jueves, 6 de febrero de 2014

BROTES VERDES

¡Miren ustedes que le cogieron cariño al color verde nuestros políticos!
 Resulta curioso ver, cómo los mismos personajes que lo ven verde desde un balcón, lo encuentran gris tan pronto cambian de alcoba y viceversa.
 Fíjense: hace poco tiempo Rajoy y sus acólitos lo veían todo negro y era Rubalcaba y los suyos quien veía tonos verdes, ahora es éste quien lo ve gris y Rajoy verde reluciente. ¿Será el aire palaciego causante de ciertas averías cromáticas?
Me pregunto si incorporarse a la vida pública supondrá de forma inmediata asociar a la fisiología del interdicto algún síndrome de daltonismo. Estos desajustes cromáticos nos pueden llevar a pensar que en la medida que afecten a otros órganos vitales del gobernante de turno nos hagan sufrir a todos las consecuencias de sus desequilibrios.
¿Será esta la causa por la que estamos como estamos?

Superado el año 2013, duro donde los haya, el panorama que tenemos delante y detrás, que cualquiera puede valorar, sin  necesidad de ser economista ni otros doctorandos dado que lo vive en directo y, aunque sigan tocando la trompeta de color verde, cualquiera puede comprobar que estamos hechos unos zorros. Que salgamos de esta situación, creo que ya no es la preocupación principal, sino, cómo vamos a salir, cómo vamos a quedar de tocados y cuántos años deberán pasar para recuperar un nivel de vida adecuado, si fuere posible.
 ¿Lo verán los jóvenes que hoy tienen + - 25 años?
Como es poco probable, pido que nos dejen de literaturas dulces al oído, porque todo apunta a que saldremos muy tocados.

Nos dicen que las exportaciones van como un tiro y por ello estamos empezando a salir de la crisis, eso nos cuentan. Hay una exportación que no me cabe duda que va, no como un tiro sino como siete, es la exportación de divisas. Y en la variedad de esas frases hechas, tan repetidas y que todos terminamos asumiendo y hablando de ellas, también nos anuncian que se ve la luz al final del túnel, no sé bien que túnel ni que luz;  casi me atrevo a decirles a ustedes que prefiero no verla, al precio que la están poniendo; por cierto, ya queda poco para otra "subidita", ¿no lo creen? Ya veremos.

Creo adecuado añadir que después de tantas y tantas mentiras algún día dirán una verdad y nadie les creerá, les va a ocurrir como aquel pastor que vio al lobo; tantas veces lo vio y se burló de sus vecinos que el día que vino de verdad nadie le hizo caso y el lobo se comió  todo su rebaño y viene a cuento un comentario hecho por un periodista hace algún tiempo y que en un post anterior ya aludí que dice, que a la gente no hay que contarle lo que pasa sino aquello que interesa que sepa. Pues bien, sería bueno que esta serie de personajes dejen de contarnos “milongas” verdes, que eso que va tan bien, según ellos, es un porcentaje tan pequeño del PIB que ni se nota. Aquello que va muy mal y sí  es importante para la evolución económica de una sociedad como la nuestra, puesto que ejerce la función de motor, es el consumo y éste, sí que influye de forma importante en la evolución de dicho PIB. Ni está bien ni se espera porque las medidas que reiteradamente se adoptan contribuyen a su descalabro. Ese segmento de la población que mueve tal magnitud, millones de personas vinculadas a la pequeña y mediana empresa, autónomos, trabajadores, cultura, etc. está siendo triturado.
Están acabando con todo, arruinando derechos fundamentales, un auténtico proceso de sometimiento de la población.

Llevamos años insistiendo en la misma línea de actuación; las cosas empeoran y cuando siguen incidiendo quiere decir que  hay algo detrás de tanta perseverancia. Una corriente ideológica, un camino de transformación absoluta de nuestro modelo social. Hace algún tiempo que participo de la idea que esta crisis tan brutal que estamos sufriendo, no es económica como nos dicen y justifican. La economía es la herramienta utilizada para conseguir el objetivo, que no es otro que esa transformación  donde la mayor parte de la población pierde sus derechos y su nivel de vida un tanto digno en favor de quien promueve este cambio que no es otro que el poder económico, a través del gobierno de turno, para asegurarse su permanente engorde desmedido y avaro a la vez que el control de todo aquello que se mueve.
 Crecer, no con los demás sino a costa de los demás. Basta reflexionar un poco sobre los hechos acaecidos los últimos años para percibir el rumbo trazado. 
Por eso, desde la ventana de Moncloa se ve todo muy verde. Desde la mía grises nubarrones.

                                                                                                      D. Robles



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