viernes, 22 de enero de 2016

EMPIEZA EL PARTIDO


Llegó el momento de la verdad. Pasó la pretemporada, la fase de precalentamiento y ahora toca jugar en pista.

Los primeros minutos no dejan espacio a la indiferencia. La toma del pulso a esta nueva realidad que nos dimos los españoles es emocionante. Mucha tinta vertida sobre el primer cuarto del encuentro: curioso el cabreo de tanta gente con algunas escenas, sobre las que me atrevo a afirmar que no se dedicó un segundo a su reflexión porque faltaba tiempo para disparar. El dedo colocado sobre el gatillo presto a entrar en acción orientando el tiro a todo aquello que se escapa a nuestra razón de ser.

Hay que sacudir estopa a todo lo nuevo desde el minuto cero, no vaya a ser. Probablemente no se brinden siete minutos a reflexionar sobre tal o cual movimiento o comentario, por qué se hace, aquella propuesta o la otra. No. El corazón dice leña a discreción, y la cabeza le toca obedecer. Estamos concebidos para ello. Y si de paso encontramos algún argumento prefabricado para el descrédito, que nos sirva de refuerzo aunque sea incierto, lo hacemos nuestro y fuego.

Se dice que Dios fue inteligente cuando puso la cabeza encima del corazón. Pues bien, cuando nos empeñamos en utilizar el corazón para lo que no es su competencia, pensar, la cabeza suele descolocarse.

El escenario parlamentario es sustancialmente diferente a lo que estábamos acostumbrados. Un parlamento algo más parecido a la imagen social que lo que había.

Emergen parlamentarios procedentes de la calle frente a los que proveen los aparatos de los partidos. Y así, con este panorama, se lanzan sin tregua críticas y bufonadas hacia todo lo que huele a diferente. Observo, que no estamos preparados para aceptar nuestra sociedad.

Así, vemos cómo se centran las miradas y la furia ante una imagen con bebé y pasan desapercibidas otras, como la toma de posesión y ejercicio de funciones de un parlamentario, delincuente probado; eso sí, con traje, corbata y probablemente acicalado de peluquería; a la vez nos ponemos furiosos porque llegó un joven con rastas. Puede ser todo lo honesto que quiera, pero tiene rastas y eso son palabras mayores. El delincuente, si porta traje hasta lo disculpamos.

Por otro lado, en el Senado, una joven en silla de ruedas promete la Constitución y dice que no lo volverá a hacer si no se eliminan las barreras que le impiden hacerlo como el resto. La sede de la representación popular y a estas alturas con barreras de esta naturaleza. Pero esto no importa. Hay que sacudir estopa a Carolina por reivindicar con un gesto. Y de paso escuchar la cantidad de barbaridades que se dicen al respecto. Tal vez no tengamos remedio, ni tampoco lo merezcamos.

El segundo cuarto del partido se está jugando con muchas faltas personales, veo a los equipos fuera de la cancha por falta de banquillo. Pactos, impactos y partos son el esquema de la pizarra. Ahora, de repente, los unos dejan de ser para los otros aquellos enemigos irreconciliables y destructores del estado para ser unos necesarios cómplices y hasta coincidentes programáticos. ¡Menudo rostro!

Por un momento dudo si versionar esta situación hacia el básquet, o hacia operación triunfo.

En este escenario, el primero en saltar a la cancha será Mariano. Le espera una pista que sería lo último que hubiese deseado después de los cuatro añitos que pasó y nos dio. No pasará la primera ronda.

Ahora habla de diálogo, de compromisos, de pactos. Pero parece que para él un pacto es sinónimo de apoyo. Nos habla de estabilidad, credibilidad y no sé cuántos conceptos más. Todavía no es consciente que lo que espera de verdad el país es su retiro. ¿Dónde estuvo este hombre hasta ahora? Viéndolo hoy, o bien nos lo cambiaron, o bien sigue sin enterarse donde está. Y ¿La segunda ronda? ¿Habrá segunda vuelta?

Con los jugadores que presentan en cancha los distintos equipos puede pasar de todo. Aunque casi me atrevo a aventurar un final del último cuarto: O vamos a unas nuevas elecciones donde me sigo reafirmando en el resultado comentado hace unas semanas, o bien Pedro levanta la copa. Le veo posibilidades.

Pedro tiene más lío en casa que fuera, pero es una oportunidad que no va a desaprovechar. Entiendo que no será a cualquier precio, aunque así lo trasmita la maquinaria conservadora y tal vez alguien de casa, y menos para engañar a la gente. ¡Cuidado con esto!

Si las baronías de la grillera manifiestan un poco de sensatez, podrá haber gobierno. Si se empeñan en hacer la “chicharra”, elecciones en poco tiempo y el PSOE a dormir una buena siesta.

Pablo debe bajar a la tierra, serenarse un poco y empezar a trabajar en serio para cambiar las cosas que dice querer cambiar y en su mayoría creo que aceptables, pero dentro de un orden y formas. El mundo no se cambia en una semana, hay que centrarse,  moderar el nivel de las líneas y rebajar el tono, tanto él como la compañía de viaje.

Y Albert, un tanto despistado tras el inesperado resultado electoral, trata de funcionar y aparecer indispensable. Se mueve a izquierda y derecha que es lo mismo que estar en ninguna parte. Si eso le dio mal resultado debiera servir de experiencia.

Primera prueba de interés: los letrados informan favorablemente sobre la Constitución de un grupo y Albert con Mariano, dicen no y lo impiden. Tics de un  nacionalismo tan delicado como el otro, ¡ojo! 

A ver si a estas alturas todavía no nos dimos cuenta que aquello de una grande y libre es parte de la historia, y lo primero que hay que conocer, reconocer y gestionar es la realidad del país que pretenden dirigir. Si no es así mal empezamos.

Sea como fuere, les invito a hacer provisión de cerveza, sucedáneos de anaical (si no conocen tal bebida refrescante se la puedo presentar), patatas fritas y todo tipo de aperitivos. No pierdan minuto y resultado del encuentro. La final de Champions empequeñece al lado de esta versión deportiva tan apasionante y trascendente.
                             
                                                                                  D. Robles





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