Con cierta frecuencia
se producen en nuestro país hechos impactantes que derivan en una magnitud
mediática, no sé si proporcionada o no, pero que contribuye a incrementar la preocupación en
lugar de trasmitir lo que deben: tranquilidad y confianza.
Hoy nos toca lidiar con
este “bicho” con nombre de río, por tener su origen en las inmediaciones del
río Ébola, o al menos donde fue descubierto. El caso es que llegó a España y no
considero necesario abundar en su inmediatez porque quien más quien menos está
al día.
No es el asunto que
motiva mi comentario; los tiros van por otro lado.
En casos como este, yo
quiero escuchar a los profesionales, al equipo médico, científico, que conoce
del caso y es de quien me fío, porque saben de qué hablan. Me importa un pepino
la opinión del político de turno, que además de incompetente (según qué caso)
no sabe de qué habla más que de las campanas que le tocaron una hora antes,
pero no, no son los primeros quienes asumen la diligencia de comunicar a la
sociedad la situación del momento, son los segundos que para variar siempre
suelen decir lo que interesa en lugar de lo que ocurre. Y no estoy pensando en
que éstos no deban hablar, por supuesto que sí, pero cuando deban y nunca en
lugar de quien realmente sabe.
Así, habló la Ministra
y, ¡qué bueno sería que no hubiese abierto el pico! Por si fuera poco, también el
Doctor mutado en Consejero, para decir lo que ya saben. Entre tanto la enferma
luchando con el bicho y soportando a esta panda de lumbreras. Porque claro,
¡faltaría más! hay que encontrar culpable, y ¿quién en este caso? Ella por
supuesto, sólo se le ocurrió hasta mentir, ¡fíjense ustedes!
Todo el sistema
funcionó a la perfección; hay que recordar que la sanidad española goza de
buena salud, tiene recursos, no se recortó nada, está suficientemente dotada en
medios tanto materiales como humanos, cada vez tenemos más médicos, más enfermeras,
mejores equipos, etc., de vez en cuando aparece algún traje corto, que no
ajusta bien y que no se explica con suficiencia su funcionamiento, pero seguro
que es culpa de quien lo va a usar que no se preocupa ni prepara de forma
suficiente.
¿Se imaginan por un
momento que el actual equipo de Gobierno fuese oposición y esto ocurriese a
otro Gobierno lo que estaría pasando en este país? La algarabía que se habría
organizado, cuan si de gallinero visitado por zorra se tratare, habría
trascendido las fronteras más insospechadas.
Entre tanto se
sacrifica un perro, sin saber si está afectado o no, desoyendo aquellas voces
que piden calma por la importancia que pudiera tener para la investigación.
Pero no, al crematorio.
A la vez la
Ministra, el Consejero y alguno más
siguen insacrificados en su puesto para seguir ilustrándonos con su docta
sapiencia.
Pues bien, este caso,
ya tiene culpable: la enferma. Uno más de tantos.
Recuerden:
Hace un año vivimos el terrible accidente de Angrois en
Compostela: culpable el maquinista. El ex Ministro Blanco no tiene nada que ver,
la actual Ministra Pastor tampoco, las medidas de seguridad sabemos que no eran
las adecuadas pero culpable el maquinista.
El Ex Ministro Blanco tenía prisa en inaugurar, se acercaban fechas importantes
y era prioritario. Su sucesora ¿para qué finalizar los sistemas de seguridad?
Total el tren ya circula y es lo que interesa.
Hace algún tiempo más,
pero no mucho, se hundió el buque Prestige en la costa gallega, ¿Lo recuerdan?
Culpable: el capitán del buque.
Quienes dieron órdenes,
consecuencia de las mismas el buque terminó mareado y quién sabe si fue el mareo lo que lo hundió en lugar del
agujero que dicen, pero culpable: Mangouras.
¿Cómo será posible que
nunca tenga responsabilidad y culpabilidad quienes toman las decisiones?
¡Qué País!
D. Robles
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