viernes, 21 de febrero de 2014

¿HACIA EL TERCER MUNDO?

Esta tarde, me comentaba una amiga tomando un café, que había escuchado en un programa radiofónico a un economista de cierto prestigio decir, que para el año 2018 España se vería abocada a una situación similar a la que viven hoy países que conocemos como el tercer mundo si continúa la evolución de los últimos años.

Charlamos sobre ello y me surgen dos preguntas de inmediato: Por qué consideramos tercer mundo a los habitantes de unos países por el hecho de ser más desfavorecidos y por tanto más pobres que otros y cuyas causas que lo provocan darían para hablar mucho; y la segunda, si es necesario esperar al 2018 para enfrentarnos a esa realidad.

No será necesaria tanta espera para asomarnos a un horizonte que se me antoja a la vista. Son bastantes aquellas situaciones que  vivimos hoy que  nos aproximan a ese escenario: exceso de  gente empobrecida, exceso empobreciéndose, exceso en situación de exclusión, exceso de niños con problemas de alimentación (entre otros), servicios básicos en retirada, acotamiento y restricciones a la libre expresión popular, en fin, exceso de excesos.

Si establecemos otra comparativa con ese, llamado tercer mundo,  y nos fijamos en los representantes públicos, de uno y otro lado, por una parte, estamos acostumbrados a conocer las  prácticas  frecuentes donde los gobernantes se enriquecen desmesuradamente a costa del pueblo que subsiste de forma mísera. 
Por otro, aquí, un día sí, otro también comprobamos, cómo a nuestros cargos públicos se les descubre haberes de cierto volumen y difícil justificación honesta; corruptelas y malas praxis por doquier, mientras que a su pueblo lo sangran por todas partes para mantener el status del poder, mejor dicho, poderes. Todo aquello que corresponde al pueblo es recortado, ajustado, extinguido. ¿Se recortó  en estos años algo que afecte a la política?, ¿A los políticos?, ¿A cualquier otro de los poderes que reinan en el Reino?
De vez en cuando nos comunican algo que no deja de ser una declaración de intenciones, para hacer ver que hacen y que no es más que pura apariencia. No veo pues, demasiada diferencia entre esos líderes tan denostados  y los nuestros, que por acción, omisión, encubrimiento, o defensa, quien más, quien menos, tiene su alfombra con amplio volumen de vellosidad.
Nos anuncian una ley de financiación de partidos, fíjense un poco y se darán cuenta del paripé. A cualquier país de ese tercer mundo le sirve.

Nuestros jóvenes no hacen uso de cayucos para cambiar de orientación cardinal, pero se están yendo todos, aquí no hay futuro para ellos; paralelamente sí sabemos, disparar no sé qué cosa a los que vienen huyendo de la miseria y que parece que mata. Reconozco que una forma de combatir el desempleo, es que la gente se vaya, eso que la Ministra del ramo llama movilidad exterior y que le sirve, de paso, para atribuirse la mejora en unos datos que sólo ve ella y su entorno.
Pues bien, no creo que haya que esperar al 2018 para vivir una realidad que, salvando algunas diferencias, y si alguien no lo remedia, nos va a aproximar más a ese mundo que al que tuvimos.

 La alusión de este economista, si esto sigue así, la veo un tanto optimista. No obstante, siempre nos quedará el fútbol, Mesis, Ronaldos, Neymares y demás familia. Mientras tengamos esto ya somos del primer mundo, el resto importa poco.


                                                                                              D. Robles

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