A veces tengo la impresión que los políticos necesitan buscar
la forma de tenernos entretenidos para que así evitemos pensar en cosas más
trascendentales que a su vez les pueda crear algún dolor de cabeza.
Como este país y sus ciudadanos no tenemos problemas
aparentes, que se sepa, de vez en cuando hay que organizar alguna “algarada”
para distraernos; recordemos este verano el asunto de Gibraltar, pasados dos
meses ya no se habla de él, hay que inventar otro. Ahora toca la reforma de la
Carta Magna, o no, más bien no y así da comienzo el serial de comparecencias,
discursos, en que los medios de
comunicación hacen su juego y entre diatribas en todas direcciones por un lado y
ausencia de sensatez por otra irán
sucediéndose los diferentes capítulos.
Nuestra Constitución con sus 35 años es joven, de la
generación de tantos españoles que están emigrando a pesar que sus páginas recogen aquello del derecho al trabajo (Art.
35 punto1). Este periodo en la vida de un país, no es nada. A pesar de ello
estoy completamente de acuerdo en que las normas deben ir cambiando y
adecuándose a cada momento de la historia que vamos cubriendo por lo que, creo
necesario pensar en tal reforma. Las leyes deben estar al servicio de la
ciudadanía y no al revés
Debemos tener en cuenta que desde que se aprobó (1978), la
sociedad evolucionó hasta el punto que
el concepto básico y primitivo de
sociedad, la familia y sus
manifestaciones, es otro muy distinto; no formábamos parte de Europa en los
términos actuales y hoy sabemos que hay leyes continentales que nos afectan de
forma muy directa, por lo que se hace necesario su encaje, por haber, no había
ni internet, (aunque hay que fechar su origen en los años sesenta no es hasta
los noventa cuando evoluciona en los términos que conocemos hoy) no hablemos de la tecnología
móvil, comunicación a través de redes y todo el diccionario paralelo, por poner
algunos ejemplos.
Pues bien, estando de acuerdo con la necesidad de una
actualización constitucional, en este momento no lo veo adecuado y digo por
qué.
Para reformar la Ley de Leyes es indispensable un quórum, un
consenso entre fuerzas políticas para que ésta sea efectiva y se pueda llevar a
la práctica; como eso en este momento es imposible, se me ocurre pedir a
nuestros representantes que nos dejen de “florituras”.
¿Por qué es imposible dicho consenso? Pues miren. Entre
Repúblicas y Monarquías, Federalismos y Autonomías, Independentismos e
Inmovilismos, la exigencia que el artículo X en lugar de “la” tiene que decir
“lo”; añadamos el show Oriol – Mas y sus muchachos; todo ello gestionado por los actuales actores
es materialmente imposible el entendimiento. Fíjense que siendo un referendo
aprobado por más del 88% de la población, en lugares como Cataluña superó el
90% su aceptación, ¿curioso, no?
Es indispensable para llegar a puntos de encuentro y acuerdos,
gestores con cierta altura de miras, sentido de estado, una dosis mínima de
responsabilidad y la inteligencia suficiente para saber manejar los escenarios,
tiempos y demás factores intervinientes. ¿Será posible algún acuerdo con quien
promueve cónclaves en que se debate “España contra Cataluña” por una parte y
por otra con quien no está dispuesto a mover una coma?
Recuerdo con cierta nostalgia los Pactos de la Moncloa del
77, también la puesta a punto por parte de todos para la elaboración de esta
Carta Magna. Eran otros tiempos y aquella época nos brindó políticos de raza,
con ese sentido de estado, con diferencias, como es natural, pero con ese punto
de inflexión para llegar a acuerdos y saber plasmarlos. En todos los partidos
había LÍDERES, líderes con inteligencia y formación probadas y claro, en el
escenario actual ¿qué quieren que les diga? Mejor ni una palabra.
Así que, como con lo que tenemos es imposible alcanzar los
acuerdos necesarios se me ocurre pedirles, sin esperanza de éxito, que nos
dejen en paz, no nos mareen y se pongan a trabajar de una vez para sacarnos del
lugar y situación en que nos encontramos, que algo deben tener que ver en ello
y esto si es prioritario; si es que saben, tienen interés y pueden y sino que
nos lo digan y si es así, que hagan la maleta y dejen el espacio a quien sí
pueda hacerlo.
D. Robles
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