viernes, 19 de febrero de 2016

CARTA ABIERTA A UN LIDER EMERGENTE

Estimado Sr. Iglesias Turrión:

No deja usted de sorprender al populacho. 
Irrumpió en la escena pública imprimiendo un halo de aire fresco y esperanza en medio de tanta desazón y necesidad que se pulsaba en la sociedad por ir jubilando a los de siempre, que por méritos propios se subieron al altar de la vergüenza, y según el caso, de la delincuencia y abuso. Nos tenían más que aburridos sin alternativa posible en el horizonte.

Ha conseguido algo muy importante: revolver el gallinero, obligar a cambiar el paso a uno pocos y la necesidad del sector económico de crear otras vías alternativas a su predicamento en alza. Es mucho, he de reconocerlo. Gracias a ello,  en este país desde el 15M para acá, algo empezó a moverse, y mucha gente salió del letargo acomodaticio que le caracterizaba.

Buena prueba de ello: el resultado de las últimas elecciones y la canalización de ese gran descontento que hay que saber gestionar y no le veo buen pulso.

Desde el 20D a nuestros días vengo observando una puesta en escena que lejos de sentirme identificado con ella, le veo unos "tics" que me preocupan profundamente.

Sr. Iglesias. ¿Cómo puede usted atribuir a otros actores, el Sr. Sánchez por ejemplo, soberbia y prepotencia?

Sr. Iglesias: esto es justo lo que usted desborda desde que sale el sol hasta que se pone. Siempre tuvo esa tendencia, le escuché en alguna ocasión reconocerlo. Pero en los últimos tiempos le veo sencillamente “desbocado”

Alguien que se postula a presidir un gobierno debe controlar esos impulsos ineludiblemente, no basta con reconocerlo. Dicho de otra forma: quien no es capaz de dominarlos no está en condiciones de optar a tan alto cargo.

Es posible que le hayan desbordado los acontecimientos, no lo sé, pero sea cual sea el caso, para estar ahí hay que tener cuajo y gran dosis de sabe estar.

La unión con Pedro Sánchez, que dice pretender, y sería la más natural del momento dadas las circunstancias y escenario, la está desnaturalizando usted y he de decirle, que al igual que en otras ocasiones critiqué a Pedro aptitudes que no me parecían correctas, en este caso está jugando a una altura muy superior a la suya.

Tal vez su entorno más próximo le vea como ese líder sólido sobre escenario adecuado.
Le puedo asegurar que ese entorno no le va a hacer ganar unas elecciones, y quien sí lo podría hacer empieza a verle con cierto recelo. Tanto, que me atrevo a aventurar que si lo que persigue es una nueva contienda, es muy posible que la audiencia acabe cortándole la coleta.

Usted sabrá Sr. Iglesias. Pero quienes vemos el partido desde la grada, nos damos cuenta que un penalti no se puede pitar en el centro del campo, y que los jugadores que se extralimitan en sus acciones terminan fuera del terreno de juego.

Esa atalaya, a la que me subo de vez en cuando para observar el ambiente que se respira a su alrededor, me indica que los últimos  movimientos están provocando un Sánchez al alza y un Iglesias a la baja.

A veces, alumbra más luz el viejo por serlo y haber vivido que los datos estadísticos que proveen algunas encuestas.
¡Cuidado! No vaya a haber sorpresas imprevistas.

Usted no puede presentarse, Sr. Iglesias, como hizo, anunciando aquella propuesta de gobierno, en los términos y momento elegidos. Hizo cambiar el paso a más de uno. Sí, ¿y qué?
Tuvo un buen resultado electoral, es indudable, pero no el suficiente para actuar como lo hace, y observando lo que observo, me atrevo a añadir que ¡menos mal!

No puede pretender marcar el terreno de juego como intenta; mejor dicho, no debiera, porque hacer si lo hace. No debiera actuar con esa sobre-exposición, prepotencia y soberbia que hace, y por añadidura aplicar al Sr. Sánchez tal mérito.

Esto Sr. Iglesias, es lo que hace la vieja política que usted dice combatir y que puedo estar de acuerdo, pero no para hacer lo mismo, que me obliga a disentir.

No puede usted hablar de la independencia judicial y presentar un documento como el que nos mostró estos días. Estoy completamente de acuerdo que las manos de la política han de salir por la puerta de urgencia de los órganos de la Justicia.

Escuche Sr. Iglesias: ¡Fuera de la Justicia todo vestigio y rastro de un político! No le puedo aceptar que pretenda quitar a Mariano para colocar a Pablo. Eso no es higiénico ni lo que usted dijo que habría que hacer. 
Si pretende hacer en todo lo mismo, le ruego, al igual que a los de siempre, que nos deje en paz.

Si así fuera, tal vez su campo esté en la Universidad y Consultoría, cuya capacidad y formación no pongo en duda, pero no en dirigir nuestro futuro.

Sólo faltaría Sr. Iglesia, que terminara usted dándole la razón al poco presentable Eduardo Inda.

Con la indignación que me provoca la soberbia y prepotencia, que en su caso ruego reflexión y punto y aparte.
En la confianza de poder contar con su aportación para el desarrollo de nuestro país necesitado de  cabeza, corazón y personas más dispuestas a sumar que a sustituir.

Reciba un  cordial saludo.
                                                                         
                                                                          D. Robles


P. D. Cabeza tiene, Sr. Iglesias, es evidente, y habiendo llegado aquí, sólo pido y espero que sepa utilizarla.

1 comentario:

  1. su prepotencia es grande aver si asi la calmas un poco. lo dudo tiene mucho pelo ,no airea su cabeza,para ser ojetivo.

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