viernes, 8 de julio de 2016

LA POLÉMICA DEL VERANO

El verano es una época muy apropiada para algunas celebraciones. Se encuentra la canción del verano y también, casi al mismo nivel, se busca y encuentra algún acontecimiento apto para animar la polémica.
Este verano qué mejor diana que Manuela Carmena de nuevo. El año pasado era a causa de un chalet de verano que después se supo que no era tanto, pero los dardos hay que lanzarlos, sea cierto o no, o a medias.

Este año sólo a Manuela se le ocurre habilitar un día y unas piscinas: aquellas que lo soliciten para bañarse tal como llegamos al mundo. “El día sin bañador”. En las redes sociales se alerta de otra salida de tiesto de Manuela, y para aderezar la polémica, la Sra. Aguirre, o mejor dicho, Esperpento Aguirre, liberal ella donde los haya, pone voz a tal desajuste de decoro ético.
 ¡Qué escándalo! Gente bañándose en pelota picada.

El paso de los años suele hacer daño a nuestra memoria, y a veces sin ser la edad la causa, nos vemos afectados por una fragilidad importante en nuestra capacidad memorística.
¿Por qué digo esto? Porque el verano madrileño lleva más de una década celebrando el día sin bañador, y hasta la fecha, que recuerde, nunca había despertado tanto interés crítico. A no ser que también me vea afectado por el envejecimiento neuronal.

Desde la época de Álvarez del Manzano y después con Gallardón se viene celebrando este día sin ningún problema, que se sepa. Disculpo la amnesia de Aguirre desde la perspectiva que esto lo llevó a cabo el otro PP, que no es el suyo, todo es posible. Y a quienes medio – se escandalizan hoy, o se escandalizan del todo, decirles que un poco de relax en verano siempre viene bien para reposar neuronas. Estas cosas nos hacen llegar a la conclusión que los hechos no están bien o mal en sí mismas, sino en función de quien las hace.

Como ahora gobierna Carmena y hay que dar leña como sea, un poco de memoria siempre viene bien. Hubo cierta reacción de hemeroteca, que para algo sirve, y así de paso, se pone un poco de “decoro” en medio de la jungla desbocada al ataque.

Pues bien, dejando a un lado la tontería política y de quienes acusan escasez de memoria: bañarse desnudos es la gran polémica. 
¿Y por qué no? Si hay quien le apetece bañarse  o tomar el sol sin trapos que escondan miserias, y los hay, no tiene prejuicios que lo impidan ¿quién es quien para levantar la voz erigiéndose en gendarme de la pulcritud, (mas allá de la propia), afirmar qué está mal y qué bien, y qué no se debe y por tanto prohibir? 
Si alguien hay, que sí, a quien no le gusta en su fuero interno y muy respetable, nadie le está obligando a bañarme de tal guisa, por lo que tal asunto tiene solución sencilla.

Existen playas nudistas desde hace mucho tiempo a las que acude quien quiere, y quien no, no va, ya no se cuestionan; ahora empezamos con las piscinas y me dirán que es diferente: tal vez sí y tal vez no tanto.

Y para rematar la faena y justificar una aptitud, ponemos de escudo a los niños, que en estos casos siempre son recurrentes, tal vez cuando ya no se tiene otra forma de justificar argumentos y……. ¡Qué vergüenza! Los niños (suponiendo que sea el caso) delante.

Y ahora reflexiono: es vergüenza que un niño presencie a sus padres, hermanos o quien sea desnudos, algo tan natural como esto, sin embargo no nos provoca pudor alguno que esos mismos niños presencien todos los días, sea en TV, cine, o donde fuere machetazos, tiros, puñaladas, sangre, asesinatos, cómo se practica un asalto o robo, y todo tipo de violencia y banalidades un tanto despreciables. Eso no provoca escándalo. Nos damos el gustazo de acompañarles en la visualización escénica, tranquilamente en una butaca o sofá comiendo gusanitos o gusanazos y venga tiros, violencia y muerte. Vemos cómo mueren los malos (nos dicen) y a veces también los buenos, etc. Sin embargo es escandaloso que un niño vea un cuerpo tal cual es, o el suyo mismo, que según sea el caso, hasta hay que tener cuidado.

Si hablo en nombre propio, les diré que es fácil que no acuda a una piscina nudista, como tampoco acudo a una playa del mismo tipo, pero eso no impide que sienta la necesidad de apoyar y defender la libertad de quien sí lo quiere y su derecho a ejercerlo.

También, que me resulta un tanto triste escuchar algunos comentarios-justificación al respecto, con una cierta carga de hipocresía y ausencia absoluta del mínimo elemental respeto hacia la diferencia. Ya no voy a considerar las opiniones a lo Aguirre, simplemente porque entiendo que no merece la pena. Estos personajillos para quienes todo está bien cuando lo hacen ellos y tan mal cuando lo hacen los demás sólo merecen ignorarlos y no escuchar su malicioso verbo.

La inquisición quedó atrás (casi toda). Las personas han de ser libres de hacer lo que crean en su fuero interno, y quien no esté agusto en casos como éste, lo tiene muy fácil: gafas de madera, mirar para otro lado (aunque me temo que muchos escandalizados no resistirán la tentación de observar el panorama para disfrute de su hipocresía) y por supuesto ir a otro sitio, que hay para todos. Pero “cuidadín” con tanta prohibición de lo que no nos gusta a nosotros.

Límites y prohibición hay que ponerla de relieve, entiendo, cuando algunos hechos provocan sufrimiento a otro ser, sobre todo cuando está en situación de debilidad y otros similares, no para cortar la libre expresión de cualquier ciudadan@, pero ese sufrimiento parece no escandalizarnos tanto.

                                                                         D. Robles





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