Resulta inevitable. Cada día con el desayuno lo primero que hemos de comprobar
es: quién fue detenido por golfo, quién es la imagen de un nuevo papel por actividades
empresariales virtuales. Quién y quién y cuántos. La lista parece infinita.
Todos
aprovechándose y contribuyendo al deterioro de nuestra sociedad a la vez que
los más débiles se ven obligados a sufrir las consecuencias de las normas que
aprueban y favorecen quienes amparan y se dedican a estas “nobles” causas.
Hace unos meses, me preguntaba en este mismo blog, qué habría de pasar o
cuánto tiempo habría de transcurrir para que fuese cazado el gran líder. He de
decir, que aunque el olfato me decía, conociendo al personaje, que sus manos no
podían estar limpias, no albergaba mucha esperanza que un día fuese descubierto;
cuando menos hecho público.
Me alegra haber errado en esta última parte y que antes de lo que podía
prever salta a la luz que el gran Aznar también juega sucio, que le gusta
demasiado el dinero y que es de los que predica con énfasis mientras hace de
las suyas. Y no quedará sólo en esto, ya verán.
Un ejemplo de tantos que va engrosando nuestro diario. Predicadores de la
buena praxis que entierran con la práctica de la virtuosa avaricia.
Decía en abril del 2014 el gran líder: “me cuesta mucho ganarme la vida
honradamente y pago hasta el último de mis impuestos” ¡hay que tener cara y
poca vergüenza!, mejor todavía, ninguna.
Recuerdo aquellas colecciones de cromos cuando era niño, tan interesantes
y alguna de ellas tan educativa. Trasladadas al caso, imagino la colección espectacular
e inagotable de figuras.
Mientras tanto la ciudadanía normal, seguimos asistiendo
cabreados y pagando para que esta tropa de golfos saqueen nuestros derechos
fundamentales y tributos al grito que no hay más remedio.
Me llama la atención escuchar a
personas del grupo de sufridores temer lo que puedan hacer algunos si llegan al
poder, y no veo que teman sin embargo, lo que hacen y llevan haciendo quienes
están y estuvieron. También cuando dicen que el dinero se iría del país sin
darse cuenta los años que hace que se está yendo.
Además de sufridores, cómplices por convicción
e influencia de la maquinaria apostolar del sistema. Lo único que está aquí es la
presencia de sus titulares, que bien podrían irse con su dinero. Pero aquí
viven demasiado bien para correr aventuras innecesarias. Hasta ahora.
Deportistas de élite, espejo de tantos niños. ¡Menudo espejo y
diccionario! Personas de la vida pública, no sólo de la política y todo cuanto
se mueve en torno a don dinero.
Una vez más digo que hay gente tan pobre, tan
pobre, que lo único que tiene es dinero. El resto, miseria, porque esto es lo
que envuelve un aspecto trajeado.
Esto sólo se puede acabar con una reacción por parte del conjunto de la
ciudadanía. Llegar a la conclusión que
en la medida que nos están estafando deben ser considerados como delincuentes
en el mejor de los casos y obrar en consecuencia. Tal vez ayudaríamos a esos
jueces que valor echan y tanto debemos agradecer, a culminar su trabajo.
No hay dinero para sanidad, tampoco para educación, pensiones, para que
haya más
médicos, docentes y otros retribuidos con justicia, etc. Claro, ¡cómo lo
va a haber! Afortunadamente empieza a ver la luz lo que desde tanto tiempo se
sospecha y sabe.
Merecen respeto y mención especial esos periodistas de raza y vocación, quienes echan
a su espalda la mochila del ingenio, audacia y perseverancia para perseguir y
denunciar el delito, esos que ahora nos abren los ojos con tanto papelito
panameño, que no sucumben a las amenazas y siguen en su empeño: el ejercicio de
una profesión tan importante en una sociedad como esta. Estos que si deben ser
elevados al altar del periodismo y diferenciarlos claramente de quien lo ejerce
desde las barracas.
Gracias, jueces y periodistas, esos que no os vendéis ni rendís. Ahora
sólo falta que os echéis a vuestra espalda al conjunto de esta ciudadanía tan apática
y pasota. Sólo así podremos limpiar a esta sociedad de golfería. Cuando menos
tratar de reducirla a términos que habrá que considerar asumibles porque en el
fondo es lo que hay.
D.
Robles
No hay comentarios:
Publicar un comentario