Llevamos tiempo esperando que Hervé Falciani nos abriera su armario. Todo
hacía presagiar que si empezaba a ver la luz esa famosa lista iban a pasar dos
cosas: expectación e interés para unos; pánico, desprestigio, vergüenza; quizá
un poco de todo para otros.
Comenzó el film y espero que "El Confidencial", diario que lo publica en
España, nos deleite todos los días con algún nombre y hecho. Estoy seguro que
nos aportará sorpresas diversas. Grandes defraudadores. Seguro que surge alguno
de los que nos ilustran, o ilustraban con sus sabios consejos de buenas
prácticas, cómo hacer para salir de la crisis y también gestionar lo público.
Tendremos la oportunidad de conocer nombres y cantidades, no sé si todo,
tal vez no, pero sí suficiente para que, quien quiera sepa dónde está y qué
tiene a su alrededor.
Emerge Podemos y se presenta como abanderado combatiente de estas
prácticas. De repente en sus filas hay quien, salvando las distancias, parece
que metió la “patita” y no veo todavía explicaciones suficientes que sirvan
para disipar dudas. Habrá que esperar qué
deparan los acontecimientos, pero no es una aptitud ejemplar. Puede que no se
haya cometido ilegalidad alguna. Inmoralidad parece que sí, y eso en
política tiene nombre y precio. Más si cabe, para quien dice estar dispuesto a
combatir las prácticas que denuncian Falciani y también ellos.
Si ahondamos un poco en la selva
lujuriosa, inevitablemente nos topamos con Montoro. Sujeto curioso, entrañable
en algunos casos y sin duda más propio de una serie de dibujos animados que de
algo tan serio como un Ministerio, y nada menos que el de Hacienda.
Los defraudadores estafan y el
Ministro, con la discreción que le caracteriza y la grandilocuencia de su verbo
fácil, roza la legalidad por no decir la sobrepasa, ya veremos, para atacar a
todo lo que se mueve a su alrededor y le molesta al no ser complaciente y
obediente con sus mandamientos. Lo que parece bastante claro es que tiene de los
nervios al plantel de técnicos de la Agencia Tributaria. No me sorprende.
Comienzan a conocerse los datos de
Falciani y como si fuera un abanderado antifraude nos deleita con sus sabias
diligencias. Ahora hasta parece estar dispuesto a tomar medidas legales contra
el HSBC. Y queda tan ancho. Reconozco que escuchando estas cosas, no me provoca
sonrisa por lo serio del asunto, pero sí una cierta apetencia de penetrar en la
pantalla del televisor y obrar en consecuencia. ¡Montoro persiguiendo el fraude
fiscal!
Si esto fuera poco, escuchamos a la
Vicepresidenta del Gobierno y Portavoz referirse al asunto y dice apuntando a
Monedero: “Si todos los españoles hiciéramos lo mismo a ver quién paga la Sanidad, la Educación, etc.”
¿Nos tomará por imbéciles?
Solemnemente y con el rostro serio y
de circunstancia que le caracteriza habla sin sonrojarse lo mínimo. Pone como
ejemplo la Sanidad y la Educación con la “tralla” que le dieron y siguen dando.
¿Cómo es posible que esta mujer tenga
el atrevimiento de hablar en esos términos con lo que tiene en casa?
En la actualidad, en su Partido es
donde más golfos aparecen por metro cuadrado (siguiéndole de cerca el otro gran Partido), y el propio paga en B para “escaquear” al fisco. Algo que parece
probado a juzgar por los informes judiciales publicados. ¿Es tal el ansia que
tienen de buscar elementos de censura para el rival que ciegan ante la
evidencia de lo propio?, ¿A quién pretenden engañar?, ¿Esperan tapar sus
vergüenzas subiendo el volumen a este tipo de ruido?
Un hecho delictivo, lo es y punto,
con independencia de su tamaño y quien lo ejecute. Eso no quiere decir que
inevitablemente se establezcan comparaciones. Que bajo el paraguas de Gürtel se
saque pecho con el caso Monedero no deja de ser cuando menos chocante.
Conocemos a Bárcenas. El gestor
económico más importante de España. Engañó a todos en Génova: dicen. Pretenden
convencer a todo el mundo.
Les voy a proponer un ejercicio de
reflexión: se dice que Bárcenas llevó en Suiza del orden de 45 o 50 millones de
€. Millón arriba o abajo poco importa. Esto que se sepa. ¿Será suyo todo ese
dinero? Me cuesta creerlo. Si así fuera y resulta que en Génova nadie se
enteró, ¿En manos de quién tenemos el Gobierno del País?
Opino que no es todo de él.
¿De quién?
Les invito a sugerir opciones.
Entre tanto, me resulta confortable
ver que surgen figuras como Hervé Falciani, Edward Snowden y Julian Assange.
Dispuestos a denunciar delitos oficiales amparados en legalidades varias
establecidas por quien los practica.
Se les persigue como si fueran ellos los delincuentes. Recuerden que Falciani no fue extraditado de España a Suiza gracias a la intervención de una Juez. Nuestro Gobierno ya estaba dispuesto a cumplir el trámite. Claro, el contribuyente nunca debe conocer a quien le está defraudando.
Confío que un día se les reconozca a
éstos, y aquellos que sigan su ejemplo, su labor y aportación a la Justicia.
Estoy seguro que la sociedad ya lo reconoce y valora, pero no es suficiente.
D. Robles
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