sábado, 14 de junio de 2014

LA JUSTICIA UNIVERSAL

Siempre quise creer en la justicia como elemento fundamental en la relación social de un estado de derecho.
Siempre creí que el delito debía ser perseguido, se produzca donde se produzca y se lleve a cabo por quien fuere.
También que, en justicia, un delito nunca debiera tener fecha de caducidad.
Me cuesta aceptar que algo tan trascendente esté sujeto más a intereses de políticos y  gobiernos de turno que al interés general de una población.
Asumo con cierto desasosiego, que sea ésta una reflexión más propia de la imaginación y tal vez de una ilusión que de una realidad posible.

Hay leyes que para ser aprobadas pasan un proceso parlamentario insufrible, mientras que otras se resuelven en una semana, casi sin darnos cuenta, porque interesa al ejecutivo que así sea. Recuerden la reforma de la Carta Magna (nada menos) en agosto del 2011, sí, digo bien, en agosto cuando se entera casi nadie, porque era una exigencia, según parece y todo apunta, de la Sra. Merkel.

Ahora se procede a abolir la normativa que regula la Justicia Universal, porque, al parecer incomoda a China y a EEUU.
Es decir, lo nuestro es no incomodar a los demás, aunque detrás de esos movimientos se esconda la no persecución de delitos de sangre.

Todos somos iguales ante la ley. Sí señores/as. Así nos lo dicen, tan convencidos que hasta la duda ofende, aunque también forme parte de la ilusión aludida.

El actual gobierno decidió “cargarse” la normativa que trazaba una línea de actuación en el contexto universal de la justicia.
Para justificar una medida siempre se buscan argumentos adecuados y cuidados, y en este caso, hay que decir que el sólo hecho de comunicar cosas tales como que nosotros no debemos, o no somos quien, de intervenir en asuntos más allá de nuestras fronteras es de muy fácil digestión para gran parte de la población. Lo escuché en no pocas ocasiones. Repito aquí lo dicho en otro comentario reciente: “pensamos demasiado poco”. Estoy convencido que no somos conscientes en manera suficiente de las consecuencias que se derivan de decisiones como ésta.

En este caso fue China quien dijo a nuestro gobierno qué debía hacer, y como era de esperar, sumisos y obedientes ante el poderoso obraron en consecuencia, dieron al traste con una normativa que en nuestro país garantizaba esa justicia.

Un delincuente lo es, sea chino, americano, de Budapest o Guadalajara. Sea un cargo político o cualquier otra cosa y sólo por ello no puede haber diligencias exculpatorias y menos, caducidades temporales de un delito. Mientras no se den estas variables no podemos hablar de justicia, ni de democracia.

 Un presidente chino, que fue, y a quien se le atribuyen delitos de Lesa Humanidad, genocidio, etc., no puede quedar al amparo de la impunidad, si todo ello es cierto, y convertirse en especie protegida; y pongo este ejemplo por ser el detonante, pero es, por supuesto, extensible a todo el universo delictivo.

Moncloa desoye a Magistrados y todo aquel, que con criterio y conocimiento anuncia las consecuencias que va a acarrear tal medida, pero la prioridad conduce a una decisión, y ésta es, complacer, en este caso al Sr. de Oriente.
Ahora vemos cómo, en aplicación del nuevo ordenamiento los jueces se ven en la obligación de excarcelar a narcotraficantes, maleantes y ya veremos en qué queda el asunto.

Lo importante y prioritario es no incomodar a un delincuente “con enchufe”, tampoco se debe investigar la muerte del periodista José Couso, a manos de militares americanos, se molesta la administración USA.
¡Menos mal! Y hemos de considerar a aquellos Jueces que con “agallas” suficientes luchan por el imperio de la Ley y  el caso señalado parece que puede seguir su curso. Confiemos en que no sea el único. Ya habrá quien no tarde en empezar a trabajar en un Decreto o equivalente para bloquear la situación; sólo queda esperar que lleguen tarde o cometan errores en su camino que tampoco es imposible, o también que alguna Instancia superior eche el freno a tal despropósito.

¿Alguien habla de ello? ¿Algún medio se implica en el asunto? Mejor, guardar silencios y el tiempo hará el resto.
¿Estaremos admitiendo y aceptando un tipo de delincuencia legal y por tanto autorizada?
Después nos hablan de equidad y de Justicia.
¿Qué entenderán, o pretenderán que entendamos por Justicia?

Palabras, simples palabras.

                                                                               D. Robles  

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