El titular que encabeza este comentario corresponde a un personaje
muy especial de la época de mis tiempos mozos que estos días de vacaciones
rememoraba con amigos de la infancia en paralelo a recuerdos de aquellos
tiempos.
Anécdotas y travesuras que escribieron páginas de un pasado
reciente.
Titular que hoy,
trasladado a presente y en contexto muy diferente: me parece mentira siendo
verdad ser testigo y vivir inmerso en medio de un mundo loco y alocado. Bestias
desbocadas, gestores incompetentes y
ciudadanos irreflexivos dan forma a un paisaje que en el mejor de los casos conviene
recordar a Shakespeare cuando decía que en la vida tenemos dos opciones: "vivir
informados o ser felices". La primera opción presenta un escenario tan preocupante como decepcionante
De nuevo el terror nos golpea bajo una fórmula muy concreta dejando
16 víctimas mortales (confiemos que esta cifra no varíe) y nuestros representantes, lejos de asumir
compromisos, afloran más pronto que tarde sus diferencias y manías.
Cuerpos tendidos sobre las Ramblas de Barcelona, y
politiquillos del medio al cuarto más preocupados por su papel, relevancia y
posición que en buscar complicidades en un asunto tan serio como este. No se
les cae la cara de vergüenza de aprovechar
estos momentos para tirarse puyas y llevar el asunto a su interés y terreno.
Si resultara cierto que una información vital en este caso no
se dio la importancia debida, y tampoco se trasladó en tiempo y forma adecuados a otra parte importante en el área de seguridad, no estaríamos en situación de exigir
responsabilidades y dimisiones, sencillamente hay que exigir cárcel para los
responsables.
Se dice que el político es un reflejo de la sociedad y tal vez
sea cierto.
Pude comprobar la prisa de algunos ciudadanos en trasladar
mensajes a través de las distintas redes sociales.
Ciudadanos del nivel de
estos políticos, más o menos. Cuerpos
yacían sobre el asfalto y su preocupación era buscar vínculos y desprestigiar de
paso a aquellas personas que no les gustan con mensajes descontextualizados en
algún caso y falsos en otros: uno, otro y otro.
Me pregunto si estas cabecitas no dan para más, si tienen tan
poco recorrido como las de tantos de nuestros políticos. Y no digo todos, quede
claro, no vaya a ser que alguno de estos lo utilice a su antojo y haga un twitt
oportuno.
¿Tan difícil resulta pensar un poco?
Ni el léxico de condena
se escapa a esta voracidad cínica: Algún político que condenó el brutal
atropello debió utilizar otra fórmula, porque la sensibilidad de la mediocridad
llevó a criticar el haber utilizado la expresión atropello.
Hasta el
diccionario no se adecúa al gusto del crítico.
Vehículo arrollando gente: ATROPELLO es señores del twitt. A
partir de aquí podemos colgar en este caso el calificativo que se nos antoje y
tal vez no haya suficientes para definir la fórmula bárbara de atentar, pero
atropello fue.
Es curioso, que entre
twitt y twitt ningún twittero/a se pregunta por qué nos encontramos ante este
panorama. Y en su caso, cuando alguien lo hace sea bajo un razonamiento tan
simple.
¿Qué es el ISIS? ¿Quién
lo sustenta? ¿Quién está detrás, o al lado? ¿Qué interés hay o hubo en su
existencia? y lo fundamental: ¿Dónde se gestó y como consecuencia de qué?
Un mundo en paz no debe
ser muy rentable para el poder. Ahora, cuando las cosas se van de las manos es
tarde y las consecuencias imprevisibles.
Resulta cómodo seguir
el dictado de lo que nos cuentan sin preguntarse si Occidente, el cómodo y
próspero Occidente tendrá algo que ver en todo ello.
Reflexión para un
largo, intenso e interesante debate: ¿Quién creó la bestia y para qué?
Como siempre y en todo,
las consecuencias de los desmanes del poder las sufre y paga el ciudadano
anónimo y corriente.
Seguro que recuerdan la foto de las Azores.
Lo que vino después: ¿Habrá provocado en parte lo que estamos
viviendo?
Alguno de los
fotografiados reconoció el error cometido y sus consecuencias. Otros, como nuestro
ex presidente jamás lo hará. Su orgullo y complejo no se lo permite. Tiene
además en el twitt buenos soldados a su servicio dispuestos a cubrir sus
espaldas.
¡Cuánto nos queda que
ver, escuchar y vivir!
PARECE MENTIRA SIENDO
VERDAD.
D. Robles
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