viernes, 1 de julio de 2016

EL DÍA DESPUÉS

Este pasado fin de semana, en mi último comentario planteaba una pregunta a la que invitaba a responder después del lunes día 27, día posterior a la jornada electoral.
Pues bien, llegó el día después y el resultado del 26J responde en toda su extensión a la pregunta-previsión planteada.
Lamento haber acertado. Explico por qué.

Este domingo se dieron, en mi opinión, varias situaciones en las que merece detenerse un poco y analizar con cierto cuidado. Confío en que las reflexiones que haya a posteriori sean más serias que las encuestas realizadas a priori y alumbren un poco de luz y formación sobre el panorama.

Analicemos:

En primer lugar, por la derecha había una alta probabilidad  de que C´S perdiese votos en favor del PP. No eran necesarias encuestas que lo anunciasen, sabemos que el votante situado en este espectro se moviliza muy fácil en favor del llamado voto útil, que no sé bien por qué se le llama así, pero funciona. Mariano lo sabía y por eso apostó a la segunda vuelta.
Trabajaron desde el minuto cero e hicieron valer de una forma muy efectiva  el también llamado voto del miedo, y en este caso hay que decir, bien llamado, porque escuchando algunas opiniones y mensajes, sí es para dar miedo. Es un terreno en el que los populares se mueven muy bien.

En segundo lugar se presenta un escenario por la izquierda que ni los más incrédulos podían intuir.
Me sorprende cómo los estudios de mercado pudieron fallar tanto en este caso, y hablo de fallo aunque creo que no es del todo así. Acertaron en el caso de C´S y del PSOE, bajo ese margen de error siempre asumible y no lo hicieron curiosamente en el caso del PP que apuntaron a la baja y en el de  PODEMOS, justo en sentido contrarío. El fallo en estos dos casos fue de una forma casi estrepitosa.

Primera pregunta: ¿Son ciertas esas encuestas o hubo algo de cocina para favorecer el miedo y movilizar a la gente en el sentido que lo hicieron? Yo creo que hay algo de esto. Si no fuera así, quien hizo ese trabajo debe dedicarse a otra cosa.

A continuación hilvano con el comentario del fin de semana: el resultado.

Entiendo y respeto, como es natural, que cada persona tenga sus ideas, las defienda y que vote lo que crea conveniente. Se puede sentir mayor aproximación a una formación y líder que otros. Es lícito no votar jamás a un determinado partido, de la  misma manera que lo es votar siempre al mismo, lo que se conoce como piñón fijo, etc.  Ahora bien, todo esto y más, no impide  que haya cosas que despierten en mí cierta curiosidad.

El domingo, de los ocho millones de personas que votaron en esta ocasión al PP, aproximadamente la mitad no le puedo encontrar justificación más allá de ese miedo sembrado e interesado, que lejos de reflexionar sobre el mensaje, se asume de la misma forma que se asume lo contrario si la fuente emisora es la misma.
Hoy, sabemos que el PP es un partido corrupto, y digo partido, no casos aislados, los datos lo avalan. Los hechos probados en algunos territorios como Valencia, Madrid y en la mismísima Génova, no los conoce quien no se quiere enterar, a lo que hay que añadir los efectos dramáticos de su gestión de gobierno sobre el conjunto de la sociedad. Pues bien, que en algunas comunidades se pueda votar a este partido se puede entender, sobre todo en elecciones autonómicas, pero en estas Generales y en estos dos territorios, al igual que al PSOE en Andalucía, me hace llegar a la conclusión que aquí tenemos un problema. O bien esa masa social está abducida por la mafia, o bien forma parte de ella, o aquí hay unos desajustes de difícil interpretación. 
Tal vez fuese bueno, que desde los aparatos de partido entraran en sus casas y les robaran hasta la ropa interior, porque estoy seguro que al salir con el botín les aplaudirían e invitarían a volver el día siguiente a la misma hora para tener tiempo a ir a la tienda a comprar repuesto y que se lo llevaran también.

Otro desajuste serio que observo: me resulta de difícil comprensión que aquellas personas que sufrieron de forma intensa las causas de las políticas de este Gobierno le puedan seguir prestando su apoyo para que siga profundizando la herida, hubo y no pocas. Sabiendo como sabemos, o debiéramos, que mienten hasta cuando están callados, que actúan como auténticas mafias, se cargan los jueces que sea necesario y estorban, y un largo etc. Que vengan ahora con discursos suaves hablando de moderación y demás y que todavía le sigan creyendo: tenemos un problema.
Saben bien que el barrizal les beneficia y hacen muy buen uso de él, al fin y al cabo es lo que importa.

Si sumamos estas variables y traducimos en votos podríamos hablar de una cifra de más menos cuatro millones, que sabemos que son lógicos, por interés y circunstancias que no se van a discutir. El resto lo dejo a la libre interpretación de ustedes, la mía es clara.

A este jardín hay que añadir el “despelote” de los partidos – alternativa, que ejercen  de todo menos de alternativa. En este caso la gente que les sigue con ojos cerrados y nariz tapada es considerablemente menor que el caso anterior, pero no sirve.

Es evidente que no se puede estar de acuerdo con todas las propuestas, es de cajón, pero entiendo que lo que no se debe hacer es votar a uno para que no gane otro, y aquí pasó mucho de esto. No se puede tapar la nariz después de lo que vivimos estos cuatro años, “despotricar” de un Gobierno y terminar dándole su apoyo buscando justificación en “los rusos que vienen”.
Un voto hay que emitirlo para favorecer el proyecto y propuesta en que cada cual crea.

Quien lo hizo mal no tiene escusa, y en el peor de los casos se vota en blanco o nulo, pero nunca a favor. No hay que votar necesariamente a otros, pero votar a quien nos miente, engaña y maltrata, por el miedo al que nos fueron llevando sin darnos cuenta, tiene mérito.

En otro orden, no sé si alguien de ustedes tuvo ocasión, curiosidad o interés en fijarse en las cifras de voto. No hablo de porcentajes, hablo de votos emitidos. Si no es así, les invito a que lo hagan y vean si hay algo que les llama la atención. Votos emitidos en diciembre y junio, cuántos fueron abstención, cuántos fueron a parar a cada partido y cuántos en junio restaron a unos y sumaron a otros, en qué proporción y la casualidad de los números redondos hasta en la las décimas. A quién afectó la suma , a quién la resta, quien salió beneficiado y quién perjudicado.

¿Hubo alguna irregularidad? Si no hay datos que lo confirmen no se puede afirmar, por lo que simplemente hablo de coincidencias que pueden ser casualidad, pero que llaman la atención, y en un país  donde votan difuntos, la jornada electoral hay un volumen importante de vehículos dedicados al transporte público con sobres incluidos, donde algunos  funcionarios de correos en zonas rurales hacen un trabajo inmenso, etc., una más ni se ha de notar, ni tampoco causarnos demasiada sorpresa. Y no estoy hablando de Venezuela, hablo de España. Por cierto, ya nadie habla de Venezuela después del domingo 26, ¿se habrán acabado los problemas en ese país? O ¿será que ya no interesa? Hasta en A3 aparcaron al país caribeño. 
Si a las casualidades añadimos que la autoridad encargada de tan importante labor es el actual Ministro del Interior, de contrastada garantía, cada cual extraiga la conclusión que crea oportuna, a mí me “mosquea” seriamente. Les invito a comprobar y comparar datos y número de votos.

Llego a la conclusión y comparto la idea de quien piensa que en este país más que un presidente necesitamos un siquiatra.
                                                               D. Robles


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