Un nuevo
episodio alumbró nuestro territorio estos últimos días. Bueno,
uno, uno más. Vivimos un momento de la historia que puede
permitirnos reescribir la serie “Episodios Nacionales”, adaptados
al caso, con la diferencia que, si Benito Pérez Galdós pudiera
realizarlo, en lugar de sus cuarenta y seis novelas recogidas en
cinco series, haría una de serie ilimitada.
Estamos
en época de tormentas, abundan los rayos y truenos, conviene
proteger nuestras casas cerrando ventanas para evitar que por ellas
se cuele algo no deseado.
Hoy toca
uno de esos episodios. El que azotó los últimos días al Presidente
de Extremadura. Es curiosa la oportunidad, en pleno cónclave del
partido en su territorio.
Ayer, día
14 de noviembre, se presentó en público y dio sus explicaciones
sobre el caso, acompañó con documentación sus afirmaciones. Le
preguntaron, entre otras cosas quién había soltado el lagarto, a lo
que respondió encogiéndose de hombros con una leve sonrisa. ¿No
habrá salido de los suyos? Pregunto yo. Recuerden aquel dicho de Pio
Cabanillas, célebre por ellos: “al suelo que vienen los nuestros”.
Mucho me temo que a José Antonio Monago, le pase algo parecido.
Resulta algo incómodo para una parte del partido y ya sabemos: quien
se sale del guion, sale de la foto.
Cuando
escuché a Mariano darle todo su apoyo, inmediatamente pensé:
Monago, puedes empezar a temblar. Es como esos entrenadores de fútbol
que caen el martes siguiente al fin de semana que fueron ratificados
por sus presidentes.
En este
caso creo que va a ser algo duro de roer; ya veremos.
Me llamó
la atención, que alguien se presente públicamente para dar
explicaciones sobre una acusación en esta España nuestra donde esas
escenas no tienen cabida habitualmente, el hecho en sí mismo, es
noticia.
Acompañó
su declaración con pruebas. Él sabrá si son ciertas o no. Estuve
siguiendo a través de la radio su comparecencia durante un rato, y
algo más me llamó la atención: los comentaristas de la emisora,
por sistema iban cuestionando cuanto decía al ritmo de: sí pero, en
lugar de 16 eran 32 porque cuenta ida más vuelta y claro, los 22 es
ida y vuelta, pero por qué no dice, etc. Les confieso que llegaron a
indignarme.
No puedo
saber si este Sr. miente o no, el tiempo la va a aclarar, pero me
cuesta aceptar que se cuestione a una persona cuanto dice, con los
mismos datos en ese momento, estoy seguro, que tenía yo. Una persona
es inocente hasta que se demuestra lo contrario, para algunos
comunicadores ocurre al revés, y en lugar de probar una
culpabilidad, es el acusado quien debe demostrar su inocencia.
Si
miente, su destino está claro, y si dijera verdad ¿quién asume
responsabilidad alguna por haberlo difamado?
Esta es
otra cara del pastel. La prensa, los tertulianos. Sobre todo quienes
en aras del derecho a informar, se saltan las normas más elementales
de conducta ética, educación y profesionalidad. Hay alguno que es
lo más parecido que veo a un sabueso con dos pies.
Debemos
reivindicar los grandes profesionales que hay en la comunicación.
Los hay y en buen número. Ya sabemos que en cualquier familia puede
haber de todo. Es curioso que sean aquellos más criticables quienes
se hartan de criticar a los demás.
Con
cierta frecuencia el mundo se pone al revés.
Siguiendo
con el asunto Monago ¿No creen que sería prudente tener un poco de
paciencia? Dio sus explicaciones, algo que hasta ahora parecía
imposible para un cargo público, ahora, esperen un poco, comprueben
y cuando haya alguna prueba fidedigna hablen, sino callen para
siempre. Allí donde hablar resulta barato y difamar gratuito,
cualquiera dispara, según qué caso, sin saber bien a qué, lo
importante es disparar.
Otro
hecho reciente que nos puede servir para el comentario de hoy es el
caso Trías; el alcalde de Barcelona fue acusado, como todos sabrán
por el diario El Mundo. Xavier Trías expuso lo que todos conocen y
no veo necesario repetir.
Resulta
un tanto sorprendente, que este diario, con lo que le gusta la salsa
lleve tanto tiempo manteniendo silencio sobre el asunto.
¿Y si
hubo un error? ¿Y si el Sr. Trías dice la verdad? ¿Quién asume la
responsabilidad del error? El daño que pueden provocar estos hechos
puede ser, según el caso, irreparable, y el mensajero cumplida su
misión, retirar a alguien de la circulación.
Este
mundo necesita una vuelta.
Con la
prensa, sobre todo alguna, hay que tener mucho cuidado y desterrar de
nuestro intelecto la asunción de credibilidad absoluta por el hecho
de ser ella quien lo dice. Hay casos en que no conocen la palabra
escrúpulo. Es evidente que hay algún medio serio, merecedor de
credibilidad puesto que su historia lo avala, y otros, tal vez
demasiados, mejor pasar página. Hablando de comunicadores,
tertulianos o como se quieran llamar, me resulta sumamente grato
escuchar a alguno de ellos, esos con los que se puede estar de
acuerdo o no, pero su sensatez, respeto, coherencia y formas los hace
grandes, mientras que otros resultan hasta simpáticos.
Para
completar la jungla, cómo no van a participar del festival el resto
de representantes de partidos.
En estas
secuencias no es necesario que digan algo. Ya sabemos de antemano qué
van a decir. A poco que se mueva una rama en el árbol del otro,
dimisión inminente de la rama y según qué, del árbol completo.
Cuando se mueve la rama en el árbol propio, hay que esperar que
hable la justicia, en el mejor de los casos, en otros toca
justificar.
Pronto
saldrán a escena en el anfiteatro un tal Griñán y otro de apellido
Chaves.
Estaremos
atentos.
D.
Robles
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