sábado, 31 de octubre de 2015

TONY BLAIR PIDE PERDÓN

Era de noche, aquel veinte de marzo de dos mil tres cuando el fuego aliado rompió el cielo de Irak. Comenzaba la invasión tras múltiples conversaciones y emisión de mensajes que trataban de justificar la tropelía. Recordarán, seguro, el peligro de Saddam Hussein para la paz mundial; su arsenal de armas de destrucción masiva, etc.
Había que convencer al mundo de sus razones.

Aquel preámbulo tuvo su escenificación de cuerpo presente: aquella foto en las Azores que pasará a los anales de la historia con George W. Bush, Tony Blair, José Manuel Durao Barroso y José María Aznar. Protagonistas centrales del delito, sonrientes a  pesar del peligro que acechaba al mundo, según ellos.

Desoyen todas las voces que se levantan contra lo que se prevé un desastre. Mucha gente sabía que los fines que se perseguían eran otros muy distintos a los que se decía y que los argumentos esgrimidos eran sólo disculpas para avalar la intervención.
Iba a ser breve, nos decían, se prevé una duración corta de la contienda, nos anunciaban los actores principales de reparto.

Amanecía el ocho de diciembre del dos mil once cuando supuestamente finalizaba la trifulca. Debíó ser un fin oficial, porque aquella aventura sigue viva hoy con el drama que originó y sus consecuencias.

Aquel arsenal de armas, habrán comprobado ustedes que aparecieron al completo. También que gracias a esa intervención se salvó al mundo, etc.

Pues bien, ahora, doce años después, un figurante de las Azores: Tony Blair decide asumir el error y pide perdón por ello.
¿Por qué ahora? ¿Tardó tanto tiempo en darse cuenta del error? ¿A qué obedece este ataque de sentimiento?
También nos dice que el EI es una consecuencia de aquello, ¡menudo descubrimiento!

Las cosas no surgen por generación espontánea, tienen una razón de ser, y el despropósito que estamos viviendo hoy tanto en Irak como en Siria y por extensión en todas partes: tanto fanatismo, odio, venganza, destrucción, tanta locura: ¡claro que tiene un origen!
EEUU y Gran Bretaña siempre les gustó jugar a gendarmes del orbe,  y eso no puede ser.  A quien no respeta se le termina perdiendo el respeto, y cuando se aprieta demasiado las cosas estallan.

Nosotros, en España, vivimos en primera línea las consecuencias de aquella aventura.

Blair pide perdón, Bush hizo un amago de error y José María Aznar, ¿dónde está? creo que en este caso, ni está ni se le espera. Aunque pensándolo mejor, si como dice Esperanza Aguirre: "España no estuvo en la guerra" no necesitamos explicaciones.
Habrán escuchado probablemente a Aguirre hacer tal declaración.

Es cierto, España no estuvo en la guerra, son ustedes que no entienden bien las cosas. Los 2600 soldados que fueron al Golfo fue a consecuencia que tocaba excursión ese fin de semana y decidieron ir allí. Pensaban estar poco tiempo por eso se aprovisionaron sólo con bocadillos de chóped. Fuentes oficiales no confirman ni desmienten si la carne era procesada o no, pero era chóped; pasó que después tuvieron algunas averías y tuvieron que permanecer más tiempo, pero de guerra nada de nada.

Se habrán dado cuenta también que los atentados de Madrid los provocó ETA. También recordarán que el Gobierno de entonces no hizo esfuerzo alguno por convencer a todo el mundo de la autoría de aquella tragedia: no llamó a ningún medio, no habló con las embajadas, etc. En fin.

Entre tanto el gran patriarca, Aznar, insiste en lo beneficioso que fue para España haberse coaligado. La verdad es que uno queda un poco desorientado. ¿En qué quedamos? ¿Estuvimos o no?

Blair pide perdón, Bush no se sabe de él, (casi mejor) Durao, ¡Qué quieren que les diga! Y José Mari a lo suyo: impartiendo dogma y lección.


                                                                                  D. Robles

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