Y después esperarán que creamos en la Justicia y se
preguntarán por qué hay tan poca fe en ella.
Los propios Jueces, encargados de velar por la ley y
aplicarla con rigor no tienen el menor pudor en no cumplirla y situarse al
margen de ella. El órgano de gobierno de
la Judicatura después de llevar cuatro años fuera de onda, esta semana incumple
una vez más su cometido para seguir perpetrando la situación más insólita y por
qué no, vergonzosa, en una Institución de este nivel.
Recientemente, en la apertura del curso, el presidente de la
Institución, Sr. Lesmes amagó con dimitir si los políticos encargados de su
renovación no cumplían con el deber que les encomienda la norma. Y yo me
pregunto por qué en lugar de amagar no dimite de una vez. Si lleva cuatro años
en situación irregular hace tres que debía haberlo hecho. Mejor crear un vacío
que no vivir este esperpento.
Mal está que el político interfiera en la Justicia, pero tal
vez sea aún peor que un Juez interfiera en la política al amparo de una toga. Hay
decisiones en la forma y en el tiempo que así lo expresan.
Ejemplos hay unos pocos.
A veces nos presentan un “Juez estrella” dicen, por los
asuntos delicados o escabrosos que enfrenta, y más si se atreve con algún
“intocable”, tratando de esta forma de desacreditarlo. Otras, emerge algún Juez
que se estrella: bien buscando la forma de estrellar a alguien, bien tratando
de evitar que alguien se estrelle.
Prueba palpable y sin esconderse: el Juez García Castellón.
Por una parte, no para de buscar causas que inculpen a líderes de la formación morada,
aunque ninguno llegue a puerto porque todas cuantas abrieron terminaron en nada
al no haber pruebas. Con el simple hecho de abrir causa el daño ya está hecho.
Bueno, no es exacto, alguna prueba sí hay: quedó probado que se fabricaron para
desacreditarlos y nada menos que desde el Gobierno de turno. ¿Qué pasó a quien
las fabrico?, ¿a quién de forma cómplice las aireo? Nada. Sin embargo, García
Castellón sigue insistiendo en abrir causas, alguna por segunda vez y quien
sabe si habrá una quinta y sobre todo cuando se avecina alguna campaña de
interés. Todo esto, claro está, con la inestimable colaboración y complicidad
de la prensa del país que se presenta como seria y no se cansa de airear causas
abiertas, con pruebas o sin ellas, a la vez que silencia y no dice ni “mu”
cuando se cierran porque no aparecen las pruebas.
Compañeros de carrera piden a García Castellón que pare ya, que deje el mantra, pero oídos sordos sigue y sigue. Este buen hombre debe desayunar pastas “Duracell”
Sin embargo, ante pruebas evidentes y palpables, hechas públicas, suficientes para llamar a capítulo a la Sra. Cospedal y tal vez a quien fue su jefe de filas dice este Juez que no hay causa. Está claro que hay que considerar favores y de paso…. ¿Es esta una forma de hacer política al amparo y sombra de esa toga? Desde luego, influir influye.
Ayer conocimos la última parte de la sentencia de los ERES
(hasta ahora). No pretendo quitar una coma a la importancia del caso que ya
tiene bastante de escándalo, pero, si leemos el voto particular de las dos
Magistradas, y es de suponer que bastante fundado, hace cuando menos pensar que
tal vez haya también tras esa sentencia, sobre todo para algún encausado un
voto con matiz político y no sólo judicial. En definitiva, creer en la Justicia
poco, mucho o nada depende en gran medida de la actuación de sus protagonistas,
y el espectáculo que nos brindan algunas señorías no es precisamente para dormir
tranquilos.
¿Debemos pensar que todos y todas, miembros de la Judicatura
actúan de esta forma? Por supuesto que no. Hay grandes Juristas, grandes
profesionales que actúan con rigor y velan por el buen funcionamiento del
sistema, gracias a los cuales se mantiene un cierto nivel, lo que no quiere
decir que como en cualquier colectivo haya “garbanzos” y no es justo que estos
“garbancitos” contribuyan al descrédito del conjunto.
Así que, por mucho que aparenten y esfuercen, no esperen que
la ciudadanía sienta complicidad con la Justicia. Mucho han de cambiar.
D. Robles