viernes, 27 de diciembre de 2013

CARTA ABIERTA AL MINISTRO DE JUSTICIA



Sr. Ministro de Justicia.

Después de la imagen que en el transcurso del tiempo fue trasmitiendo urbi et orbi, he de decir, que no sé bien qué le pudo haber pasado al recibir la Cartera que  ocupa para sufrir tal mutación, o si por el contrario estaba representando un papel esperando el momento de manifestarse tal cual es, un papel que se escondía y esconde tras esa sonrisa  característica, tan desganada como forzada. Más bien creo esta última versión, máxime si tenemos en cuenta la opinión de su padre. ¡Cuánta razón tenía!

Lleva usted, Sr. Ministro, dos años gloriosos al frente de un departamento de la importancia que tiene el de Justicia. No está dejando títere con cabeza. Pasará a la historia como aquel personaje que en pleno S XXI se empeñó en destrozar todo aquello que encontró a su alcance y tratar de retrotraer a su país a una etapa preconstitucional.

Comenzó con la Ley de Tasas, consiguió poner de acuerdo a todo el mundo de la Judicatura  frente de usted, pero ya sabemos, usted está en posesión la verdad absoluta y no se da por enterado; sepa Sr. Ministro, que  a toda la población no se  puede engañar. Esta norma no es casual, tiene un fin que funcionará en paralelo con el de su homólogo de Interior. Sabe  bien quién no podrá hacer uso de un servicio básico como es acudir a la Justicia a partir de la entrada en vigor de la Ley, ¿Verdad?  En una carta posterior al referido trataré de mostrar esa coincidencia.

  Si un banquero, pongo por ejemplo, comete un delito como es expoliar a un cliente, el primero tiene cobertura legal para hacerlo mientras que el expoliado en justa exigencia de lo suyo, si necesita exteriorizarlo en forma de protesta ¿Qué puede suceder? ¿Podrá acudir a la Justicia quien se quedó sin medios para ello? ¿Le suena a usted el asunto de las Preferentes Sr. Ministro? Recuerdo de paso, que  dar cobertura a un delito o ser connivente con él, convierte en delincuente a quien lo hace.

Como esto es poco, decide al fin abortar la actual Ley de Interrupción del Embarazo y, algo completamente innecesario en este momento y en este país, ya le mete a usted en otro jardín haciendo lo que parece  le resulta más estimulante,  la puñeta. Me gustaría saber, Sr. Ministro, antes de tomar tal decisión con cuántas mujeres habló y también con cuántas personas de ciencia, más allá de los científicos de sacristía y  sus adláteres purpurados;  resulta curioso ver cómo siempre son hombres quienes toman decisiones que afectan a mujeres y,  sin ellas.
¿Las mujeres de su partido le seguirán mirando la cara?

Sr. Ministro, veo bien que se preocupe por los demás, pero no sé si todos esos demás entran su Cartera.

Dígame Sr. Ministro, en su país el 20% de los niños viven en situación de pobreza, más de tres mil personas decidieron poner fin a su vida al no soportar la ruina a que las condujeron, no hablemos de la situación de penuria de millones de personas. ¿Le preocupa a usted esto? Parece que no mucho, porque lejos de hacer algo para evitarlo siguen trabajando para incrementar tal guisa  a la vez que empleando el tiempo en desatinos.

Los niños con alguna discapacidad los están llevando a una situación de exclusión social, ¿Por qué no se preocupa por ellos Sr. Ministro? Sabe que están acabando con la llamada Ley de Dependencia, y la LOMCE es un paso más en dicho camino, ¿Nos podrá usted convencer de lo contrario? No le va a ser fácil.

Decide reformar el Código Penal y sólo se le ocurre referirse a las personas con enfermedad mental como “personas peligrosas”, Sr. Ministro, ¿Es usted consciente de lo que hace? Hasta se le ocurre presuponer su peligrosidad.

Esto, añadido a todo lo anterior me hace pensar que uno de los grandes peligros que tiene una sociedad como la nuestra es Ministros como usted.

                                                                                              D. Robles

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