miércoles, 13 de noviembre de 2013

CONSUMO RESPONSABLE?

¿Qué es consumo responsable?
Pregunta que da cabida a un universo de respuestas. Cuando hablamos lo hacemos utilizando conceptos, valores asociados a los mismos y es habitual y normal  que se haga sin una reflexión sobre aquello  de lo que hablamos y menos aún bajo un mínimo ejercicio de compromiso sobre todo ello.
Todos consumimos todos los días, desde que despertamos cada mañana hasta que plegamos el párpado al final de cada jornada.
Si parte de este consumo que hacemos; no digo todo, sólo parte, lo hiciésemos bajo el compromiso de la responsabilidad social que nunca debiéramos dejar aparcada, estaríamos contribuyendo de una forma difícil de imaginar a cambiar el mundo. Todos en el ámbito individual, sumando pequeñas cosas, somos capaces de conseguir grandes metas en un contexto colectivo. Mucho más de lo que podemos prever. Sólo es necesario un poco de conciencia y voluntad.
Hoy es fácil conocer el origen de muchos productos que usamos en nuestra vida diaria, al menos en una sociedad como la occidental donde el nivel de educación  se supone relevante y la comunicación fluye a pesar de los medios tradicionales que en muchos casos están al servicio del poder y por ello obedecen a una máxima, muy bien definida por un importante periodista americano allá por los años 60 que venía a decir que, a la gente más que decirle qué pasa hay que decirle aquello que interesa que sepa. Pues bien, aplicado el cuento, quién no sabe hoy que una gran parte de productos de consumo habitual son elaborados en régimen de esclavitud, a lo que hay que añadir, de niños; marcas ilustres que copan titulares de liderazgos, que invierten en publicidad grandes cantidades, forma de comprar información y medios, unos más que otros, alguno incluso, haciendo uso de otros mecanismos y nosotros, no sólo somos colaboradores de la misma sino que además presumimos de ser portadores de tales emblemas.
¿Estamos siendo responsables, o corresponsables? Dicho de otro modo ¿somos conscientes de ejercer un consumo responsable? ¿alguna vez pensamos en ello? O por el contrario estamos siendo corresponsables de esa esclavitud, a la vez que contribuimos a que nuestros respectivos países se empobrezcan, porque ese es el camino. Las personas que hoy sufren este tipo de esclavitud no les ayudamos comprando estos productos, al contrario, estamos favoreciendo que sigan en esta penuria, su redención pasa por otro tipo de actuaciones que otro día comentaremos.
Me dirán, sí pero ¡es que el precio! Es el mejor ejemplo que ilustra el dicho, “un árbol nos tapa el bosque”. No es la primera vez ni será la última que podemos afirmar que lo barato resulta caro.
Si hablamos del campo español, vemos que hacen las grandes firmas de distribución con sus productos. Un caso claro y sensible, la leche, los productores explotados, algunos arruinados porque les marcan el precio de lo que compran y también de aquello que les venden, sabemos cuál es y qué pasa. Después los consumidores hacemos una gran compra al adquirir la leche a un precio bajo (relativamente), es su “enganche,” sin darnos cuenta que esa oferta la estamos compensando ampliamente por otro lado a la vez que contribuimos a conseguir sus objetivos.
¿Cuál debe ser nuestra respuesta? Comprar al productor, ¿cómo? Preocupándose sólo un poco de encontrarlo, unas veces de forma directa otras en el propio comercio adquiriendo aquella que debemos. La diferencia entre leche que cuesta 1€ y la que cuesta 0.58 ó 0.70 ¿sólo es el precio? ¿Es éste muy relevante? Un ejemplo. ¿Cuántos cafés tomamos al día? ¿Cuánto cuesta un café? Y si es con leche ¿con cuál? Nadie crea que estoy pensando en no tomar café, sólo faltaría,  me confieso buen consumidor, pero ¿realmente jugamos bien con los números?
¿Somos consecuentes y lo más importante responsables como consumidores?
Ejemplo de actuación que podemos hacer extensivo a todo el agro, carne, frutas, hortalizas, etc.
Sin el campo no hay vida, tampoco en la ciudad, tengámoslo claro
Otro tanto ocurre en el ámbito comercial. Qué supone hacer nuestra compra en el comercio de barrio, de calle, pequeño, próximo que por añadidura es un consumo que revierte en el propio entorno, es decir, en nosotros mismos, a hacerlo en las grandes áreas de distribución que a saber dónde va a parar a la vez  que ejercen su presión política para quedarse solos y así campar a sus anchas. Un dato, cuando abre sus puertas una superficie de estas características anuncia un importante volumen de puestos de trabajo, lo dicen todos los medios y es con lo que nos quedamos, lo que no nos cuentan es cuantos van a quedar y quedan pasado un mes o dos y en qué condiciones, esto no lo dicen los medios, a lo que hay que añadir el que destruye en el pequeño comercio, mientras que es éste, el pequeño,  el gran empleador con gran diferencia y creador de empleo estable, esto no suelen decirlo los medios.
Otro dato, todos conocemos estaciones de servicio donde nos tenemos que autoabastecer, ¿es por ello más barato el combustible? No
Cadenas de hipermercados y supermercados que están instalando máquinas para que nosotros mismos hagamos el pago de la compra ¿nos resulta más barato? No
Sí ocurrirá, sin embargo, que una vez que nos adaptemos y cojamos el hábito empezarán a sobrar los puestos de trabajo de las personas que hoy lo hacen. ¿Cuál puede y debe ser nuestra respuesta como consumidores responsables? No utilizar estos servicios destructores.
Un trabajo publicado recientemente por la consultora Nielsen Iberia y realizado en 58 países dice que cada vez más gente está dispuesta a pagar un poco más por un producto responsable, España está por encima del 40%, a la cabeza Italia y Portugal.
Ahora sólo falta que además de decirlo lo hagamos.
¿Somos realmente consecuentes y por tanto consumidores responsables?
De alguna manera somos víctimas de las élites económicas, de los grandes aparatos de comunicación a su servicio y eso hace que actuemos más por inercia y por impulso que por conocimiento y menos aun, bajo reflexión.
Ahora bien, nunca es tarde para intentarlo.                                                                                             
                                                                                                      


D. Robles


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