jueves, 15 de septiembre de 2022

Y ESPERAN QUE CREAMOS EN ELLA

 

Y después esperarán que creamos en la Justicia y se preguntarán por qué hay tan poca fe en ella.

Los propios Jueces, encargados de velar por la ley y aplicarla con rigor no tienen el menor pudor en no cumplirla y situarse al margen de ella.  El órgano de gobierno de la Judicatura después de llevar cuatro años fuera de onda, esta semana incumple una vez más su cometido para seguir perpetrando la situación más insólita y por qué no, vergonzosa, en una Institución de este nivel.

Recientemente, en la apertura del curso, el presidente de la Institución, Sr. Lesmes amagó con dimitir si los políticos encargados de su renovación no cumplían con el deber que les encomienda la norma. Y yo me pregunto por qué en lugar de amagar no dimite de una vez. Si lleva cuatro años en situación irregular hace tres que debía haberlo hecho. Mejor crear un vacío que no vivir este esperpento.

Mal está que el político interfiera en la Justicia, pero tal vez sea aún peor que un Juez interfiera en la política al amparo de una toga. Hay decisiones en la forma y en el tiempo que así lo expresan.

Ejemplos hay unos pocos.

A veces nos presentan un “Juez estrella” dicen, por los asuntos delicados o escabrosos que enfrenta, y más si se atreve con algún “intocable”, tratando de esta forma de desacreditarlo. Otras, emerge algún Juez que se estrella: bien buscando la forma de estrellar a alguien, bien tratando de evitar que alguien se estrelle.

Prueba palpable y sin esconderse: el Juez García Castellón. Por una parte, no para de buscar causas que inculpen a líderes de la formación morada, aunque ninguno llegue a puerto porque todas cuantas abrieron terminaron en nada al no haber pruebas. Con el simple hecho de abrir causa el daño ya está hecho. Bueno, no es exacto, alguna prueba sí hay: quedó probado que se fabricaron para desacreditarlos y nada menos que desde el Gobierno de turno. ¿Qué pasó a quien las fabrico?, ¿a quién de forma cómplice las aireo? Nada. Sin embargo, García Castellón sigue insistiendo en abrir causas, alguna por segunda vez y quien sabe si habrá una quinta y sobre todo cuando se avecina alguna campaña de interés. Todo esto, claro está, con la inestimable colaboración y complicidad de la prensa del país que se presenta como seria y no se cansa de airear causas abiertas, con pruebas o sin ellas, a la vez que silencia y no dice ni “mu” cuando se cierran porque no aparecen las pruebas.

Compañeros de carrera piden a García Castellón que pare ya, que deje el mantra, pero oídos sordos sigue y sigue. Este buen hombre debe desayunar pastas “Duracell” 

Sin embargo, ante pruebas evidentes y palpables, hechas públicas, suficientes para llamar a capítulo a la Sra. Cospedal y tal vez a quien fue su jefe de filas dice este Juez que no hay causa. Está claro que hay que considerar favores y de paso…. ¿Es esta una forma de hacer política al amparo y sombra de esa toga? Desde luego, influir influye.

Ayer conocimos la última parte de la sentencia de los ERES (hasta ahora). No pretendo quitar una coma a la importancia del caso que ya tiene bastante de escándalo, pero, si leemos el voto particular de las dos Magistradas, y es de suponer que bastante fundado, hace cuando menos pensar que tal vez haya también tras esa sentencia, sobre todo para algún encausado un voto con matiz político y no sólo judicial. En definitiva, creer en la Justicia poco, mucho o nada depende en gran medida de la actuación de sus protagonistas, y el espectáculo que nos brindan algunas señorías no es precisamente para dormir tranquilos.

¿Debemos pensar que todos y todas, miembros de la Judicatura actúan de esta forma? Por supuesto que no. Hay grandes Juristas, grandes profesionales que actúan con rigor y velan por el buen funcionamiento del sistema, gracias a los cuales se mantiene un cierto nivel, lo que no quiere decir que como en cualquier colectivo haya “garbanzos” y no es justo que estos “garbancitos” contribuyan al descrédito del conjunto.

Así que, por mucho que aparenten y esfuercen, no esperen que la ciudadanía sienta complicidad con la Justicia. Mucho han de cambiar.

