Una Semana antes a que el Vaticano elevase al cielo de Roma una
nueva Fumata Blanca y pronunciase el histórico Habemus Papam, era impensable
imaginar que asistiríamos en un espacio de tiempo tan corto a una revolución de
tal magnitud en el seno de una organización de raíces tan profundas,
anquilosadas y arcaicas como poderosas.
Cualquier sociedad avanzada, con un nivel de educación y
cultura aceptable es consciente, a poco que reflexione y mal que le pese a más
de un representante terrenal de la divinidad, de cuál es el modus vivendi,
operandi y “sosteniendum” de esta organización.
Paso a creer que el
antecesor a Francisco en el cargo no basó su renuncia en los hechos que anunció
sino más bien, en que la realidad de esa
representación divina está tan degradada y devaluada que no pudo intervenir en
la forma que hubiese querido, lo que sumado a la edad aconsejó hacer lo que hizo.
Francisco se ve un hombre con energía, principios y decisión,
algo sumamente importante en cualquier momento pero de forma muy especial en el
actual. No parece mover una ficha, la impresión que me causa es que está
moviendo el dominó completo y eso me produce cierta satisfacción y hace que
cambie mi mirada desde la indiferencia más absoluta hacia una posición cuando
menos de curiosidad e interés.
La misma expectación me ocasiona los acontecimientos que empiezan a producirse en España, que no dejan
de ser consecuencia de la ola.
Considero bien recibido el sólo hecho de comprobar la ausencia en apariciones públicas mediáticas, así como en
los órganos de dirección eclesiásticos de personajes como el prelado de mejilla
sonrosada, que cada vez que abre su boca es para decir un disparate mayor que
la vez anterior, recordemos al lince
boreal y el pecado homosexual (creo que en alguna ocasión lo relacionó con Satanás) por enunciar
alguno, así como al purpurado de Villalba, personaje revestido de un halo arcaico,
retrógrado y vulgar, más propio de una representación del medievo o época
inquisitorial que de una sociedad del S
XXI y lo que se supone va a seguir
aconteciendo, es para esperarlo con
interés. Hay que confiar en que el movimiento iniciado tenga en cuenta a
los herederos de Boabdil que a estas alturas siguen defendiendo, jaleando y
pregonando el sometimiento femenino entre otras lindezas. Son acontecimientos
de los que estoy seguro, provocan atención no sólo en el seno de los más fieles
sino en el conjunto de la sociedad, incluso en aquellos en los que pueda haber más diferencias que
coincidencias con postulados divinos, siempre entendidos y defendidos dentro del
adecuado respeto, tolerancia y aceptación de la pluralidad, diversidad y
diferencia; conceptos éstos que todo apunta que no forman parte de la
iluminación divina de los anteriormente aludidos.
La Conferencia Episcopal Española nombró un nuevo portavoz y
si me permiten una alusión en argot deportivo, veo que apunta maneras, ya es
algo, más bien mucho.
Ahora sólo queda pedir que Dios los guarde muchos años para
que puedan continuar el camino emprendido y que la salud les respete, porque si
he de hacer un ejercicio de sinceridad me temo que los peores enemigos con que Francisco debe lidiar, están dentro de su casa y en nombre de
Dios ¡pasan tantas cosas!
D. Robles
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