Llevo un tiempo viviendo un tanto desorientado. Los asuntos
de actualidad superan previsiones y expectativas. Las gentes de la política no
dejan de sorprender y creo que van a conseguir que la ciudadanía terminemos
haciendo alguna cosa extra, para ellos, porque visto lo que se ve y que todo
vale, quien sabe en qué acabaremos si no le ponemos remedio.
A todo cuanto llevamos asistido en el panorama nacional, y que no requiere
olfato fino para saber que es un suma y sigue, se incorpora un caso sumamente
interesante y curioso en la ciudad de Santiago de Compostela; aportando
información y documentación suficientes, tal cual, para elaborar una tesis
doctoral al despropósito político.
El gobierno emanado de las urnas y que pronto dio, al parecer, síntomas
de ciertas debilidades punibles, susceptibles de ser encausadas judicialmente,
al paso del tercer año de legislatura, agotó la lista de candidatos debido a
que por diferentes corruptelas y sentencias judiciales, uno y una tras otro y
otra se vieron en la necesidad de tener que huir del Consistorio.
El segundo alcalde de la legislatura, el día que iba a presentar su nuevo
equipo, como consecuencia de la baja de nueve concejales de un arreón,
sorprende a propios y extraños con el anuncio de su más que forzada dimisión;
no se dijo así, pero hay pocas dudas al respecto, y se coloca como sustituto al
último de la fila. Hasta aquí, la sustitución puede resultar fácil de entender
pero, ¿Cómo se completa la lista si ya no quedan candidatos? Pues muy sencillo.
Se procede a la búsqueda, cuan si de un anuncio u oferta de trabajo se tratare,
al más puro estilo de toque de arrebato y grito de: "se busca concejal”
interesados…….
El resultado es, que el nuevo gobierno parece ser que va a
tener más de la mitad de concejalías ocupadas por personas que no se
presentaron a las elecciones, es decir, el futuro alcalde busca a quien mejor
le parece y, “¡ala pa dentro!”. Pregunto, ¿Para qué queremos elecciones? Si no
las necesitamos.
El asunto parece más propio de un guión de cine, de aquellos
que tan magistralmente interpretaban Pepe Isbert o Alfredo Landa, que de una
realidad palpable.
El nuevo equipo más bien parece un grupo llamado a contentar,
en clave interna, las familias del PP que un equipo de gobierno.
Dicen que es un equipo muy técnico, como si en la Administración
no hubiese sobrados técnicos cualificados. En fin, un esperpento hecho
realidad.
No imagino el
escenario, en boca de los responsables de este partido, si los hechos tuviesen
lugar en el patio de otro grupo. Mejor dicho, sí lo imagino, o mejor todavía,
lo afirmo; la escandalera que hubieran organizado habría trascendido al polo sur; pero como toca en casa, cambia el cuento.
Por otra parte, el PSOE, también en Compostela, se enfrenta a
unas primarias, y como si del fin del mundo se tratara empieza a llover
afiliados. El pasado fin de semana se
supo que de repente, hipotéticos simpatizantes del partido, les entró el
“reprís” y ansia participativa y comenzaron a afiliarse de tal manera y número
que a poco que dure un mes más tal proceso, el PSOE en Compostela adelantará en
afiliación al Real Madrid en socios. Así da gusto. ¿Quién dijo que la gente
pasaba de la política?, sólo basta que les aprieten un poco y ahí van, en
tromba.
Todo apunta a que desde el llamado aparato están haciendo de
las suyas. Hay que ganar como sea, eso sí, con mucha democracia. Vamos que, el
vecindario en Compostela no creo que dedique tiempo al aburrimiento y además
estoy seguro que llevan aprendido más en los últimos meses que en treinta años
de democracia; así la llaman.
¡Qué nos quedará por ver, con tanto camándula suelto!
D. Robles
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