domingo, 4 de mayo de 2014

ENCUESTAS Y ENCUESTADOS

Dos fueron las ocasiones en que alguien se dirigió a mí para interesarse por mi opinión sobre asuntos de actualidad.

Una por teléfono. No supe muy bien con quien estaba hablando, ni tampoco qué quería, por lo que las respuestas puedo decir que no fueron respondidas todas, de forma coherente con lo que pensaba al respecto, lo que quiere decir que, si varios encuestados más llegasen a pensar lo mismo, cosa que me atrevo a aventurar, y en consecuencia las respuestas fueron del mismo calibre, pueden bien imaginar el rigor científico del trabajo.

La segunda fue presencial y me llamó la atención que la encuestadora, al plantear alguna pregunta añadía “bueno, esa ya la respondo yo” y pasaba a la siguiente, lo que nos puede hacer concluir que esa encuesta también se le puede atribuir alto rigor científico.

Al margen de estos casos que no deben ser tenidos en cuenta más allá de la anécdota, sí es importante fijarse en el gran volumen de datos que alumbran tantas y tantas consultas y la o las lecturas a que da lugar, que según quien las haga pueden decir una cosa o la contraria, y el lector como no ande un poco avispado enterarse de lo contrario de lo que los encuestados dicen.

Una de las últimas que pude seguir, publicada en un medio de comunicación, aporta un titular que dice “La confianza económica se duplica en un año” pasa del 26 % al 43.1%.
No puede ser más optimista el dato. Cualquiera que vea esto, puede llegar a pensar que es cierto que el “papelito” está cambiando y todo apunta que a un ritmo endiablado, por lo que, de aquí a final de año adiós a la crisis; más o menos.

Si seguimos leyendo el resultado del trabajo, llega un punto en que, a la pregunta de cómo es la situación personal y la del entorno más próximo el 85%  de los preguntados responde que hecha unos zorros. Como es fácil entender no es la respuesta literal pero más o menos viene a decir eso. Pregunto pues, ¿En qué quedamos? ¿En la burra o en los cuarenta reales?

Deduzco que las personas en gran medida, no somos dueñas de nuestra opinión o quizá peor, no la tenemos, puesto que, si nos fijamos en estos dos datos apuntados, podemos comprobar cómo los discursos y la presión mediática es capaz de llegar a convencernos y hacer creer en una situación que no se ajuste demasiado a la realidad, es decir,  vivir engañados.

 No se preocupen: no es necesario que piensen, ya lo hacen por ustedes, con aceptar lo que les cuenten, y leyendo el resultado de esta encuesta es lo que parece, ya tienen bastante.

Aunque haya encuestas, estudios, trabajos, que bien puede decirse que aportan el resultado que quiere quien lo hace o paga, no puedo dejar de considerar la veracidad y rigor científico con que se elaboran otras, me consta, tal vez la mayoría, pero como en todo también en esto, para gustos pintan colores.


                                                                                    D. Robles

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