El día diez de octubre reflejé en un comentario las
diferencias que percibía en el seno de
la Iglesia. Esas batallas por el poder que nunca son y siempre están.
Furibundos procederes para obstaculizar cualquier síntoma de apertura,
transparencia y modernización.
Ante un Papa, decidido a considerar y no silenciar los delitos y desmanes de sus purpurados, hay que reaccionar y evitar que siga avanzando. Lo grave de las veleidades no es que se cometan sino que trascienda y se conozcan.
Estos días asistimos a un nuevo episodio, uno más que pretende debilitar a Francisco. Esta vez
lo protagoniza un párroco de indumentaria tradicional: negra, larga y cuello blanco en
pulcro contraste, un español perteneciente a la Obra. el Opus Dei, esa Obra tan
poderosa como peligrosa, por lo que parece, para la dignidad que dice defender.
Sabemos que en nombre de Dios y aras de la filosofía tradicional: buen
predicamento y vivir opulento, amén.
El doce de marzo de dos mil trece, a las diecisiete horas y
cuarenta minutos, Jorge Mario Bergoglio pasó a llamarse Francisco. Me resulta
sorprendente observar que hasta hoy, trece de noviembre de dos mil quince, no
haya tenido ni una gripe, con lo fácil que resulta, a veces, adquirir grandes
“costipados” en la casa del Señor.
Podemos imaginar la prudente longitud de los colmillos de
quienes pueden verse afectados por la determinación de quien a su vez, pretende
poner freno a tal desmesura y opacidad.
Ahora emerge, lo que conocemos como “Vatileaks II” y también
alguna de sus consecuencias. Alguna, porque una organización como esta, sabemos
cómo funciona y creo que Transparencia Internacional tendría muy poco trabajo
aquí. Aun así, algo sale, y no resulta difícil intuir cuánta cocina queda
intramuros.
Se puede afirmar, que los peores enemigos con quien Francisco
se puede topar no se encuentran en montañas lejanas, como diría un tocayo del
fundador de la Obra.
Francisco: Franciscano de origen y comunión, frente al todo
poderoso Opus Dei, (Obra de Dios en latín) fundada por Josemaría Escrivá de
Balaguer el dos de octubre de mil novecientos veintiocho. Se enfrenta a una
contestación impensable y de difícil previsión en consecuencias.
El párroco riojano, al parecer de gusto por buen vivir,
contradice en esencia el predicamento y también práctica de Francisco, más
coherente en hechos con el discurso de la orden.
No es extraño que a la gente le guste la buena vida, sea laico
o confesional, es algo legítimo e innato a la especie. Lo que no resulta serio,
entiendo, es predicar una cosa y practicar la contraria, haciendo bueno el
dicho popular, basado en portadores de indumentaria ecuménica: “haz lo que digo y no lo que hago” es decir,
buenos consejos para práctica del feligrés.
La Obra ataca. Rouco sonríe. Francisco resiste: esperemos.
D. Robles
querido amigo ,acuerdese del dicho,CON LA IGLESIA HEMOS TOPADO, con todos sus tejemanejes,si nosotros somos hipoc ritas,imaginate ,quien tiene que dirigir a masas.
ResponderEliminarun abrazo y sigue abriendonos los ojos,
Gracias por tu comentario, de nuevo. Si. Con la Iglesia hemos topado, a lo que añado "Amigo Sancho". Ese pasaje Cervantino tan propio.
ResponderEliminarNo sé si la hipocresía forma parte de la naturaleza humana, es posible, no obstante, creo que en la gente llana, puede ser anecdótica, mientras en ciertos estamentos de poder es más que habitual.
Te devuelvo ese abrazo añadiendo que mi intención está muy lejos de tratar de abrir ningún ojo. Sólo transcribo una opinión en función de lo que observo, veo y analizo. ¿Con algún acierto? es posible. ¿Con errores? también.
Seguiremos en la brecha