este proceso de complicidad? Todo es cuestión de
conciencia y voluntad. Estoy seguro que observaremos movimientos.
Es indispensable apoyar, proteger y salvar el campo.
D. Robles
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