                                                          D. Robles    

lunes, 5 de septiembre de 2022

URBANITA DESPISTADO

 

Asoma septiembre y languidece el verano. Se va el verano vacacional que empieza con julio y da sus últimos coletazos en agosto después de mover tanta y tanta gente de un lugar a otro.

Vecinos de grandes y no tan grandes urbes están descubriendo para disfrutar el periodo estival otro mundo alternativo al clásico de sol y playa. El mundo rural. La montaña. Espacio natural puerta de paz, tranquilidad, buena temperatura (más en un año como este donde los dígitos de los termómetros nos tuvieron acongojados). Buenos lugares donde dar grandes paseos alejados del calor y dureza del asfalto y algo que no es menor: el calor y hospitalidad de los lugareños, que si el visitante se presta a ello en dos días es uno más del lugar.

El turismo rural lleva a estos espacios naturales una pluralidad y diversidad de visitantes tan variopinta como es la sociedad en sí misma. Por ello, también se acerca algún que otro un tanto despistado que no sabe situarse, y con su paso cambiado aspira a que lo cambien los nativos del lugar. Como el que conduce en dirección contraria y piensa que todos los que encuentra de frente viajan equivocados.

En el campo hay animales de todo tipo como es lógico y natural. Hay producción abundante derivada de esta naturaleza. Algo intrínseco al mundo rural. Pues bien, hay “urbanitas” que aterrizan en este ambiente y se esfuerzan en cambiarlo. Díganme si no, cómo es posible que alguien denuncie a un vecino porque al tener sus aves de corral en libertad observa que el gallo viola a las gallinas, dicen. Y se asustan, escandalizan y denuncian. ¡Habrase visto mayor disparate! Quien denuncia el ruido de un tractor porque le molesta por la mañana. Que si el ladrido de un perro le impide conciliar el sueño (los perros en la ciudad creo que no ladran y hay pocos).  

También quien le molesta el olor a campo que aporta algún animal del entorno. Un largo rosario de curiosidades podría glosar.

Molesta un aroma natural sin disfraz a quien probablemente disfrace otros detrás de un Chanel, Armani o Dior.

Aspiran a involucionar la vida del campo y dirigirla hacia lo que entienden correcto, aunque sea lo más incorrecto a que puedan aspirar.

Bien estaría que una vez situados aquí aprovecharan esa estancia y quizá alguna más para aprender un poco cómo se desarrolla la vida en el campo y a la vez, como se producen tantos y tantos productos que colocados en las estanterías de esas grandes superficies que les son tan familiares pueden interpretar que salen de una fábrica de un polígono industrial. Y claro, no es así. Sin la actividad del campo, ese campo que tanto les llama la atención no habría en esas estanterías muchos artículos tan bien etiquetados y necesarios para su cesta diaria.

Esto en sí mismo ya es chocante y puede ser preocupante si llegamos al siguiente escenario:

Decir primero, que si un “urbanita despistado” no le gusta el ambiente rural lo tiene muy fácil: ¡váyase a otro sitio! Cuando menos no dará el coñazo a la gente del lugar y a quien lo visita de buen grado, además de vivir unas vacaciones estresantes interpretando secuencias que no entiende. Y por supuesto nunca trate de adaptar la vida de un lugar a su forma equivocada de entender una realidad.

En segundo lugar, y aquí me surge el escenario preocupante, es que las autoridades in-competentes próximas a estas situaciones y responsables en la toma de decisiones, atiendan estas demandas para favorecer no sé bien que cosa, y para ello traten de recriminar, limitar o restringir la vida de unos vecinos o un pueblo para dar satisfacción a la irracionalidad. Tengan en cuenta que esta gente no es turista. Es otra cosa. Probablemente individuos con tendencia o próximos a la estupidez que pasaban por allí.

Cualquier vecino de un pueblo, estoy seguro que dirá: bienvenido todo visitante de bien, siéntase como en su casa.

A quien le moleste el gallo, la vaca, un aroma determinado, etc., siempre le quedará la costa y el sol. No se equivoque: disfrute de sus vacaciones y a su vez, deje disfrutar.

                                                                       D. Robles