¡Miren ustedes que le cogieron cariño al color verde nuestros
políticos!
Resulta curioso ver,
cómo los mismos personajes que lo ven verde desde un balcón, lo encuentran gris
tan pronto cambian de alcoba y viceversa.
Fíjense: hace poco
tiempo Rajoy y sus acólitos lo veían todo negro y era Rubalcaba y los suyos
quien veía tonos verdes, ahora es éste quien lo ve gris y Rajoy verde
reluciente. ¿Será el aire palaciego causante de ciertas averías cromáticas?
Me pregunto si incorporarse a la vida pública supondrá de
forma inmediata asociar a la fisiología del interdicto algún síndrome de
daltonismo. Estos desajustes cromáticos nos pueden llevar a pensar que en la
medida que afecten a otros órganos vitales del gobernante de turno nos hagan
sufrir a todos las consecuencias de sus desequilibrios.
¿Será esta la causa por la que estamos como estamos?
Superado el año 2013, duro donde los haya, el panorama que
tenemos delante y detrás, que cualquiera puede valorar, sin necesidad de ser economista ni otros
doctorandos dado que lo vive en directo y, aunque sigan tocando la trompeta de
color verde, cualquiera puede comprobar que estamos hechos unos zorros. Que
salgamos de esta situación, creo que ya no es la preocupación principal, sino,
cómo vamos a salir, cómo vamos a quedar de tocados y cuántos años deberán pasar
para recuperar un nivel de vida adecuado, si fuere posible.
¿Lo verán los jóvenes
que hoy tienen + - 25 años?
Como es poco probable, pido que nos dejen de literaturas
dulces al oído, porque todo apunta a que saldremos muy tocados.
Nos dicen que las
exportaciones van como un tiro y por ello estamos empezando a salir de la crisis,
eso nos cuentan. Hay una exportación que no me cabe duda que va, no como un
tiro sino como siete, es la exportación de divisas. Y en la variedad de esas
frases hechas, tan repetidas y que todos terminamos asumiendo y hablando de
ellas, también nos anuncian que se ve la luz al final del túnel, no sé bien que
túnel ni que luz; casi me atrevo a
decirles a ustedes que prefiero no verla, al precio que la están poniendo; por
cierto, ya queda poco para otra "subidita", ¿no lo creen? Ya veremos.
Creo adecuado añadir que después de tantas y tantas mentiras
algún día dirán una verdad y nadie les creerá, les va a ocurrir como aquel
pastor que vio al lobo; tantas veces lo vio y se burló de sus vecinos que el
día que vino de verdad nadie le hizo caso y el lobo se comió todo su rebaño y viene a cuento un comentario
hecho por un periodista hace algún tiempo y que en un post anterior ya aludí que
dice, que a la gente no hay que contarle lo que pasa sino aquello que interesa
que sepa. Pues bien, sería bueno que esta serie de personajes dejen de
contarnos “milongas” verdes, que eso que va tan bien, según ellos, es un
porcentaje tan pequeño del PIB que ni se nota. Aquello que va muy mal y sí es importante para la evolución económica de
una sociedad como la nuestra, puesto que ejerce la función de motor, es el
consumo y éste, sí que influye de forma importante en la evolución de dicho PIB.
Ni está bien ni se espera porque las medidas que reiteradamente se adoptan
contribuyen a su descalabro. Ese segmento de la población que mueve tal
magnitud, millones de personas vinculadas a la pequeña y mediana empresa,
autónomos, trabajadores, cultura, etc. está siendo triturado.
Están acabando con todo, arruinando derechos fundamentales,
un auténtico proceso de sometimiento de la población.
Llevamos años
insistiendo en la misma línea de actuación; las cosas empeoran y cuando siguen
incidiendo quiere decir que hay algo
detrás de tanta perseverancia. Una corriente ideológica, un camino de
transformación absoluta de nuestro modelo social. Hace algún tiempo que
participo de la idea que esta crisis tan brutal que estamos sufriendo, no es
económica como nos dicen y justifican. La economía es la herramienta utilizada
para conseguir el objetivo, que no es otro que esa transformación donde la mayor parte de la población pierde
sus derechos y su nivel de vida un tanto digno en favor de quien promueve este
cambio que no es otro que el poder económico, a través del gobierno de turno,
para asegurarse su permanente engorde desmedido y avaro a la vez que el control
de todo aquello que se mueve.
Crecer, no con los
demás sino a costa de los demás. Basta reflexionar un poco sobre los hechos
acaecidos los últimos años para percibir el rumbo trazado.
Por eso, desde la ventana de Moncloa se ve todo muy verde. Desde
la mía grises nubarrones.
D. Robles
No hay comentarios:
Publicar un comentario