De nuevo polémica sobre el papel que
juegan los medios de comunicación y esta vez a raíz de una conferencia de Pablo
Iglesias en la que aludió a algún redactor con nombre propio. Hubo una reacción corporativa,
como cabía esperar en defensa de la libertad de expresión, dicen.
Entiendo la libertad de expresión en su contexto universal. No aquella
que defendemos cuando estamos en el uso de ella y censuramos cuando alguien la
ejerce y nos molesta o simplemente no nos gusta, que esta parece ser la
filosofía de algunos comunicadores
No voy a entrar en consideración respecto a la aludida conferencia, que
más allá del reconocido ¿error? del autor por haber nombrado a un periodista, sí
me sirve para reflexionar sobre aquellas actividades profesionales que se
consideran cuasi intocables.
Convivimos de forma natural con la comunicación que nos sirven a mesa
puesta diariamente todos los medios. Su información la recibimos con
nombres y apellidos. Nadie se sorprende, es más, creo que la audiencia vemos
bien que así sea. ¿Por qué entonces, un ciudadano no puede nombrar a un informador? ¿alguno/a se considera intocable y con derecho a hacer lo que crea sin concesión
de otro derecho? ¿el de réplica o crítica?
En mi anterior comentario de la semana pasada, valoraba la importancia de
los medios de comunicación en una
sociedad como la nuestra, donde también referenciaba la diferencia entre
profesionales y lo otro.
Un buen periodista, estoy seguro que le preocupa lo justo la crítica y la
discrepancia respecto a su trabajo.
Hay personas que se dedican a la comunicación, y hay periodistas. Dentro
del primer grupo haber “háilos” con título académico, que les sirve de poco y suelen
ser quienes se molestan cuando alguien les señala.
Llama mi atención, aunque le
veo “su puntito”, los movimientos corporativos más propios de pataletas de patio
y postureo cara a galería que de aptitudes serias y responsables.
En este
último caso, claro está, hay que dejar un espacio a la excepción, siempre puede
haber alguno que justifique una reacción; no se puede ser absolutistas.
Estas cosas (la conferencia) dan para alimentar comentarios y tertulias,
ya lo verán. También es cierto que una misma acción tiene más o menos
relevancia dependiendo de su autoría, dado que un comunicador, lo mismo critica
que defiende el mismo hecho dependiendo del protagonista. Hay que ver que interesa
trasladar a la audiencia.
En los medios de comunicación hay exceso de manipuladores, falsos
informadores que sin mentir del todo, dan vueltas a una noticia para que llegue
al público en la forma que interesa a quien la emite o al medio para el que
trabaja, que no ha de ser necesariamente la real. Hay veces, que simplemente,
mienten. ¿Son intocables estos personajes? Pues no, entre otras cosas porque
devalúan el trabajo de quien sí ejerce con profesionalidad la comunicación, y
también desde el momento que una parte importante de la audiencia puede no diferenciar entre unos y
otros.
Les voy a comentar un hecho bastante extendido entre los medios, mejor
dicho entre algunos: “a más publicidad menos crítica”. Es decir, si pagas,
guante de seda, si no lo haces “leña al mono”. Más o menos, salvando la
distancia, la filosofía de otra organización de suma actualidad: AUSBANC y cia.
¿Cómo alguien desde los medios se puede considerar intocable? En este
mundo, haciendo uso de un dicho popular: “intocable ni Dios”.
Se puede y debe exigir respeto. No se admite duda. Pero quien primero
debe hacer uso de tal encomienda es el comunicador, y ejemplos de lo contrario
en nuestro día a día hay a patadas. Sólo basta seguir alguna tertulia y algún
medio para darse cuenta de la cara dura que alberga alguna imagen. Y después: ¿dicen
falta de respeto por nombrarles?
A más educación, información y cultura, menor posibilidad de éxito para
los manipuladores, a la vez que mayor
será el reconocimiento de los buenos profesionales.
¡Atención y ojo!
D. Robles
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