domingo, 3 de noviembre de 2013

PREFERENTES Y PREFERENCIAS

La secuencia de Preferentes y Preferentistas que estamos viviendo es lo más parecido a aquel famoso anuncio de unas pilas alcalinas, que duran y duran.

Analizando la situación con cierta serenidad es espectacular asistir a la evolución de tal “guisa,” que sumada  a otras vicisitudes del día a día me lleva a preguntarme en qué país vivimos.

Si por el hecho de pertenecer a la base social más común y por tanto  alejada de las élites económicas, es decir, de gobierno, debemos aceptar y asumir todo aquello que se presenta en términos de legalidad.

“Culpable de un delito no es quien lo comete sino quien establece las condiciones para que este se produzca” esto decía Víctor Hugo, hace ya unos  años, a la vez que escribía una gran obra, “Los Miserables” 

Interpretado y adaptado al caso y  por supuesto nunca expresado en un contexto universal ¿qué ocurriría si alguien ve rebasada su alta y demostrada paciencia y un día adopta una actitud menos pacífica? ¿cuánto tiempo esperaríamos a escuchar la versión oficial de los hechos y que muy bien podríamos adelantar? A la vez que seguro, ni una palabra  de las causas que hayan provocado tal escenario, porque quien asuma el compromiso de trasladarlo es muy probable que tuviese algo que ver en el trazado de los hechos.

Pongo un ejemplo. Si un ciudadano entra en un banco y provoca un robo, se le captura, aplica la ley y paga por ello, algo completamente lógico y razonable, sin embargo si es el banco quien roba a ese ciudadano, ¿ocurre lo mismo? ¿es la ley igual para todos? ¿podemos afirmar vivir en un estado de derecho? Son muchas las preguntas que surgen al respecto y de difícil razonamiento.

Lo que sí resulta de fácil observación es que, si hay algún resquicio que abra la posibilidad a que el expoliado  pueda tener razón y ejercerla, se elabora un decreto, se publica en el BOE para su aplicación inmediata y le damos legalidad a algo que pudiera no tenerla, o como se dice, cubrir un vacío legal y en esta tesitura nos encontramos con términos como “la quita”,  por cierto, lo más parecido a la realidad que  escuché, eso es lo que  parece que está ocurriendo, les quitan y que viene a decir algo parecido a, es legal que les quiten, está contemplado en la ley.

Nos trasladan discursos amedrentadores a cerca de lo que supone que quiebre un banco y la obligación que tenemos todos de sostenerlos. No importa que estén quebrando tantas y tantas familias, que haya tantas y tantas que se quedan sin un techo, el problema es si quiebra un banco, dicho sea de paso, causantes principales de  la debacle que vivimos.

Escuché al Presidente del Gobierno decir que los miles de millones que se dieron a la banca no se podrán recuperar, ¡menuda noticia! Como que no lo sabíamos de antemano, pero para qué utilizar estos recursos y otros en proteger a las  familias aludidas, pequeñas empresas que han sucumbido estos años en gran medida por el ahogo financiero a que fueron sometidas, autónomos, y un largo etc. Esto después de decir hace no mucho tiempo que a los bancos ni un € de dinero público ¿lo recuerdan? Pues no, hay que proteger al banco, no vaya  a ser que ocurra un cataclismo. A ustedes ¿les preocupa  mucho que quiebre uno? Voy a decirles algo,  por mi pueden quebrar 7,  y lo digo con la convicción de que no pasa absolutamente nada, la sociedad en general está quebrando y no se mueve un lagarto. Garantizar los depósitos de ahorradores, eso sí es algo que debiera salvaguardar el estado.

¿Realmente vivimos en un estado de derecho o tendremos que plantearnos de una vez empezar a pensar  en trabajar en serio para enderezar el Estado?

Las preferencias del status actual sabemos cuáles son y  donde nos conducen a todos.

                 

D. Robles

No hay comentarios:

Publicar un comentario