domingo, 10 de noviembre de 2013

LEY Y DERECHOS HUMANOS

He de reconocer  que términos tan importantes y conceptos de tanta trascendencia como son la ley y los derechos humanos, a veces, me producen cierta confusión, no por el significado en sí mismo sino por lo que de su aplicación se deriva. No cabe duda que la instrumentación y aplicación de ambos es vital e indispensable en cualquier ordenamiento jurídico y social,  no obstante la aplicación  y resultado de tales normas me genera muchas dudas y para ello me baso en unos supuestos.
Si un día al llegar a mi casa encuentro a alguien ajeno a la misma haciendo su agosto, sirva el eufemismo porque en mi casa no haría ni un abril, creo que no debo hacer el mínimo gesto de defensa de mi propiedad dado que si lo intento y produzco algún desperfecto al interdicto  seguro que me cae el pelo, (en el supuesto que en ese momento haya alguno que se pueda caer), ya que tendría que pagar con creces y a saber en qué medida tal defensa;  si soy yo quien lo sufro, entre insolvencias, no sé si enajenación o vete a saber que otros supuestos, es probable que  le ocurra nada o algo mínimo. Si es el perro guardián quien lo ataja, mejor ni lo pienso; todo esto en mi casa. Si lo veo robando mi coche  lo mejor que puedo hacer es facilitarle las llaves y pedirle por favor que lo deteriore poco, ya que si se produce un enfrentamiento y en defensa de lo mío  se me ocurre darle con una varita, ¡pobre de mí! ¿Los dos gozamos de los mismos  derechos humanos?  
Han de disculparme pero no entiendo la ley.
Veo todos los días cómo delincuentes consagrados, siguen delinquiendo porque, al parecer, la aplicación de la ley y la pena que corresponda permiten que lo sigan haciendo o según qué caso, si la importancia del delito  es considerada menor es posible que ni se le regañe. Asesinos para quien se  reclama determinado trato, también en prisión, en aplicación de sus derechos humanos, que no cuestiono ni pongo en duda, pero pregunto, ¿y los derechos humanos de las víctimas? ¿gozan éstas  de tal consideración? Algunas ya no pueden optar a ellos porque dejaron su existencia a manos de aquellos para quien se exigen y además, hace que veamos lo que estamos viendo. No veo proporción entre los derechos humanos de unos ciudadanos y otros.
Naciones Unidas, de vez en cuando elabora unas normas universales que obliga a aquellos países que las suscriben aunque después hagan lo que les parezca. ¿Piensan que no? les pongo un ejemplo.
El 13 de diciembre de 2006 La Asamblea General de la ONU aprobó la declaración universal de los derechos de las personas con discapacidad. España es uno de los países que suscribió tal declaración y asumió sus normas, ¿las está aplicando? Uno de los principios que recoge es el derecho de las personas con discapacidad a una educación normalizada en una escuela inclusiva, etc., etc.  ¿Qué dice la LOMCE al respecto? Mejor dicho, ¿dice algo?  ¿Para qué tantas leyes si luego quien primero las incumple  es quien las elabora o suscribe?
Es típico al acabar una legislatura  que se haga balance de la misma  y al margen de lo bien que lo hice y lo mal que lo hiciste, algún parlamentario presume del número de  leyes promulgadas en el transcurso de la misma contándolas por centenares; yo me pregunto para qué tantas, si después o no se cumplen o dependiendo de su interpretación pueden dar un resultado o el contrario.
¿No estaríamos mejor reglados con menos leyes, serias, claras, concretas y de obligado cumplimiento?                                                                                                                                       

Otro día hablaremos de las que regulan las corruptelas.   
La impresión que me produce es que hay algo en todo esto que no funciona, que no funciona bien, o que al menos, necesita una revisión. Lo que cada vez veo más claro es que la Ley no es igual para todos. 


D. Robles

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