Estos días trascendía
la noticia de la puesta en marcha, en Santiago de Compostela de una iniciativa
ciudadana denominada:“Compostela Transparente”. Se constituyó por varias organizaciones sociales. Su objetivo no es otro que, en
aras de la aprobación de la Ley de Transparencia el pasado diciembre, procurar
que no caiga en saco roto y hacer cumplir a los cargos públicos, en este caso
municipales, con este principio. También aquellas Instituciones que puedan
manejar fondos públicos.
Que haya surgido en
Santiago de Compostela puede que no sea casualidad, teniendo en cuenta la
aventura vivida por la capital gallega durante la presente legislatura.
Dicen que el celo en
esa transparencia es el mejor antídoto frente a la corrupción y para ello van a
crear dos grupos de trabajo: uno de control y otro de divulgación.
Me parece una
iniciativa sumamente interesante y que debía extenderse al conjunto del Estado.
Nuestros cargos públicos, bien sabemos a qué están acostumbrados en este terreno. Después de lo que llevamos vivido estos años ha de llegar un momento en que la sociedad civil diga basta y deje de solucionar aquellos problemas en la barra de un bar tomando un café con amigos. Problemas que suelen tocar fin a la par que el café. Lo dije en más ocasiones y ahora de nuevo, a la vista de este movimiento. Es necesario dar un paso al frente de activo compromiso social por parte de toda la sociedad civil. ¿Será este movimiento inicio de algo? Sería bueno que sí.
La Ley aludida en este
caso, creo que se presenta, como otras del ámbito de la delincuencia económica para justificar que se hace algo. Ante la alarma social
existente hay que reaccionar. Tengo la impresión que su objetivo es que sirva para poco. Que pueda seguir todo
igual o casi. Lo primero que me pregunto es: ¿Puede alguna persona corrupta o próxima a la corrupción fabricar
una ley que la penalice?
Sinceramente digo:
aquellas leyes de este tipo que vengan de la mano de los grupos que nos
estuvieron gobernando siempre, hace que me fíe bastante poco. De ahí la
importancia que tiene que la ciudadanía empiece a organizarse y dar pasos en el
sentido del dado en Compostela: es insuficiente, pero es un primer paso. Para
recorrer un camino hay que iniciarlo.
Les pongo un ejemplo:
un Presidente de Gobierno Autónomo estableció como medida anticorrupción que un
funcionario no podía recibir regalos por importe superior a 90€. Gran medida
como podrán comprobar. Uno de 100€ no. ¿Tres de 80? Quedan tan anchos, como si
hubiesen acabado con cualquier posibilidad de corruptela. Y además, presumiendo
y sacando pecho de haber hecho algo importante.
Habrán escuchado estos días que el Gobierno prepara
una Ley que habla de la financiación de partidos: no sé bien si pretenden prohibir la donación para importes superiores a 500.00€, si ha de identificarse quien las hace, o qué. Lo iremos viendo. ¿Nos estarán tomando el
pelo? Dicho de otra forma. Imaginen al tesorero
más famoso de España ejerciendo con esta nueva normativa y dirigiéndose a esos
amigos del alma, benefactores magnánimos en términos parecidos al siguiente: “no
me puedes hacer una entrega de 500, tiene que ser tres de 300 tres días
diferentes”. Pudiera ser ¿no? Ya están
dentro de la Ley. Pues por eso hay que decir basta a este cachondeo.
En otro orden de cosas
hay que referirse también a promesas incumplidas. Hablar resulta fácil,
prometer, qué quieren que les diga, y ¿hacer?, es otra cosa. Esos grupos de
trabajo que parece se van a organizar en Santiago y esperemos que en más plazas,
han de obligar a los partidos a que incluyan en sus programas que el
incumplimiento de promesas ha de ser motivo de dimisión inmediata.
A los dos años de
legislatura, evaluación. Ante incumplimientos serios: dimisión y si no quieren,
como si hay que echarlos del puesto a escobazos (entiéndanlo en sentido no
literal).
¿Qué habría pasado con
el Gobierno de la nación si esto fuese así? Probablemente no sería necesario
que dimitiesen porque ya no habrían prometido todo cuanto dijeron y que por si
no lo recuerdan les confirmo que no cumplieron nada de lo dicho. Según qué
caso, haciendo lo contrario.
D. Robles
creo que es lo logico y lo mas natural de decir basta ya.
ResponderEliminarSí, así lo creo también, y que además hemos de ser conscientes que todos podemos y debemos hacer algo para tratar de acabar con esta lacra que nos estruja.
ResponderEliminarUn saludo