domingo, 1 de diciembre de 2013

ESTADO DE DERECHO

Hablar de Estado de Derecho es hacerlo pensando en una estructura social  regida y gestionada por una normativa justa, equitativa, dirigida y administrada a su vez por responsables acorde con dichos conceptos y donde las distintas piezas del tablero participan en el juego con las mismas reglas y en igualdad de condiciones.
No hay que hacer grandes esfuerzos para darnos cuenta que ésta es justo la situación que preside nuestro estado y como no hay mejor forma de ilustrar una afirmación que hacerlo con ejemplos voy a referirme hoy a la equidad que ostentamos ante la autoridad administrativa.
Sabido es que la ignorancia no exime por lo que desconocer una norma no exculpa la asunción de la responsabilidad derivada de la misma si  se rebasa.
Si un ciudadano incumple el plazo de  un pago, aunque sea en un solo día y éste le es notificado transcurridos cuatro años, pongamos por ejemplo, habrá de pagar no sólo el importe de lo incumplido, aunque estuviere sobradamente justificado tal incumplimiento, sino que ha de hacerlo con los intereses de mora derivados del tiempo que la administración tardó en comunicarlo, por lo que si dicho comunicado lo recibiere pasado un mes o dos no habría lugar al cobro de tantos intereses. Pues bien, aunque hay detalles discutibles sobre los que no me voy a extender, si esto es así y lo es para todos, se asume,  paga y se procura que no vuelva a ocurrir.
Hay algo de lo que  siento un cierto orgullo y creo estar en condiciones de poder afirmar que es un sentimiento que puedo hacer extensible a una gran parte de la ciudadanía de este país y es del plantel de funcionarios que tenemos en todos los órdenes y órganos de la Administración, en su basta estructura y composición y aunque toda regla tiene su excepción que la confirma, como siempre, la regla es de profesionales muy formados y comprometidos con su trabajo. Lamento no poder pensar lo mismo de quienes les representan y dirigen que lejos de servir de apoyo y a la causa, en muchos casos son un auténtico lastre y problema, sino veamos.
Al caso anterior añado el siguiente. Si resulta que estos funcionarios  descubren una cuenta en un país foráneo, pongamos Austria por ejemplo, de alguien con bastantes recursos, (el ciudadano del caso anterior es muy probable que no se preocupe de abrir cuentas en otros países) y la inspección detecta alguna irregularidad por la que se aconseja investigar y lo hace y descubre y sigue su investigación, hasta que llega una orden superior y dice “dejen ese trabajo” y lo tienen que dejar, o bien ocurre que, algún inspector descubre un fraude en una gran empresa e investiga y descubre y sigue investigando, hasta que una orden superior decide trasladarlo  y con su traslado se suspende  el trabajo.
Si un equipo detecta un gran fraude, investiga y encuentra, sigue investigando y cumpliendo  su deber, hasta  que una instrucción superior destituye al jefe del grupo y se detiene el proceso.
Cuando sabemos a través de todas las informaciones que la mayor evasión de capital corresponde a los del IBEX 35, en cantidades que acabarían con el manido déficit público, a veces  haciendo uso de los subterfugios “legales”.
 Cuando vemos que si alguna ley impide hacer algo que se aconseja para, bien favorecer, bien  no perjudicar y no al ciudadano del primer supuesto, se arregla elaborando un decreto que lo permita, etc., es cuando empezamos a preguntarnos ¿estamos en un estado de derecho? ¿es el estado de derecho lo que se dice que es?
Todavía hay quien afirma  que  somos todos iguales y lo peor, quien lo cree.
A veces pienso que entre la etapa feudal y la actual, en el fondo, no hay tanta diferencia. En aquella, los tributos se cobraban en la plaza del pueblo colocando una mesa y los guardias y alguaciles ejecutaban el  trabajo encomendado utilizando los procedimientos correspondientes,  en la actual es con internet pero siguen pagando los mismos. 
                                                                                                                    
                                                                                                                               D. Robles


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