Finiquitado el descanso estival, retomo mi afición “opinadora”, y
pensando en el motivo que me apetece comentar hoy, todavía no sé muy bien cómo se
me ocurre titularlo “Sopa de ajo”. La sopa de ajo es un plato exquisito, sobre
todo esa que se hace en mi pueblo. Esta otra sopa que tenemos entre manos más
bien habrá que situarla en la de letras, quizá la boba o todavía mejor, sopa de
gansos. Sea como fuere: tenemos una buena sopa.
Los agentes encargados de gestionar la política siguen a lo suyo, por su
lado mientras el resto de humanos vamos por otro, aunque también he de decir de
éstos, que debemos colocarnos en al menos dos grupos: aquellos que siguen a los
suyos hagan lo que hagan y quienes piensan un poco más y son capaces de asumir algún
compromiso aunque sólo sea a través de un voto.
El panorama actual nos dibuja un escenario cuando menos pintoresco:
Siguiendo el último resultado
electoral y yendo de mayor a menor nos topamos en primer término con Mariano:
erre que erre, firme en su discurso y mensajes. Fija una fecha de investidura de
tal manera que si no alcanza el objetivo y hay nuevas elecciones, éstas han de
coincidir nada menos que el día de Navidad. Acto seguido nos anuncia que si
esto ocurriese así, el culpable es Pedro, ¡casi na! y tan ancho.
Hay que apoyarle a él y a su partido
como sea. Es el único serio. Un Partido en el juzgado por su parecido a la
cueva de Ali Babá, con los últimos ingredientes de Soria y Rita nos habla de
seriedad y rigor con una naturalidad que hasta parece cierto.
Ahora le subió la
vena del diálogo y pacto, de la negociación; hasta aquí era algo desconocido
para él. Decir no a Rajoy, nos dicen, es decir no al Rey y también a España.
¡Ala! Otra buena frase para la sopa.
Si así lo cree ¿por qué cuando se escondió y no quiso dar la cara y sí lo hizo Pedro dijo que no al Rey y también a España?
Si así lo cree ¿por qué cuando se escondió y no quiso dar la cara y sí lo hizo Pedro dijo que no al Rey y también a España?
Siempre censuró los bipartitos y demás coaliciones allá donde
se producían. Ahora está dispuesto a firmar un pacto a tres.
Acuerda con Albert luchar contra la mala praxis y a la primera de cambio
nos deleita con el amigo Soria. En fin, Mariano en estado puro. Garantía de
lucha contra la golfería y malas prácticas. No dudo cuántos hay que así lo
creen y defienden a pesar que los hechos hablan y no dejan lugar a la duda - a
quien quera verlo.
En segundo lugar encontramos a Pedro.
Después de la primera experiencia y batacazo por no saber calcular y aplicar
una estrategia equivocada, que también
él y los suyos se empeñan en culpar a los demás: recordarán aquella “tontería”
que Iglesias votó con Rajoy que todavía dura. Ahora parece que cambió un poco
el paso, está más prudente, tal vez calculando los tiempos y tratando de
ordenar la jauría que tiene en casa. Estos días se levantó de nuevo la
veda. Todos quieren imponer criterio con
lo bien que les iría si fuesen un poco más prudentes y discretos y no hubiera tantos
ejerciendo de grillos.
Susana, con el buen pastel que tiene
en casa y un aval de gestión bastante pobre recomienda y dice: con 85 diputados no se puede hacer Gobierno, al PP
hay que echarle y también que no puede haber otras elecciones. Quedo esperando
a saber cual es la solución que aporta y con la espera me quedo. Esta mujer ¿a
qué juega? Tal vez a lo que no debe.
Creo que al final Pedro se va a
postular a la presidencia, con menos fuerza que la vez anterior si lo hubiese
hecho bien, pero es una posibilidad, y es probable que pueda sumar apoyos,
aunque, tanto en este caso como en otro, preveo una legislatura más bien corta.
Sigo situándome en el escenario que no habrá terceras elecciones.
En tercera posición se sitúa
Iglesias: después de un recorrido corto e intenso, creo que está amortizado y
es momento para que de un paso atrás y siga los pasos de Monedero. Hoy Pablo no
suma en Podemos, más bien resta. Su puesta en escena y maneras que se pusieron
de manifiesto no son las que el país necesita y la gente demanda. ¿Es necesario
Podemos? Sí, no tengo duda, igual que C´s. Provocó en el país algo muy necesario, ahora bien,
gestionar ese escenario es otra cosa y así como su segundo, Íñigo, se le ve
otro talante y maneras más aptas para el ejercicio de la política, a Pablo le
sobrepasó el éxito y ahora hay que decir que si en algo quiere a aquello que
parió ha de dar un paso atrás, de lo contrario irán a la baja sin remedio:
tiempo al tiempo.
Apremia a Pedro a que dé el paso para apoyarle, supongo, ahora ya no
presenta equipo de Gobierno. ¡Qué disparate aquel! ¿Cómo puede no ver estas
cosas? tanto él como quien le rodea.
Añado, que internamente tienen todo el derecho a organizarse como crean
conveniente, pero no se puede predicar una cosa y hacer otra. Entre lo
estrictamente asambleario en su máxima expresión, que suele desembocar en
disgustos y cuesta respetar, y el dedo democrático que encontramos en otro lado,
hay equilibrios que es por donde debían discurrir las cosas. ¿Cómo es posible
que cueste tanto dibujar ese trazado de equilibrio en las organizaciones?
A continuación avanza Albert. Este es un caso que pasará a los anales de
la historia. Posicionado en la centralidad busca protagonizar movimientos a
izquierda y derecha. Del no apoyaré nunca a Mriano, pasamos el día después al cuándo
nos sentamos a hablar. Del documento firmado contra la corrupción, pasamos a
los dos días a una cierta complacencia para facilitar la opción del Gobierno de
no comparecencia en pleno ante el primer escándalo que se presenta. Todo en un
momento de transición hacia la composición de Gobierno. ¿Podremos imaginar el
día después?
Estos chicos, tanto Albert como Pablo, tenían todo para conquistar a la
ciudadanía y lo están estropeando de una manera que nos va a conducir a seguir
como hasta ahora, y esto es lo peor que nos puede ocurrir una vez llegado aquí.
Tanto PP como PSOE necesitan sentir detrás el aliento de alguien que los marca
y puede dar un susto.
Más sopa: La prensa. Como dije en muchas ocasiones y ahora una vez más,
es un poder a quien hay que interpretar pero nunca fiarse demasiado. Hace lo
imposible por influir en favor de lo que representa y quiere, y a veces de quien le paga. Ni las encuestas
que publican son fiables.
Sigo a veces la opinión de alguna cadena, no para tratar de informarme,
por supuesto, sino para distraerme un rato y doy fe que lo consigo. Es lo más
parecido que encuentro en plasma al camarote de los hermanos Marx. Creo
que alguna gente no opina en función de lo que piensa sino más bien según lo
que cree que debe decir, puesto que es imposible interiorizar que haya personajes tan
retorcidos y con tan poca licencia.
En fin querido lector: tenemos una buena sopa y no precisamente de ajo, a no ser
que la apliquemos como ajo y……..
D. Robles
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