viernes, 4 de marzo de 2016

UNA RANA Y SUS RANITAS

“Tres eran tres, las hijas de Elena. Tres eran tres y ninguna era buena”.

Van dos de tres, las veces que “Elena Aguirre” dice irse. Van dos de tres y ninguna era cierta. Falta una, la tercera. Cuando un juez le haga ver lo que durante tanto tiempo no vio.

Será entonces tres de tres, las mismas que hijas tenía aquella Elena

Buena cazatalentos fue esta Elena. Tanto, que después de tan prolífica carrera de fichajes sólo dos salieron rana.

El olfato me indica que está muy cerca de una gran charca de anfibios donde se verá, aunque sea sin darse cuenta, en medio de ella haciendo “crua, crua”

Su gran obsesión: varón de nombre Mariano, y no precisamente por amor, le lleva a  poner en curso los mayores malabares que en política se escribieron. No hallará descanso hasta que: bien pueda despertar de su sueño, bien un juez le de la puntilla y definitivamente  tenga que renunciar a tan noble intento. Es su forma de proceder para optar a tan digna aspiración: Moncloa. Y como la vía ordinaria y reglamentaria parece estar llena de espinas, escarpias e indecorosas dificultades, recurre a todas las estrategias que se ocurren para mantener vivo el intento. 
Esta dimisión sorpresa, a nadie se escapa que tiene segunda lectura y como más de uno ya apuntó, comparto la tesis que le está enviando un mensaje al soñado Mariano.

Y él, tan despistado como siempre; en una ocasión dijo “se fuerte” y ahora “te entiendo”, aunque parece que ésta es sólo una parte del mensaje. No es difícil interpretar el resto y más lo que no dice.

Esta caza talentos, descubridora y denunciante del mayor escándalo de corrupción y golfería de nuestra democracia (GURTEL), está muy cerca de ser engullida por su propio descubrimiento. ¡Qué ingrata es la vida!

Valencia estalló. Madrid está a punto y las ranas se multiplican.

Rana: bichito anfibio, muy prolífico, que vive muy cómodo en charcas.
                                                                                 
                                                             D. Robles

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