El PSOE se encuentra en la recta
final de su proceso interno de primarias para liderar el Partido.
Tal vez el más intenso, atípico y
caliente que haya vivido esta formación en toda su historia, salvando aquel del
contubernio en que J. Borrell se atrevió a amenazar la hegemonía del aparato y
lo venció.
Posteriormente buscaron la manera (el
aparato de entonces, que sigue
controlado por los mismos) de “cargárselo” como todos recordarán.
¿Se repetirá la historia?
Todo es posible. Observando los
movimientos de las últimas fechas, donde el mayor apoyo popular todo apunta que
lo lleva Sánchez y donde el aparato oficial está haciendo ímprobas maniobras
para vender su realidad, que no la realidad, y colocar a Díaz contra viento y
marea, cabe esperar, hasta que un Partido tan democrático como éste sea capaz
de organizar la democracia a su medida.
Hay mucho nerviosismo en la oficialidad del Partido. Se saben repudiados,
o debieran, por una parte importante de la base social que les sustenta y puede
haber un nuevo caso Borrell. Cunde el pánico.
Las presiones “Susanistas” a la militancia son tan descaradas que
trasciende lo particular a lo público. Por otra parte se conoce que hay
agrupaciones afiliando hasta el perro del vecino para que sume voto. Todo esto,
en una organización y unos representantes que dicen defender la democracia
sobre todas las cosas.
El fin justifica los medios. Hay que ganar esta batalla. Se inflan los
censos de forma artificial, y un buen número de afiliados que hoy son
socialistas de toda la vida dejarán de serlo una semana después, pero habrán
cumplido una misión y tal vez un favor. No importa: el objetivo es ganar. En
este terreno hay señorías ampliamente curtidas. No es la primera vez que se
recurre a una estrategia tan democrática.
Una vez conocido el resultado de los avales, llama la atención algún caso
como el gallego, donde Sánchez es apoyado de forma mayoritaria. Gana en todas
las provincias menos en Orense. Casualmente es de esas demarcaciones donde hay
una baronía, según trasciende, haciendo
recolecta y suma de afiliados fantasma. No se informa si va el perrito o no,
pero suman. Hasta Pontevedra, con el todo poderoso (según cree él) Caballero al
frente, dijo sí a Sánchez.
Presiones de todo tipo para avalar y votar a Susana, so pena de ser
tenida en cuenta la desobediencia.
¿Y si después de todo el esfuerzo gana Sánchez?
Se puede afirmar, sin temor a equívoco, que lejos de tomar nota y hacer
la maleta, como sería exigible después de todo lo que se vivió, seguirán escribiendo
el segundo capítulo del Borrell show.
Es mucho lo que se juega esta “tropa”. No son los intereses que dicen
defender: los del País. No, es otra cosa.
Llevan demasiado tiempo instalados en el altillo del poder, con todo lo
que supone de medio de vida, favores alcanzados y debidos como para no utilizar
todo lo que esté a su alcance, sea lícito o no para seguir instalados en su
atalaya.
Observo que la militancia de forma
mayoritaria tiene decidida su opción. El aparato nervioso y preocupado.
Aquí puedo recuperar aquel dicho: “Roma
no paga traidores”.
También muy propio un artículo que leí en un medio que se pregunta: ¿Y si
gana Susana a quién votamos?
Pues eso. Si ésta resultase vencedora esa es la gran pregunta que se hará
gran parte de la militancia y también los votantes que no militan, que son en definitiva
quien decide unas elecciones. En ese proceso donde no es fácil ejercer presión
ni compra de voluntades, tal vez recibieran la respuesta que no quieren escuchar.
¿Y después qué?
Después de hacer una lectura de los avales, creo que Sánchez tiene muchas
posibilidades, puesto que el voto es secreto y mucha gente presionada a la hora
de avalar, votará en conciencia y no en obligación. También los diez mil seguidores de
López sacarán conclusiones, supongo.
En este mismo blog hice una predicción tiempo atrás. Todo apunta a que
los hechos conducen a ese camino. López no cuenta. Tal vez su misión sea
estorbar, dicho con el debido respeto.
Me pareció acertado y estratégico el ofrecimiento que le hizo Sánchez, y
aunque López esté a otra cosa, sus votantes tomarán nota, o debieran.
¿Qué le ocurrió al PSOE con la imposición de Almunia?
A veces la historia se repite.
Hay para quien es más interesante perder y mantener los atributos, que
ganar y tener que renunciar a ellos.
¿Usted qué cree?
D. Robles
No hay comentarios:
Publicar un comentario