sábado, 15 de octubre de 2016

TIRANDO DE CORREA

Pues sí. Llegó el gran día. Correa, pieza clave en este escándalo, se suelta la melena y empieza a hablar. 
Resulta sorprendente que un país en el que casi nadie sabe nada de lo que pasa a su alrededor, que llegado un punto no conocen ni al vecino con quien toman café, etc., llega un hombre y con una naturalidad que no deja indiferente a nadie empieza a charlar como si estuviese tomando ese café con ese vecino. Estamos hablando de Gürtel, el mayor escándalo de golfería de la historia moderna española vinculada a la política. Es en sede judicial, por lo que no me atrevo a presumir lo que nos quedará por ver y escuchar todavía.

Llegados aquí, ya no sé bien si alguien va a tirar de la manta o sólo se va a tirar de correa, porque una vez empieza a hablar este personaje (Francisco Correa) es posible que ya no sea necesario que hablen más, o sí. Más si vemos su disposición a darle al pico y naturalidad con que lo hace. 

Me genera dudas  e interrogantes este episodio, y eso que no hizo más que empezar.
¿Dice verdad?, ¿Pretende levantar la alfombra?, ¿Obedece a algún pacto?, ¿Quiere salvaguardar a alguien?, ¿Es estrategia?, ¿Está previsto que levante sólo una parte de la manta? Hay un sinfín de interrogantes cuya respuesta tal vez pase a engrosar algún archivo en algún rincón del conocimiento de los protagonistas de la  historia. 
También es cierto, que a estas alturas no debiera ser necesario que hablen demasiado puesto que no es necesario ser demasiado inteligentes para darse cuenta de la realidad de unos hechos vergonzosos.

Más allá de poner detalle a lo que todo el mundo sabe a estas alturas, todo el mundo que quiera, claro; habla de políticos implicados en cobros y demás hazañas de la misma honesta naturaleza, pero no da muchos nombres y me sorprende más aun que desde la Fiscalía no se le pregunte: ¿quién? A no ser que eso forme parte de algún capítulo posterior.

Todo lo conocido hasta hoy, con independencia de lo que vea la luz que presumo será bastante e interesante, es ya suficiente para que hubiera que empezar a asumir responsabilidades políticas de una vez, pero  ya sabemos que eso no forma parte de nuestra cultura democrática.

El partido afectado por ello, el PP, sigue aferrado a su  discurso monolítico. Ahora resulta que como esto ocurrió hace mucho tiempo, no tiene que afectar a la política actual. Los dirigentes de hoy parece que no estaban entonces, y ahora eso ya no se hace, nos dicen.

Claro, hace mucho: el escándalo salió a la luz el año 2009. El PP, hoy se puede decir sin temor a equívoco que es como la versión moderna de la cueva de Alí Babá. Practica procedimientos utilizados desde el minuto cero de su fundación. La mayor parte de los dirigentes del actual PP llevan décadas ahí. Dice Correa que las oficinas de Génova ocupaban más su tiempo que las propias. ¿Dónde está José Mari?, ¿Qué tiene que ocurrir para que salga a la palestra? ¿O será que tampoco se enteraba de lo que estaba pasando en su casa? Recordarán ustedes que hay quien no se había enterado que en el garaje de su casa había un Jaguar. Resulta que Correa si lo sabe.

Dice Correa que con la llegada de Rajoy a Génova las cosas cambiaron. Claro, ya no se estaba en el Gobierno y no se podía adjudicar obras como antes, entre otras cosas, por lo que hubo que desviar la atención a un terreno muy bien abonado: Valencia. 

En breve se inicia un nuevo proceso de investidura para formar gobierno. Conocemos la posición de cada cual.
Dadas las circunstancias ¿Qué papel le espera a C´S y PSOE? ¿Cómo podrán justificar su apoyo, bien activo o pasivo al partido más corrupto de la historia? Y si de nuevo hubiera elecciones, ¿la ciudadanía seguiríamos gozando de la misma torpeza de seguir apoyando a esta tropa?
Si me guio por lo que escuché en la calle recientemente, diría que sí: conversación entre un  hombre y dos mujeres al respecto. Dice él: “yo ya sé que roban, pero a mí no me importa, voy a seguir votándoles”. ¡Que viva el vino!, ¡así nos va! Después nos quejamos. Siento que debían robarnos hasta el sueño para ver si así despertamos algún día.

Pueden seguir en el empeño de convencer a la concurrencia de su interés a través de sus discursos. Los hechos hablan y no dejan lugar a dudas. Aquí no hay manzanas podridas. El cesto está podrido. El cesto en el que también está, por supuesto, el complejo empresarial que se mueve alrededor y que provocan tanto daño al conjunto de la sociedad.

Sras. Cospedal y Santamaría: no busquen excusas ni evadan su responsabilidad, ni esto es el pasado, ni todos los responsables están fuera del partido puesto que ustedes, Mariano y demás familia siguen dentro. Esto no pertenece al siglo XVIII, es hoy y si lo fuera, no se puede echar tierra encima. Estoy seguro que si estos hechos perteneciesen a  otro partido el discurso de Cospedal y Cía., iba a ser muy diferente.
Tratan de convencernos que nadie hizo tanto contra la corrupción, cuando lo que hacen es aparentar que hacen para que todo siga igual, los hechos lo demuestran. ¿Puede un corrupto elaborar normas contra la corrupción? Dicho de otra forma ¿Puede la zorra cuidar el gallinero y esperar que no haya víctimas? Pues no.
Para muestra de su higiene un botón: con la que está cayendo a día de hoy, no tienen el menor escrúpulo en deleitarnos con el recoloque de Soria y Mato.

Dicen colaborar con la justicia mientras destruyen todas las pruebas que pueden. Buscan todos los recovecos posibles para acabar con los jueces incómodos por mucho que nos quieran hacer ver lo contrario (Garzón, Silva, Ruz)
Se puede concluir: Estuvimos y estamos gobernados por un partido corrupto, germen del descaro y golfería sin la que no pueden sobrevivir.

Piden claridad y celeridad a la justicia a la vez que piden la suspensión del proceso y articulan todas las artimañas a su alcance para esquivarla.

Ni PP, ni PSOE, ni ningún partido tocado por prácticas corruptas puede merecer nuestro respeto y apoyo, a no ser que lo nuestro sea aplaudir primero y quejarnos después.
Al fin y al cabo y de alguna manera, en nuestra mano está hacer crecer la marca España

                         
                                                             D. Robles

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